Un cuerpo que no es nuestro, al contrario de nuestras acciones
Hace tiempo que no recuerdo cómo era la luz de una estrella, y a estas alturas desconozco si en algún momento la pude ver, si fueron mis ensoñaciones o mis deseos de creer. Hace tiempo que me duele este cuerpo que no es mío, piezas frías conectadas al vacío que rellena mi interior, uno que ni padece ni siente, pero que me hace persona, o por lo menos lo intenta. Hace mucho tiempo de ello, o tal vez no, pues mi memoria no llega más allá de mi despertar, mis sensaciones no se alejan de sentir el frío de la estación en una piel sintética, o el calor de los motores que me achicharran aun cuando no tengo nervios. Querría volver a sentir, querría volver a ser al menos una vez, volver a recordar el latir, el sudor, las lágrimas recorriendo una piel templada que me escuece y duele como si mil puñales se me clavaran, pero que era mía, y me hacía humano, mas no entraba en los planes de la empresa.
Cyberpunk 2077 supuso un hito sobre cómo hacer mal las cosas, pues con sus más pero sobre todo con sus menos se granjeó una fama hasta cierto punto merecida, pasando a los anales de la historia como uno de los mayores chascos en la corta historia del videojuego, mas no el último, pues el ritmo de la industria de las titánicas producciones no tardará en darnos un nuevo baluarte de la mofa. Mientras tanto, para poder acercarnos a un género que podía quedar desamparado ante un público hastiado de intentar disfrutar un juego roto, salen propuestas más pequeñas, compactas, pero que en su sencillez logran hacer un trabajo encomiable, capaz de enterrar en el olvido los delirios de grandeza para asegurarse un podio que se merece, y es que Citizen Sleeper hace un gran favor a un género que amo tanto como es el cyberpunk.
He hablado mucho sobre Cyberpunk 2077 pues más de uno, antes del lanzamiento, ya lo posicionaba como el punto guía de los juegos futuros que decidiesen decantarse por este género futurista. Más allá de las luces vistosas, las macro construcciones de las mega corporaciones y armas de fuego a mansalva, Cyberpunk 2077 se quedaba en los meros estereotipos de pobreza y sueños de llegar a lo más alto, a convertirse en aquellos que te oprimieron y no para romper el ciclo precisamente, sino para convertirse en un eslabón más de las cadenas de mando. En contraparte nos encontramos con obras de estudios independientes capaces de tomar el cyberpunk y desarrollar tramas interesantes que verdaderamente se sienten sacadas de una obra donde el género tiene la importancia y trato que se merece, como podría ser Ruiner, o como en este caso es Citizen Sleeper.
El juego desarrollado por Jump Over The Age, creadores de In Other Waters, logra implementar un sistema novedoso en un mundo que verdaderamente se siente real, pues los personajes que lo pueblan son, ante todo, humanos, ojalá poder decir eso de nosotros mismo. Comenzamos metidos en un habitáculo, sin saber quienes somos, cómo llegamos ahí o donde estamos, hasta que nos abren la puerta y nos encuentran, permitiéndonos saber algo sobre la situación, como que no somos humanos al uso, solamente un robot controlado por un humano en estado comatoso y que pertenece a una gran empresa, la cual, para no perder sus bienes, activa la obsolescencia programada para que se caigan a piezas, si no es mío no es de nadie. A pesar de que no somos humanos de carne y hueso, nuestra inteligencia programada y sentimientos nos convierten directamente en uno, por mucho que seamos una copia de una persona real que, presuponemos, sigue viva en un estado desconocido en el momento. No nos queda otra que intentar responder a todas las dudas que tenemos, pero para ello, primero deberemos de sobrevivir.
Cada día, al despertar, consumiremos energía y nuestro estado se irá descomponiendo debido a la desactivación de las juntas de nuestros miembros, un final del que no podemos huir pero sí que podemos alargar. A cambio, recibiremos una cantidad de dados igual al estado en el que nos encontremos, cuanto mejor estemos más dados poseeremos. Es aquí donde empieza la acción, pues dichos dados, con valores del 1 al 6, se podrán utilizar para completar acciones de lo más diversas, que pasarán desde trabajos con los que adquirir un sustento, hasta actos menos laboriosos pero igual de importantes, como pueden ser la infiltración o el hackeo de datos, completando así un amplio abanico de opciones para diferentes tipos de jugador y de personajes, pues nosotros iremos modificando a nuestro protagonista de la manera en la que lo deseemos, al igual que decidiremos su futuro y las relaciones con las personas de esta estación alejada de la mano de cualquier dios. A diferencia de juegos como Disco Elysium, donde las tiradas se realizaban en el momento de la acción siendo incapaces de prever cómo iban a salir, en Citizen Sleeper iremos con cierto conocimiento sobre cómo saldremos adelante (o no), aunque no es tan sencillo como parece, pues una vez decidamos qué dado destinaremos a cada acción, se realizará otra tirada para mostrar el resultado de la misma, el cual puede ser negativo a pesar de tenerlas todas con nosotros, aportando ese toque rolero pero con un cariz que, aunque distinto, aporta mucho al núcleo jugable, sirviendo como un aliciente no solo para probarlo, sino para engancharnos, pues la historia se encargará ayudará con ello.
Es muy fácil decir que las mega corporaciones son malas, y que todos aquellos que se oponen a ellas son buenos (que presumiblemente es así no me voy a bajar de este carro), pero trabajar en una historia profunda, con personajes destrozados por sistemas económicos diabólicos, da mucha caché a un juego que no tiene miedo en demonizar al capitalismo todo lo que se merece y más, pues muchas de las situaciones que podemos encontrar preocupantes en Citizen Sleeper se podrían dar en nuestro mundo más pronto que tarde. Cuestiones éticas, verdaderos conflictos de intereses, todo esto y más envuelto por una capa deprimente y futurista, pues al fin y al cabo habitamos, que no vivimos, en un mundo donde las mismas empresas que gobiernan todo cuanto vemos han destrozado todos los sueños de la gente, que queda reducida a mera mano de obra a la que no se le ha de tratar ni como humanos. Como he mencionado al principio, es fácil caer en los clichés típicos de bueno y malos, pero es más difícil y atrevido contar qué hace malo a los malos y quienes sufren las consecuencias en sus carnes, o piezas mecánicas.
Cuando encuentras un trabajo tan bien hecho, el resultado se te queda grabado bien adentro
Citizen Sleeper posiblemente sea de lo mejor que podamos jugar en lo que llevamos de año, una obra redonda en el apartado narrativo y jugable, y lo digo tras haber jugado en un mes tanto a Disco Elysium como a 13 Sentinels: Aegis Rim, por lo que el listón estaba increíblemente alto, una posición a la que no le ha costado en absoluto acercarse, sensaciones que comparto con Jordi de Paco, uno de los mejores en su campo. Posiblemente el principal pero que le podamos poner es que a día de hoy solamente se encuentra disponible en inglés, y desconozco si hay planes de incluir una traducción al castellano que le sentaría como un guante, y espero de corazón que tengamos noticias pronto para que más usuarios puedan acercarse a él. Contar historias es una labor difícil, pero cuando encuentras un trabajo tan bien hecho, el resultado se te queda grabado bien adentro. Las historias de nuestro Sleeper, de Lem y Mina, de Sabine, de todos aquellos que intentan sobrevivir en un sistema desfasado, una advertencia que vamos camino de tomar tarde.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Double Jump.