El survival horror de los 90 dos décadas después
Un regreso al survival horror más puro y genuino, un auténtico must para los fans del género, esto es lo que nos brinda Daymare: 1998, el juego desarrollado por Invader Studios. El estudio indie con sede en Italia lanzó este título cargado de nostalgia y amor por el género en PC el año pasado, y este 28 abril llegará a PlayStation 4 y Xbox One. A continuación te dejamos con el análisis de Daymare: 1998 para PlayStation 4.
El desastre de Hexacore
La historia de Daymare: 1998 nos pone en la piel de tres protagonistas muy diferentes, cada uno con motivaciones e historias propias, pero que de alguna manera se entrelazan en diversos puntos. Gracias a esto, el título nos presenta una narrativa intermitente y localizada en puntos muy distintos, lo que nos permite explorar escenarios muy alejados y diferenciados entre sí. Nuestra aventura empieza con una señal de alerta emitida por un laboratorio secreto, perteneciente a la compañía Hexacore Biogenetics, dónde se ha producido una fuga de un virus altamente contagioso y peligroso. Rápidamente pasaremos a la acción en la piel de un soldado de élite del operativo H.A.D.E.S., enviado al lugar del accidente para rescatar supervivientes y liquidar la amenaza vírica. Un punto para destacar en el desarrollo narrativo de Daymare: 1998 es el orden de los sucesos. Al contrario de lo que veíamos en la saga de Capcom, este título empieza metiéndonos en el origen de la amenaza, en el laboratorio, para luego hacernos conocer sus efectos, y no al revés. Sin embargo, la narrativa e historia de Daymare 1998 no son su punto fuerte, ni pretenden serlo. Tiene una historia cliché (aunque con algunas sorepresas originales) y un desarrollo habitualmente predecible.
No obstante, esta es solo la carta de presentación de Daymare: 1998, ya que no tardaremos en descubrir una trama subyacente a todo este desastre y enfrentarnos a sucesos que cambiarán drásticamente el curso de la misión. Así mismo, la variedad de personajes mencionada anteriormente nos permitirá vivir el desastre desde puntos de vista muy distintos, y explorar todos los rincones de Keen Sight, ciudad en la que se desarrolla la aventura. Aunque en términos mecánicos o de jugabilidad estos tres personajes no tienen diferencia alguna, si que se muestran muy distintos en lo que a desarrollo y enfoque de la trama se refiere. Concretamente encarnaremos a dos agentes del operativo H.A.D.E.S y a un ciudadano común, que se ve personalmente involucrado en el desastre. De esta manera, y en función del grado de conocimiento de cada protagonista acerca de lo sucedido, sentiremos distintos niveles de intriga, suspense y desconocimiento.
Las influencias e inspiraciones de esté titulo pueden ser demasiado numerosas, en cuanto a ambientación y trama se refiere, y dada su naturaleza como tributo a los grandes referentes del género, puede sentirse como poco innovador u original. Por ello, si buscas un juego de terror revolucionario y original, Daymare: 1998 no es tu juego. Sin embargo, si eres un enamorado de los títulos clásicos del género y quieres volver a vivir experiencias del survival horror más genuino deberías plantearte darle una oportunidad. No obstante, dentro de su “poca originalidad”, Daymare: 1998 tiene golpes notables de personalidad propia, detalles que aprovechan el legado de Resident Evil, su principal influencia, y exploran posibilidades y mecánicas que la saga de Cacpom nunca exploró.
Las raíces del terror
Cámara al hombro, entornos oscuros y claustrofóbicos, zombis y escasez de munición y medicinas. La fórmula de Daymare: 1998 se compone de los rasgos más característicos y habituales del género, especialmente de aquellos propios de su principal influencia, Resident Evil. Este título nos plantea una jugabilidad basada en una acción “pausada”, en la que prima la precaución a la hora de explorar los escenarios, la buena gestión de recursos, la exploración exhaustiva y la resolución de puzles. Además, para apoyar esta situación de indefensión aumentada respecto a los títulos de acción “al uso”, Daymare: 1998 sigue un esquema de control basado la distinción entre caminar y correr, teniendo que utilizar un botón sumado al joystick para realizar esta última acción. Esta práctica, utilizada por sagas tan icónicas como Resident Evil, Silent Hill, Project Zero o The Evil Within, consigue que nuestro personaje sea más vulnerable, y se aleje del modelo de super humano que vemos en juegos de acción pura y dura. La intención, conseguida en la mayor parte de las ocasiones, es la de enfrentarnos a una amenaza muy superior a nosotros mismos. Daymare: 1998 hace uso de más herramientas para lograr dicha sensación, y como mencioné anteriormente, algunas de ellas muy originales. En primer lugar tenemos a nuestra disposición un dispositivo llamado D.I.D., una especie de ordenador de muñeca que nos permitirá acceder a todos los menús y HUD’s del juego en tiempo real. Al activar el D.I.D. se abre una pantalla que nos permite gestionar el inventario, el estado de salud de nuestro personaje, el mapa y los documentos. Sin embargo, mientras utilizamos este dispositivo, el tiempo no se detendrá y los enemigos seguirán moviéndose.
Para paliar las posibles dificultades que esto acarree, tenemos algunos menús de acceso rápido, que podemos activar sin perder el control de nuestro personaje, con solo pulsar un botón. Podremos recargar el arma, comprobar nuestro estado de salud y utilizar consumibles curativos sin activar el modo inmersivo del D.I.D., y, por lo tanto, sin quedar indefensos. En lo referente a municiones y objetos curativos, Daymare: 1998 incorpora algunas mecánicas originales que potencian la sensación de supervivencia. En cuanto a la munición, tendremos que gestionarla desde el D.I.D., o al menos parcialmente. Obtendremos del entorno cajas de munición, pero estás no podrán utilizarse directamente, a no ser que las combinemos con el arma adecuada dentro del inventario. Para poder recargar rápidamente sin abrir el inventario, tendremos que haber preparado los cargadores de cada arma previamente, combinando estos con la munición obtenida del entorno. De esta manera, cuando estemos en medio de un tiroteo, podremos recargar con tan solo pulsar un botón, y cuando acabe la acción podremos utilizar de nuevo el D.I.D. para recargar los cargadores vacíos. Además, tenemos dos modalidades de recarga. Por un lado tenemos la recarga rápida, con la que cargaremos en menos tiempo, pero nuestro personaje desechará el cargador que estábamos utilizando, y con él las balas que pudieran quedar en el interior. Por otro lado, la recarga lenta, accionada manteniendo durante unos segundos el botón de recarga, devuelve el cargador viejo al inventario, a cambio de unos segundos más de tiempo. Depende de nosotros y de la situación elegir uno u otro método.
En cuanto a los objetos curativos tendemos a nuestra disposición distintos tipos de ellos, desde medicinas para recuperar vida hasta potenciadores de defensa u otras características. Además, podemos combinarlos entre sí, y con unos potenciadores que son inservibles por si solos, para conseguir efectos potenciados y combinados. El consumo de estos objetos conlleva un aumento en la barra de sobredosis, que podemos ver en el menú de salud de nuestro D.I.D., y que acarrea efectos negativos. Sin embargo, al menos en dificultad normal, es muy difícil que lleguemos a llenar esta barra. Por otro lado, nuestra aventura nos enfrentará con multitud de puzles, al estilo de la vieja escuela del género. Tendremos que introducir claves en sistemas de seguridad, gestionar sistemas de refrigeración, reparar instalaciones eléctricas o examinar obras de arte, entre otros muchos ejemplos. La combinación de influencias y elementos icónicos del género logra que Daymare: 1998 transmita la intención principal de la obra y sus desarrolladores, emular el espíritu de los survival horror clásicos.
Combate y dificultad
Al igual que el procedimiento de exploración, gestión de recursos, y resolución de puzles, el combate de Daymare: 1998 está marcado por los estándares del género y su época dorada. Dichos sistema puede resultar arcaico y tosco para los que no se hayan acercado al género, pero sin duda será muy disfrutable para los aficionados al mismo. Salvo en ocasiones muy contadas, el sistema del juego responde muy bien a las exigencias de dificultad del mismo, con unos controles coherentes con la intención del juego, así como una cantidad y dificultad de los enemigos adecuada al carácter de la obra. La munición está perfectamente medida para ser suficiente, pero sin permitirnos derrochar demasiado, y lo mismo ocurre con los objetos curativos. Por otro lado, los escenarios están igualmente pensados para albergar al número de enemigos que se nos presentan, sin mostrar saturación o pobreza de los mismos. El único problema grave que encontré en lo referente a dificultad tiene que ver con el enfrentamiento final del juego, o más bien con los dos enfrentamientos finales. Algunas mecánicas del enemigo son injustas y pueden llegar a frustrar. Sin embargo, en términos generales el resultado es muy satisfactorio.
Apartado técnico
Teniendo en cuenta la condición de estudio independiente de Invader Studios, lo que han logrado en Daymare: 1998 es digno de alabanza. Es cierto que hay aspectos que chirrían en las fechas en las que estamos, como las caras de los personajes, las expresiones faciales y la gesticulación durante las cinemáticas. Sin embargo, el trabajo de las texturas en los escenarios, ropa, armas y enemigos está muy logrado, así como los efectos lumínicos o de lluvia, entre otros. La sensación de inmersión que proporciona el haz de luz de linterna mientras exploramos zonas oscuras, o la rica variedad de sonidos ambiente, es completamente competente con los títulos actuales, aunque luego pesen los defectos mencionados anteriormente. Es cierto que no podemos compararlo con un título triple AAA, porque evidentemente hay grandes diferencias, fruto de las limitaciones técnicas y económicas, pero nos encontramos ante una obra muy digna y completa.
El legado de los survival horror clásicos
La combinación de influencias y elementos icónicos del género logra que lo nuevo de Invader Studios transmita la intención principal de la obra y de sus desarrolladores. Daymare: 1998 es una oda al género en todos los sentidos. Cargado de influencias y guiños, sobre todo a Resident Evil, pero también a Silent Hill o Parasite Eve. Sus autores han sabido capturar la esencia más pura del survival y revivirla en una obra sólida y muy disfrutable. Los únicos detalles que empañan ligeramente la experiencia son los derivados de las limitaciones técnicas.
Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cecido por Meridiem Games.