Publicidad jugable
Nos puede parecer extraño, y ciertamente la noticia ha levantado mucho revuelo por lo curioso de su propuesta, pero el acercamiento de KFC a los videojuegos, que en principio parecía algo más propio del día de los inocentes, ha resultado ser real, y la empresa fundada por el Coronel Sanders se ha aliado con nombres como Seagate, Coolermaster, Intel o Asus para crear un ordenador que aprovecha la disipación del calor con el fin mantener el pollo caliente en un receptáculo habilitado para ello. Puedo adivinar tu cara de estupor si no habías leído nada sobre esto, pero prometo que es verídico, y si lo pensamos bien tampoco es algo tan sorprendente, al fin y al cabo vivimos en una época en la que se busca el titular efímero pero efectivo, y las empresas quieren generar cuanta más repercusión en redes sociales mejor. Sin duda lo han conseguido.
Pero la relación de las empresas de comida rápida con el videojuego no es nueva y ya en generaciones como los dieciséis y treinta y dos bits varias compañías de refrescos o comida rápida se sumaron a la moda del ocio electrónico, intentando competir con Mario y Sonic en su terreno, y se lanzaron varios juegos de calidad irregular, pero que tenían algo en común: hacer que los más pequeños asociasen estas marcas con algo positivo, lo mismo que intentaban -y siguen intentando- al incluir juguetes con los menús infantiles, y es que si uno se une a la “causa” de pequeño, será un fiel consumidor durante toda su vida. Voy a hacer hincapié en este artículo en algunos títulos que destacaron, ya sea por sus virtudes jugables o por haber calado visualmente en el imaginario de unos jugadores que quizá o quizá no acabaron enganchados a los menús gigantes, quien sabe.
El primero es Global Gladiators (Virgin Interactive, 1992), un juego de plataformas que personalmente descubrí en uno de aquellos VHS promocionales que regalaban con las revistas. Cuando adquirí la versión de Master System la espectacularidad perdía varios puntos respecto a la de Mega Drive que había visto en el vídeo, pero no estamos ante un mal juego en cualquiera de estas dos versiones. Como otros juegos que mencionaré más adelante Global Gladiators es un fiel reflejo de las modas de los años 90, y apela directamente a la juventud de aquella época, con un estilo visual muy Nickelodeon que también explotarían posteriormente otros como EarthWorth Jim, juego con el que Global Gladiators comparte creador, que no es otro que el gran Dave Perry.
Los protagonistas del juego, Mick y Mack, pasarán de estar comiendo en su restaurante favorito, -McDonalds, que es el que paga en este caso-, a ser los protagonistas del comic Global Gladiators en el que deben combatir la contaminación y a diversas criaturas mutantes que han surgido debido a esta. Las monedas o anillos se sustituyen aquí por pequeños logos de la cadena de comida rápida, y al final de cada nivel nos esperará el estandarte de la casa, Ronald Mcdonald. A pesar de ser un evidente reclamo publicitario se nota la mano de Dave Perry, y el juego es una competente mezcla de plataformas y disparos que no se ha vuelto a reeditar debido a problemas con la licencia, pero que merece la pena recordar. McDonalds, y ecología, todo un ejercicio de responsabilidad social corporativa.
Seguimos con la misma casa de comida rápida y con un juego desarrollado nada más y nada menos que por Treasure, la compañía fundada por ex trabajadores de Konami que nos dejó joyas como Gunstar Heroes o Ikaruga. Con este pedigree la obra no podía salir mal, a pesar de estar protagonizada por el bastante -o muy- siniestro Ronald Mcdonald. McDonald’s Treasure Land adventure ( Treasure, 1993) es otro juego de plataformas que apareció para Mega Drive y que hoy es considerado por muchos como una joya oculta del sistema, y lo cierto es que si sabemos ver más allá de su nacimiento como campaña de publicidad el juego presenta un colorido y notable apartado gráfico y unas mecánicas muy divertidas. No es el mejor exponente de Treasure en Mega Drive -de hecho, se desarrolló simultáneamente a Gunstar Heroes-, pero es cierto que, si uno parte de una premisa como ayudar a Ronald McDonald a encontrar un tesoro escondido por unos villanos, el resultado podría haber sido desastroso, y nada más lejos.
Parece hasta aquí que a pesar de tratarse de dos juegos claramente con objetivos promocionales, o quizá por el miedo a que fueran rechazados por este motivo, McDonalds se cubrió las espaldas contando con figuras como Dave Perry o el reputado estudio Treasure para dar vida a sus juegos, y la verdad es que los dos títulos que he mencionado hasta ahora merecen ser jugados. No pasa lo mismo con los dos siguientes, que destaco por ser uno de ellos un producto muy de su época y el otro por lo rematadamente extraño de su propuesta, que, como no podía ser de otra manera, surge de Japón.
Y que sería de una hamburguesa si no la acompañamos de un refresco azucarado, eso debieron pensar en 7-Up cuando decidieron adentrarse también en el mundo de los videojuegos con Cool Spot (Virgin Interactive, 1993). Se ve que Dave Perry le había cogido el gusto a esto de colaborar con marcas comerciales y vio en la mascota de las bebidas gaseosas un gran protagonista para otro juego de plataformas. Así fue, y en Cool Spot nos encontramos otra oda al product placement en el videojuego. Con una premisa bastante sosa, rescatar a otros “puntos guays”, nos encontramos ante un juego de plataformas mucho más olvidable que los anteriores, pero que sigue siendo un fiel reflejo de una época, y es que solo hay que ver a su protagonista, un punto rojo con gafas de sol y actitud chulesca, los años 90 reflejados en una mascota. La verdad es que por estos lares no estábamos muy familiarizados con el personaje, pues 7-UP se promocionaba en Europa con Fido Dido, que a mi juicio tiene más estilo, y que no llegó a tener su propio videojuego debido al cierre de Kaneko en Estados Unidos, aunque estaba prácticamente terminado y se puede encontrar una rom del mismo en la red. Prefiramos a una mascota u otra no se puede negar que los creativos publicitarios se esmeraban en darle un aire “guay” a algo tan a priori aburrido como una bebida gaseosa de lima-limón.
De refrescos sigue la cosa y si de estos hablamos hay un personaje de lo más raro que se coló en las Playstation de Japón, y no es otro que Pepsiman. No fue creado ad hoc para el juego, sino que era la imagen o mascota de Pepsi en el país del sol naciente, habiendo protagonizado una serie de anuncios. Ya en el año 1996 apareció en el juego de lucha Fighting Vipers como personaje secreto -solo en Japón- y sería en el 99 cuando protagonizaría su propia aventura, Pepsiman (Kid, 1999). El objetivo de este extraño superhéroe es que nadie que lo necesite se quede sin una Pepsi -muy noble-, y para ello recorreremos cuatro niveles en los que iremos esquivando todo tipo de obstáculos en una especie de endless runner poco divertido, la verdad. Si este juego llama la atención es por lo estrambótico de toda su propuesta, lo que ha hecho que sea enormemente popular, y esto, unido al hecho de que solo apareció en japón, le ha conferido cierto estatus de culto. Hay que remarcar los interludios entre niveles, en los que el actor Mike Butters protagoniza lo que son directamente anuncios de la marca. Un punto para Pepsi en su eterna guerra con Coca-Cola y un juego que atrae de tan extraño que es.
Evidentemente hay muchos más casos de publicidad en los videojuegos, y aunque no sea de forma tan directa, me viene a la cabeza la empresa española Chupa-Chups, que introdujo su publicidad en el plataformas de amiga Zool (Gremlin Interactive, 1992), o incluso una especie de logo que recuerda inevitablemente al de Marlboro en Hang-On (Sega, 1985), en un vestigio de una época en la que el tabaco estaba muy asociado a las competiciones de motor. En cualquier caso, he querido resaltar con estos juegos cuatro curiosos casos de marketing que nos muestran como las empresas de comida rápida y refrescos siempre han querido verse relacionadas con la industria del videojuego, que, a su vez, siempre se ha visto asociada a un público joven.
Guerra por captar público joven
Puede que a día de hoy no veamos campañas como estas en las que una compañía financia un juego completo con fines publicitarios, quizá por lo mucho que se han elevado los costes de producción, pero la publicidad sigue en los videojuegos, y podemos ver también como este tipo de empresas de comida rápida se pelean por patrocinar streamings populares o equipos de deportes electrónicos, y es que la guerra por hacerse con el público joven es constante. No aspiro a cambiar el mundo de la publicidad desde esta tribuna, claro está, pero al menos lo que si me gustaría es que se desterrara de una vez por todas el estereotipo del jugador rodeado de snacks y bebidas azucaradas que reside las veinticuatro horas en el sofá.