O para hincarle el diente por primera vez, si es que todavía no lo has hecho
2018 fue un grandísimo año para el videojuego. Y no solo porque se comenzase a erigir, a la sombra de auténticos referentes culturales como Mundogamers o Espada y Pluma, el fabuloso y muy humilde portal de divulgación independiente que ahora da espacio y voz a estas mismas líneas, sino también porque hubo lugar para pequeñas pero muy necesarias revoluciones en un sector apunto de comenzar su transición generacional. Con un muy sorprendente Celeste colándose en The Game Awards como uno de los candidatos a ‘Juego del Año’ y unos auténticos titanes como Red Dead Redemption 2 y God of War que cambiaron la visión de muchos sobre el género de la acción en tercera persona, los aficionados al rol japonés pudimos gozar de un imprescindible Xenoblade Chronicles 2 que quedó lejos de gozar con la misma relevancia mediática que las tres obras comentadas, pero que no por ello tuvo problemas a la hora de coronarse – al menos, a nivel personal – como uno de los mejores títulos lanzados jamás para el sistema híbrido de Nintendo.
Ya de por sí considero que disfrutar de un magnum opus en retrospectiva, especialmente tras haber disfrutado durante tantísimas horas de una secuela digna que se le acabó concediendo casi diez años después, es un motivo más que válido para estar emocionado por el lanzamiento de Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, la reedición del clásico de Wii que acabará llegando este 29 de mayo a nuestras Switch, y que supone uno de los lanzamientos más importantes para Nintendo en esta primera mitad de año. Pero es que, a su vez, esta confianza ciega por parte de la empresa nipona, esta relevancia condicionada por la situación (prácticamente no existen estrenos propios que puedan afectar negativamente a la salida de la entrega), es capaz de retroalimentar la máquina del hype como pocos tráilers pueden hacer, anticipándonos el lanzamiento del que puede llegar a ser uno de los mejores trabajos de revisionado de los últimos años.
Los ingredientes, al fin y al cabo, están ahí. El producto original, merece la pena recordar, es sublime; probablemente uno de los mejores juegos que se hayan hecho jamás – tal y como indicaban portales como EDGE en sus infames rankings hace unos años -, concediéndonos la oportunidad de ser partícipes de una historia verdaderamente épica protagonizada por un Shulk desamparado en el vastísimo – y aún inconcebible – mundo de Bionis. De manera independiente a ello, la versión incorpora jugosas mejoras (si bien deja fuera los añadidos de su edición para New Nintendo 3DS), entre las que se incluye el esperadísimo epílogo Futuros Conectados, el cual rematará algunas subtramas que nos dejaron con ganas de más durante el viaje original y, sobre todo, extenderá el lore hasta conectar a la perfección con la secuela numerada. Ya en su día Chronicles 2 dejó entrever en sus últimos compases – así como en uno de sus contenidos descargables – cómo ambos títulos compartían algo más que su nombre, pero cabe esperar que en esta ocasión se profundice mucho más en el camino hacia las aventuras de Rex y Pyra, algo para lo que un servidor no puede esperar.
Por último, pero no menos importante, está el matiz heredado del factor sociocultural actual, y que aporta una nueva perspectiva sobre la obra base. Aun con sus frenéticos combates y sus memorables epopeyas, Xenoblade Chronicles siempre fue un título rebosante de paz; un remanso de calma que, con densos tintes contemplativos, nunca se dejaba jugar con prisa. Construía un viaje único, y nos obligaba a disfrutar de él con sus interminables paseos, sus tan agradecidos cometidos secundarios y sus espontáneas charlas con los compañeros de equipo, posteriormente replicadas de manera excepcional en otros títulos como Final Fantasy XV. Y si hay algo que personalmente crea idóneo para una situación como la actual – tras una pesimista pandemia, con un verano quizás más despejado de actividades de lo que a muchos nos gustaría y a expensas de que la próxima generación llegue a nuestras manos – es, precisamente, un pozo de horas donde perderse hasta el lanzamiento de Xbox Series X y PlayStation 5.
Vosotros veréis, pero, si me necesitáis, a mí buscadme en Mekonis.