Nos remontamos al origen de la plataforma 'gaming' más longeva
Analizando distintos procesadores, hemos visto compañías como Apple, Commodore o Sinclair creaban y vendían ordenadores para el uso doméstico. Estos ordenadores se caracterizaban por su precio, así como por tener una arquitectura propia y no ser compatibles entre sí. Esto quiere decir que un programa creado para Commodore 64 no podía ser ejecutado en una Sinclair Spectrum o un Apple II, debido a que los sistemas eran muy distintos entre sí en su interior. De esta manera, podemos ver que el mercado del ordenador doméstico en los años 80 se asemejaba más al mercado de las consolas actual que a lo que tenemos hoy en día, donde diferentes empresas como HP, DELL o ACER ensamblaban su ordenador personal siguiendo unas directrices comunes para que los programas pudiesen ser compatibles entre sí.
En 1980, viendo el éxito de estas pequeñas compañías compañías, IBM no quería quedarse de brazos cruzados y decidió lanzar un ordenador destinado al usuario final llamado IBM-PC, que deriva de las siglas Personal Computer. Este ordenador, que utilizaba un procesador 8088 de Intel de 16 bits y era manejado por un sistema operativo llamado DOS (Disk Operating System) creado por una pequeñísima compañía llamada Microsoft, se presentó como una arquitectura abierta, donde IBM incitaba a otras empresas externas a crear periféricos y/o software para el ordenador sin necesidad de pagar licencia alguna.
Pese al alto precio de estos ordenadores frente a la competencia, el sistema tuvo cierto éxito en el mundo empresarial, lo que, unido a la arquitectura abierta y a la cantidad de documentación de la compañía sobre la arquitectura de este ordenador, hizo que los ingenieros más intrépidos pensaran en comprar los chips por separado, ensamblarlos y vender su propio ordenador personal compatible con los programas IBM-PC. El problema de estos ordenadores era que no podían conseguir una compatibilidad al 100%, ya que dentro del IBM-PC existía un chip con un pequeño programa en su interior llamado BIOS, chip que fabricaba personalmente IBM y que era esencial para el correcto comportamiento del ordenador. Ese chip, por supuesto, no era vendido a ningún cliente, y la copia de una sola línea de código del programa que contenía en su interior implicaba una demanda millonaria por parte de IBM, ya que este chip era el pilar que sostenía todo el modelo de negocio que presentaba la empresa.
En 1982, comenzaron a proliferar empresas como COMPAQ, que crearon ordenadores 100% compatibles con los programas IBM-PC – investigando y creando su propio programa BIOS -, pero si tenemos que ver un punto donde la historia de esta arquitectura cambió para siempre tocaría remontarse a 1984, año en el que una empresa llamada Phoenix consiguió crear un chip que pudo sustituir el chip con la BIOS de IBM, aplicando el diseño en sala limpia para evitar la demanda. Esto dio, como consecuencia, que cualquier empresa ajena a IBM, utilizando el chip que Phoenix había creado, podría crear un ordenador PC-Compatible, ordenadores basados en la arquitectura del IBM-PC, con una compatibilidad completa, pudiendo ser además mucho más potentes al poder montar procesadores más modernos y tener un precio más competitivo que los PC originales. Con el surgimiento y el auge del PC-Compatible en los años 80 y sobre todo, principios de los años 90, paulatinamente los desarrolladores, viendo como todos se compraban estos ordenadores, comenzaron a desarrollar programas para esta arquitectura, y por supuesto, aunque el PC no estuviese pensado para ello, también los desarrolladores de videojuegos. Podemos decir, que 1984 fue el nacimiento del PC Master Race.
Con la llegada del IBM-PC, la empresa iba asentando una serie de estándares para que esta arquitectura fuese lo más compatible posible con el mayor número de periféricos pese a su arquitectura abierta, así, por ejemplo, si un fabricante de tarjetas gráficas creaba una tarjeta que cumplía el estándar que proporcionaba IBM, el ordenador podía ejecutar un videojuego programado para ella. Por supuesto, hubo otras tarjetas gráficas para PC que no seguían el estándar de IBM – Hercules o Tandy son dos ejemplos de ella – y había videojuegos que sacaban provecho de estas tarjetas.
Las primeras tarjetas gráficas para PC seguían el primer estándar creado por IBM llamado CGA o Color Graphics Array. Estas tarjetas podrían mostrar gráficos a 4 colores de una selección de 16 colores a pequeña resolución o gráficos monocromo -Esto es, en blanco y negro- a una resolución más alta.
IBM no veía el mercado de los videojuegos y no creó este estandar pensando en el ‘gaming’, por lo que el problema de estas tarjetas es que eran bastante limitadas, los 4 colores de los 16 no eran seleccionables libremente, si no que el desarrollador podía elegir entre 2 grupos de 4 colores cada uno, mostrando así unos gráficos de color purpura muy característicos y bastante desfasados incluso para la época. Durante esta época no se crearon tantos juegos, pero si que hubo muchos modernos que eran compatibles con este estandar para que el juego se pudiese vender a un rango más compatibles de PC.
En 1984, tras tres años de tarjetas gráficas que seguían el estándar CGA, IBM vio la importancia de los videojuegos para evolución de su arquitectura y crearía otro estándar más avanzado que posteriormente los fabricantes de tarjetas gráficas implementarían en sus tarjetas. Este estandar se llamaría EGA o Enhanced Graphics Adapter y ya podría mostrar más colores en pantalla – para ser exactos 16 – a una mayor resolución. Además, para no segregar a los usuarios, el estandar sería compatible con el anterior CGA, así que todo programa creado para el modo de video CGA eran compatibles con estas tarjetas. A lo largo de estos años, es cuando el PC comienza poco a poco a copar el mercado de los ordenadores personales y por consecuente, dicho éxito se transfiere al desarrollo de videojuegos. Como curiosidad, ATI, empresa conocida ahora por estar presente en la generación actual y futura de consolas de sobremesa nació en 1985 creando tarjetas gráficas que soportaban este formato.
La siguiente generación de tarjetas gráficas vino en 1988, nuevamente propulsado por un estándar de IBM llamada VGA o Video Graphics Array. Las tarjetas que siguiesen este estándar ya podían mostrar hasta los 256 colores en una misma imagen, lo que, junto a la evolución de los nuevos procesadores, hacía que la calidad de los juegos subiese exponencialmente. En esta decada, ya vemos como al PC como al caballo ganador, y los desarrolladores van dejando de lado otras plataformas definitivamente como Amiga o los ordenadores de Atari.
Este estándar, sería ya el último en imponerse por defecto de IBM, ya que, un consorcio de empresas crearía una asociación llamada VESA, que crearía las distintas iteraciones del estándar SVGA que es el estándar que empresas como ATI, Intel o NVIDIA siguen actualmente.