Un RPG necesario
Los MMORPG han sido uno de los grandes motores de la industria, desde un tempranero World of Warcraft hasta propuestas más modernas e interesantes, como fueron Guild Wars 2 y Final Fantasy XIV. La sensación de comunidad y familia generada por los diferentes clanes o facciones se convertía muchas veces en los pilares del propio juego, incentivados por eventos, raids o simplemente la exploración de un mundo nuevo junto a gente con la que conversar e ir comentando los que nos encontrábamos en nuestro camino. Si a este género de videojuegos le arrancamos su alma online, ¿quedará una carcasa vacía que no merece la pena siquiera indagar? CrossCode viene a demostrar lo contrario. Con su lanzamiento en consolas el pasado 9 de junio, uno de los mayores sleepers del año 2018 daba un codicioso – y en parte necesario – paso para seguir abriéndose camino en nuestros hogares, pues el juego de Radical Fish lo merece con todas las de la ley.
Este juego de acción con diferentes toques RPG y puzles variados nos lleva de lleno a la época de los 16 bits, entre otras cosas por su estética pixel art retro, pero sobre todo por la gran inspiración que tiene de obras de esa época, pues las mazmorras que deberemos de ir realizando para avanzar en la historia del MMORPG son bastante idénticas a las que con anterioridad veíamos en la saga The Legend of Zelda, con zonas diferenciadas en enemigos, puzles y finalmente el boss de la mazmorra, último escalón para dominarla y obtener un poder nuevo con el que conseguiremos seguir desbloqueando las zonas del mapa que teníamos bloqueadas. No voy a entrar mucho en ciertos apartados, pues con anterioridad ya se le realizó un tributo de la mano de Jaime Llanos y el cual se encuentra a la altura del juego.
CrossCode lo he podido analizar en su versión de Nintendo Switch, por lo que esa será la experiencia que traeré aquí porque entiendo que en el resto de consolas no tiene por qué haber sido igual, ya que una de las principales problemáticas que me encontré cuando salió fue la caída de frames cuando muchas partículas o enemigos se congregaban en una zona en concreto, momentos en los que era casi imposible moverse si encima había una animación realizándose, teniendo que esperar a que se redujera el número para continuar los combates con normalidad. Otro de los puntos negativos era la dificultad a la hora de moverse por los menús, pues no es que estos fueran poco intuitivos, sino que para cargarlos el juego se llegaba a congelar completamente, haciendo de esta tarea un momento crítico y algo frustrante, pues para recuperar vida con consumibles o consultar el mapa deberíamos de esperar unos segundos hasta que cargaran, lo cual en un combate llegaba a sacarte de la experiencia. Puedo decir que a día de hoy la carga entre menús ha mejorado drásticamente gracias a un parche que salió apenas hace unos días, sin embargo, las caídas de FPS que he comentado anteriormente pare que continúan, por lo que no es recomendable aglutinar a los enemigos. Algo menos común pero que de todas maneras ha afectado a la sensación del gameplay ha sido el hitbox de los enemigos, siendo algunos difíciles de golpear incluso cuando la animación parece que los incluye en la racha de golpes, teniendo que solventar esto con una mayor movilidad para lograr flanquearlos por otras zonas.
Siendo estas las únicas quejar posibles, comentar ahora las bondades de CrossCode es un auténtico deber, pues es un título que logra englobar todas las buenas prácticas del género. No he sido un gran jugador de MMORPGs, es más hasta no hace mucho tiempo no había jugado a ninguno, y la razón por la que comencé a hacerlo fue porque tenía a algunos muy queridos amigos míos que me acompañaron en todo momento, compartiendo su experiencia y tiempo conmigo. El trato que recibimos en todo momento durante el juego será igual, al final somos una recién llegada al universo de CrossCode, y junto a nuestra inseparable Lea iremos entablando amistades con otros grupos e individuos con los que compartiremos camino. Estos viajes están genialmente acompañados por dos grandes características, la primera es el carisma de los personajes, desbordante como ellos solos e interacciones únicas dependiendo de quien elijamos en nuestra party.
La segunda posiblemente sea la más importante, y es que el diseño del mundo es magnífico en todos los sentidos. Es bastante difícil que en un juego en el cual se intenta emular el entorno de un MMORPG la exploración se incentive de la misma manera que en estos, pues perder el componente online es crítico, sin embargo, este problema que de primeras apunta a ser crucial se solventa con unos mapas exquisitos repletos de mini puzles por todos lados. Movernos entre las pantallas no será solamente pasar de una a otra, pues para lograr conseguir algunos de los tesoros que iremos viendo deberemos saber cómo llegar hasta allí, lo cual implica desplazarnos hasta encontrar por dónde subir o acceder al lugar que nos llevará hasta nuestro destino. Y el premio muchas veces suele estar a la altura, pues el equipamiento u objeto que nos ofrezca nos permitirá ir equipando a nuestro personaje de la mejor manera posible y así evitar un momento bastante tedioso del género, que es el grindeo. Nuestro personaje subirá de nivel en CrossCode con la experiencia obtenida tanto por los combates como por la realización de misiones, siendo estas segundas bastante recomendables. Tras subir de nivel nos obsequiarán con una subida de nuestros stats y puntos de mejora para los árboles de habilidades de nuestros poderes (fuego, hielo, rayo y onda), permitiéndonos personalizar a nuestro personaje y elegir nuestro propio estilo de combate, siendo cada aventura única gracias al completo abanico de posibilidades.
Otra de las grandes construcciones dentro CrossCode son las mazmorras, pequeños destellos de una obra flagrante donde los combates con nuevos enemigos casa a la perfección con los puzles que se presentan de manera exclusiva y que nos mostrarán las capacidades del nuevo poder que adquiramos al final de la misma. Estos últimos, de cara a la recta final, se complican de manera exponencial, mezclando tanto la capacidad de resolverlos como la destreza y reflejos necesarios para acompañar la resolución.
El momento idóneo para darle la oportunidad que merece
Lo que es indiscutible cuando nos enfrentamos a CrossCode y su mundo es la excelencia que desborda por los cuatro costados, una auténtica obra magna del género que merece ser reconocida mucho más de lo que lo logró en su momento, pues no solo se trata de un homenaje al género, rescatando mecánicas y estilos que han ido poco a poco cayendo en el desuso, sino que innova y aprovecha la potencia actual para deleitarnos con bailes y combates espectaculares, donde se le saca todo su jugo a un pixel art maravilloso. El contenido no se queda atrás, y es que tras más de 35 horas de juego donde me he centrado mayoritariamente en la historia principal, todavía hay muchas misiones secundarias y secretos que me han quedado pendiente de descubrir, pero si eso no fuera suficiente, desde Radical Fish ya anunciaron que están trabajando en un futuro DLC que incluirá contenido post game, una promesa que puede traer grandes novedades, pues al tratarse de un juego que trabaja en torno al género de los MMORPG podemos encontrarnos ante un gran abanico de mazmorras, raids y demás eventos.
Considero que esta versión de consolas es el momento idóneo para darle la oportunidad que merece, especialmente si se termina corrigiendo la caída de FPS que comenté anteriormente, cosa que no dudo que ocurra sabiendo que están arreglando los problemas conforme surgen. Es una injusticia que, habiendo coincidido en año con juegos como Celeste, Into the Breach o Return of the Obra Dinn, se haya visto colapsado por el éxito obviamente merecido de estos títulos, pero desde aquí y junto a mi querido compañero Jaime vengo a recalcar su posición como uno de los mejores títulos indie de la última época, y del cual todavía queda mucho de lo que hablar.
Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por PR Hound.