Las profundidades de Chernóbil
Se han debatido una y mil veces las cualidades y capacidades del videojuego para internarse en terrenos alejados de lo lúdico, se ha cuestionado su utilidad como instrumento de cultura, y también se ha puesto en entredicho su validez como arte. Por suerte, al menos para aquellos que nos interesamos por este mundo, o por el mundo de la cultura en general, la mayoría de esos debates han quedado atrás, y hemos asumido por fin que el videojuego es algo más que acumular puntitos. Y no es solo que ya podamos decir que el videojuego es arte, sino que también se ha convertido en vehículo de información, teorización y de discurso político. Mi compañero César suele hablar sobre esos aspectos del medio, y como otros autores, ha dejado bien claro y probado que el videojuego también puede ser una herramienta ideológica, propagandística y discursiva.
No destaco estos rasgos en el análisis de Chernobylite porque sean su faceta más importante, o porque sea un juego cuya principal intención sea la de transmitir un mensaje político o propagandístico, sino porque me pareció una buena ocasión para iniciar el texto incluyendo este tema, y mostrando que incluso con un título que no se centra en dicho aspecto, el videojuego es capaz de contener una gran carga cultural e informativa. Y es que Chernobylite ni siquiera puede ser considerado un serious game, y sin embargo, ahí está su mensaje real, un mensaje de crítica directa.
Este título basa su ficción en el incidente de la central nuclear de Chernóbil en 1986, en la actual Ucrania, que por aquel entonces formaba parte de la U.R.S.S., y nos sitúa en la famosa Zona de Exclusión que rodea a dicha central. Nuestra aventura comienza 30 años después del catastrófico suceso, y estaremos en la piel del científico Igor, exempleado de la central y que regresa con la intención de encontrar a su prometida, Tatyana, que desapareció durante el incidente. Con este panorama como telón de fondo, resulta sencillo ver los motivos por los que el estudio polaco The Farm 51 aprovechó Chernobylite para lanzar una crítica al sistema y el gobierno de la U.R.S.S. en la época de la catástrofe, y es que Polonia, junto con otros países, como Ucrania, fue una de las naciones más afectadas por la nube radiactiva derivada de la fusión del reactor de la central. Durante el transcurso del juego se harán evidentes algunos mensajes, diálogos y representaciones que cargan contra la gestión soviética del incidente, y cómo esto causó un auténtico calvario para gran parte de la población que vivía en la región afectada. Sin embargo, como comentaba, esto es solo una pieza de Chernobylite, y no toda la obra gira en torno a esto ni mucho menos.
Chernobylite es una aventura surivival de ambientación postapocalíptica y presentada en forma de shooter en primera persona, que nos llevará a explorar la zona de exclusión que rodea a la famosa central nuclear. Dejando entrever las influencias de S.T.A.L.K.E.R. Shadow of Chernobyl, este título propone un estilo de juego más bien pausado y cuidadoso, en el que el avance directo y rápido hacia los objetivos principales suele ser una decisión temeraria y no demasiado recomendada. En consonancia con su ambientación, la supervivencia será complicada, ya que tendremos que administrar recursos escasos y preocuparnos por nuestro nivel de radiación o nuestra salud mental además de por los puntos de vida propiamente dichos. A pesar de ser un shooter y poner diversas armas a disposición del jugador, el combate en Chernobylite será algo que siempre implicará riesgos notables para el jugador, ya sea por la escasez de balas, por la dureza de los enemigos o por lo vulnerables que podemos llegar a ser. Normalmente suele ser buena idea el sigilo, ya sea para escabullirnos y evitar el combate, o para eliminar a los enemigos en silencio, minimizando riesgos y ahorrando recursos. Sin embargo, esto no será aplicable a todas las amenazas que moran en la zona, y es que no solo nos enfrentaremos a soldados del gobierno ruso, sino que también tendremos que lidiar con unas extrañas criaturas surgidas de la imaginación de los creativos. Chernobylite combina la inspiración real con fantasía, y obtiene su título de un material ficticio que apareció en las cercanías de la central tras el incidente: la chernobilita. Este mineral altamente radiactivo será uno de los ejes centrales de la narrativa del título, y durante su transcurso descubriremos cómo está relacionado con todo lo ocurrido y con la vida de nuestro protagonista. Pero, más allá de sus implicaciones argumentales, que no quiero destripar, la chernobilita ha provocado extrañas mutaciones y sucesos, como la aparición de unas criaturas mutantes llamadas sombras, a las que también tendremos que enfrentarnos. En este caso, el sigilo no será una opción, y no tendremos más alternativas que disparar o huir. Estos enemigos aportan un componente de terror en el desarrollo de la aventura, ya que suelen aparecer en entornos cerrados y oscuros, y poseen habilidades con las que sorprendernos, ponernos en tensión y causarnos algún que otro susto.
Los enemigos serán solo una de nuestras preocupaciones en Chernobylite, pues tendremos que realizar una exploración concienzuda del entorno en busca de recursos de todo tipo, desde plantas medicinales hasta combustible o piezas electrónicas, y es que el crafteo y la mejora de equipo y objetos es una parte clave del juego. En cuanto llegamos a la zona, tras superar la introducción, se nos pondrá a cargo de una base de operaciones desde la que elegiremos y nos encaminemos a nuestras misiones. Con un sistema de construcción muy similar al de Fallout 4 tendremos que acondicionar progresivamente la base, construyendo bancos de trabajo para la mejora y fabricación de armas y munición, artilugios de cocina, máquinas para el filtrado de aire, generadores eléctricos, protección anti-radiación, etc. Para ello serán necesarios todos los recursos que nos ofrezca el páramo en el que nos movemos. Además, por si fuera poco, Chernobylite añade algo más de gestión y roleo con la aparición de distintos npc’s que podrán pasar a formar parte de nuestro equipo, teniendo peso significativo en la historia en función de las decisiones que tomemos con ellos en distintos puntos de la aventura, y también podrán salir enviados a misiones secundarias para conseguir recursos y traerlos a la base. Sin embargo, esto conlleva un coste, y es que a mayor cantidad de personal en nuestra base mayores serán las demandas de recursos. Tendremos que colocar más camas, un mayor suministro eléctrico, más comida… Incluso nos pedirán ayuda en algunas ocasiones para subsanar problemas de salud o similares. Así que no solo tendremos que vigilar nuestras necesidades, sino también las del grupo. Algunas decisiones pueden provocar que estos personajes nos abandonen o mueran, o incluso que nunca lleguen a unirse al equipo, si no elegimos la opción correcta al conocerlos. También se darán conflictos entre ellos, ya que ante determinadas situaciones algunos nos recomendarán un curso de acción y otros sugerirán una vía alternativa. Al elegir, inevitablemente, contentaremos a unos y enfadaremos a otros.
Cabe destacar, ya que hablamos de las decisiones que pueden cambiar el rumbo de la historia, que la muerte en Chernobylite no sigue el sistema convencional de los videojuegos, sino que ofrece alternativas y puede estar relacionada con la toma de decisiones. En primer lugar, cuando somos eliminados por enemigos humanos, normalmente no morimos directamente, sino que somos capturados como prisioneros, y tenemos una segunda oportunidad de escapar y recuperar nuestro equipo. Si nos eliminan las sombras o un peligro ambiental, la cosa cambia. En este caso moriremos “del todo”, y seremos transportados a una especie de limbo existencial, que nos dará la oportunidad de revisitar las decisiones clave de la historia, para poder cambiarlas. Estaremos en un escenario donde cada recuerdo está representado con una piedra, y dependiendo del color de dicha piedra sabremos el estado de cada situación. Sin embargo, esta manipulación de la realidad tendrá un coste, y es que para poder cambiar el pasado tendremos que entregar piedras de chernobilita. Con esta combinación de elementos, de gestión, supervivencia y roleo, Chernobylite puede presumir de ofrecer al jugador una experiencia completa y versátil. Esto último tanto por la variedad de elementos de gameplay como por los ajustes de dificultad que permite, desde muy fácil hasta “modo locura”, y separado por categorías, como dificultad del combate, de la exploración, etc.
El toque amargo a la experiencia, al menos en la versión de PlayStation 4, viene por el apartado técnico, en el que aún quedan aspectos por pulir. Gráficamente el juego se defiende muy bien, especialmente en cuanto a paisajes, con unos escenarios que recrean muy fielmente y con un realismo notable toda la zona de exclusión. Haciendo un muy buen uso de las paletas de colores, la iluminación y los efectos ambientales. Por desgracia, el modelado de personajes queda más deslucido en comparación, aunque no es nada escandaloso. El sonido también cumple, tanto en lo referente a los efectos ambientales como con la música. El problema en el apartado visual viene con la tasa de frames, algo inestable y con tendencia a caer en determinadas ocasiones, como al final de un combate. Por otra parte, el juego presenta algunos errores en lo relativo al guardado de datos, corrompiendo a veces las partidas y privándonos de poder retroceder hasta guardados antiguos.
Una obra irregular, pero muy palatable
Con todo, Chernobylite deja un buen sabor de boca, y sin duda cumple como survival de su tipo. Mecánicas exigentes pero moldeables, una ambientación lograda, variedad de recursos, actividades y opciones jugables… Los únicos problemas que lo empañan son estrictamente técnicos, y podrían solventarse con algún parche de actualización.
Este análisis ha sido realizado con una clave de descarga para PlayStation 4 proporcionada por Meridiem Games.