‘Y los jinetes siempre han de ser… cuatro’
La pasada Gamescom nos dejó muchas sorpresas en el terreno de la acción. A lo largo de cuatro días cargados de estrés y emoción a partes iguales pudimos probar por primera vez Sekiro: Shadows Die Twice, la nueva obra de FromSoftware, así como Devil May Cry 5, título que nos dejó unas inmejorables sensaciones a nivel técnico y jugable. No obstante, Activision y Capcom no se llevaron toda la gloria del evento alemán, pues compañías de segunda fila como THQ Nordic también se encargaron de sorprender a propios y extraños con sus propuestas. En este caso, el estudio presentó por todo lo alto sus dos principales apuestas a corto y medio plazo: BioMutant, que llegará en 2019 de la mano de Experiment 101, y Darksiders III, que hará lo propio este 27 de noviembre bajo la tutela de Gunfire Games.
Puede que este último nombre no os suene a muchos de vosotros, pero lo cierto es que la franquicia, al contrario de lo que a priori pudiese parecer, está en buenas manos. Después del cierre de la THQ original a finales de 2012, los chicos de Vigil Games, padres de la saga, fracasaron a la hora de encontrar un nuevo comprador, por lo que se vieron obligados a reubicarse en un nuevo estudio que acabó recibiendo el nombre de Gunfire Games. Si bien Joe Madureira, cofundador y diseñador original del proyecto, ya no se encuentra implicado intrínsecamente en el desarrollo, ha dado su visto bueno a esta tercera parte numerada en múltiples ocasiones, y es que, a fin de cuentas, todo queda en familia. Y se nota.
Darksiders 3 se siente igual que sus predecesores, y, más concretamente, se siente igual que la aventura protagonizada por el primer jinete que llegó a nuestras consolas y PC allá por el 2010. Seguimos encontrándonos ante un videojuego lineal, visceral y directo, que sitúa su acción de forma paralela a los acontecimientos vividos en Darksiders 2. No obstante, en esta ocasión nos tocará meternos en la piel de Furia, quien tendrá que acabar con los Siete Pecados Capitales que se han adueñado del mundo – contando todos ellos con un diseño francamente inspirado y acorde, fácilmente identificable -. Al contrario que Muerte, Furia duda de la inocencia de su hermano Guerra, que, como muchos bien recordaréis, es declarado culpable de ser el Destructor de Mundos que rompió el Séptimo Sello y trajo, con ello, el fin de la humanidad, por lo que, en principio, no parece que los arcos argumentales de los dos hermanos libres vayan a confluir en ningún momento, pese a su trascurso simultáneo.
Así, nos encontramos ante una Furia mucho más desenfadada, que, como la Bruja de Umbra, parece pasárselo bien en los combates. Combates que afrontará principalmente haciendo uso de su peculiar y mortífero látigo, que resulta poco eficaz a distancias cortas pero que, a cambio, nos permitirá mantener a varios enemigos a raya a la vez. De igual forma, esta carencia física se ha visto bien suplida con un mayor dominio de la magia, y con una enorme destreza a la hora de esquivar y contraatacar. De hecho, si esquivamos en el momento justo podremos ralentizar el tiempo, algo extremadamente típico del género, pero no por ello menos funcional.
Por otra parte, podremos realizar combos de todo tipo, aunque en esta ocasión los llevaremos a cabo con la mera pulsación de un solo botón. De esta manera, los combos varían en función de nuestras pulsaciones, de una forma muy similar a lo visto en otras propuestas como Implosion. El timing, por tanto, pasa a ser un aspecto vital dentro de la batalla, y un correcto control del mismo nos permitirá acabar con hordas de enemigos en cuestión de segundos, basándose su sistema de combate en medir bien los tiempos para asestar el golpe de gracia en el momento oportuno – y no en machacar botones -. También tendremos a nuestra disposición otras habilidades igualmente reconocibles, como es la de dar un pisotón en el aire o la de dar un doble salto que, más que ganar altura, nos permitirá mantenernos en una misma posición aérea durante unas décimas adicionales.
Los movimientos acrobáticos de Furia dotan, además, de una mayor profundidad al terreno jugable, pudiendo balancearse a placer por diferentes puntos del escenario y permitiendo un uso íntegro del escenario para llevar a cabo nuestra misión. Todo se encuentra estupendamente bien compuesto e incorporado, creado interconexiones magníficas, y siendo los puzles y las trampas una parte más del diseño, y no algo ajeno a este. Es por ello que las mazmorras realmente se disfrutan, y es por ello por lo que resulta tan sumamente gratificante el hecho de emplear más de dos horas de nuestro tiempo en escalar una torre para posteriormente echar la vista atrás y poder contemplar de una forma gráfica todos los peligros que hemos superado hasta llegar hasta dicho punto. Sé que no es comparable, pero son sensaciones que la aventura comparte con referentes como Breath of the Wild, y eso son palabras mayores.
Lo único que nos ha dejado algo descolocados, hay que admitir, ha sido su apartado visual. Y no porque Darksiders III no sea bonito: artísticamente, nos encontramos ante un producto realmente sólido y fluido, que se nota mucho más vivo que los anteriores y que, pese a perpetuar los diseñados de Madureira, busca y persigue el cambio, lo cual es de admirar. No obstante, se ha experimentado más de lo que nos hubiese gustado con la paleta de colores, a lo que debemos de sumar unos modelados, texturas y animaciones que tienen buen nivel, pero que tampoco suponen un salto drástico con respecto a sus predecesores, pese a estar corriendo sobre el motor Unreal Engine 4. Algo muy similar ocurre con los efectos de sonido, que se notan de calidad, pero que tampoco nos harán levantarnos de la silla en ningún momento.
Llegados a este punto, nos vemos obligados a reconocer que Darksiders III ha superado nuestras expectativas. Lineal y algo continuista, no parece que el título vaya a suponer una gran sorpresa para la comunidad – como sí lo fue en su día la segunda parte numerada -, pero sí que tiene todas las papeletas para satisfacer a un dedicado público que realmente se merecía una perpetuación de esta franquicia. Al menos en lo que respecta al terreno jugable, el trabajo ya está hecho, y bien hecho: ahora solo nos falta una historia a la altura y una campaña que, a través de numerosas mecánicas y algo de loot, se antoje adictiva al jugador. Y, encontrándose la saga en manos de Gunfire Games, no me cabe la menor duda de que así será.