La cabeza de la familia

La lealtad, el negocio, la valentía. Pero también la elegancia, la coherencia, la protección; las formas, el saber estar. De la misma manera que nada es totalmente blanco ni nada es totalmente negro, no existe un único valor por el que se pueda definir a una organización tan compleja estructural, social y políticamente como la yakuza. Por ende, tampoco debería de haberlo, si se quiere ser recíproco y profesar el mismo respeto, para cualquier obra que trate de realizar un estudio o acercamiento a dicho grupo.

Ya desde su lanzamiento original allá por 2020, Miguel Arán nos presentaba en su Crónicas Yakuza un retrato de la sociedad homónima como no encontrábamos desde el reconocido Tokyo Vice de Jake Adelstein, en forma de una de las mejores disecciones culturales que un servidor ha tenido el placer de leer en el último lustro. Nada ha cambiado desde entonces, y el tiempo ha pasado impasible por todas y cada una de las publicaciones de GTM Ediciones, si bien lo controvertido, lo pionero y lo necesario de la obra en el contexto social y videolúdico ha permitido que esta se mantenga lo suficientemente vigente hasta el día de hoy. Un día en el que la primera gran apuesta de la editorial por sus libros autopublicados, padre y precursor de todos los lanzamientos que le siguieron fuera de las afiliaciones a su revista (El Libro Hueco, Generación PKMN), al fin puede presumir de haber sido reeditada, al igual que nosotros de volver a vernos las caras con un producto tan sumamente cuidado que ahora, además, luce sus mejores galas. De punta en blanco.


Que exista una reedición de una pieza como esta es, casi, una cuestión de justicia. Los chicos de GTM nos debían revisitar las calles reimaginadas por Arán. Nos debían el poder acceder a una parte tan importante de su historia; el permitirnos (re)descubrir el porqué de uno de sus grandes éxitos. No debían sin embargo, ni tenían la más mínima obligación ni compromiso, de traerlo de vuelta como lo han hecho: por todo lo alto. Vistos sus antecedentes, cabe preguntarse si acaso saben hacerlo de otra manera, pero elogios aparte salta a la vista que lo más interesante de esta reedición no queda relegado a su continuista edición estándar (con sobrecubierta estándar, por 25,95€), siendo la bautizada como edición Oyabun la protagonista absoluta del relanzamiento (la cual, con un precio de 39,90€, incluye una lámina irezumi metalizada, tapas ilustradas e incluso una original sobrecubierta troquelada con forma de traje; un concepto muy original que además luce fantásticamente bien, pero que se siente extremadamente frágil al tacto). Ambas vertientes, eso sí, traen consigo la ristra de características que ya son habituales en los productos de la casa, y a los que ya nos lleva malacostumbrado largo tiempo: encuadernación en hilo y tapa dura, papel estucado mate de 125 gramos, impresiones de gran calidad a todo color, una mimadísima maquetación y una importante presencia de fotografías, gráficos y todo tipo de material visual, factores que contribuyen a dar forma a un único defecto, y que no reside en otro lugar que no sean las reseñables dimensiones y peso del que acaba haciendo gala el volumen.

Un acabado de lujo, no obstante, sirve de bien poco si el contenido no se encuentra a la altura, aunque con este ejercicio de remozado desde GTM han ido a tiro hecho. Sabían que tenían entre manos una materia prima de gran calidad, y es que como bien se ha dejado entrever como parte de la introducción de este mismo texto el monográfico no solo proporciona una definición detallada de la fracción de la sociedad nipona más cercana al tráfico de drogas y armas, al lavado de dinero, a la corrupción, a la especulación y a la industria sexual (en palabras de la editorial, “cómodamente instalada entre mitos y tabúes“, sino que también arroja algo de luz sobre su estructura, sus tradiciones y su historia a través de una prosa que bebe de la escritura de Juan Eslava Galán, pero que prioriza la fidelidad y la exactitud ante cualquier recurso. Es de hecho este extremo cuidado por la veracidad, aderezado por una escritura no demasiado barroca que se consume de una manera muy ligera, el que hace del libro una pieza ampliamente recomendable tanto para los que buscan una visión general e informativa de la yakuza como para aquellos más afanados por la búsqueda de un prisma histórico de la susodicha.

Por supuesto, y aunque pueda pasar desapercibido para los más inusuales de una editorial cuyo germen se halló a sí en el mundo videolúdico, el libro también se empeña en dedicar un importante espacio a resumir y detallar los siete primeros capítulos de la saga de videojuegos homónima —recientente rebautizada como Like a Dragon—, una decisión tremendamente coherente si se contempla su público objetivo mayoritario, pero que sin embargo cuesta entender al analizar el producto como obra autónoma, pues ni se profundiza especialmente en la franquicia de SEGA (más allá de desgranar sus tramas de forma muy meticulosa, algo que, hay que admitir, consigue a las mil maravillas), ni se brinda ningún reseñable contexto sobre su aparición, desarrollo y auge, siendo la mayor virtud de este segmento la capacidad que nos otorga para trazar interesantes paralelismos entre el contenido narrativo de los videojuegos y las enseñanzas previamente aprehendidas durante nuestra lectura.

La mejor mano del oicho-kabu

Galardón-Plata-HyperHypeCon un ojo avizor en los mejores referentes habidos y por haber (concretamente, en el Yakuza: Japan’s Criminal Underworld de David E. Kaplan y en el Yakuza Moon de Shōko Tendō), Crónicas Yakuza fue antaño uno de los mayores y más completos estudios que se han hecho en nuestra lengua sobre la cara más oscura de la cultura japonesa. Con esta reedición, el libro, ya bien conocido popularmente por su inestimable calidad, consigue alzarse también como una de las piezas más cuidadas de la editorial, dando lugar a una ventana de oportunidad óptima para aquellos que querían hacerse con él para así perderse en el peligroso pero tremendamente intrigante universo de la yakuza. Ponte el traje, como decía alguno. La ocasión lo merece.


Este análisis se ha realizado con una copia física para prensa proporcionada por Games Tribune Magazine.