El periodismo femenino no existe, son los padres
Death Stranding está a nada de salir, y parece que por mucho que se intente no deja de haber controversia a su alrededor. Esta vez no tiene nada que ver con su apartado jugable, con Kojima contando más de la cuenta en sus trailers o con fans enfurruñados porque no saben aceptar una crítica de un medio especializado; ni si quiera ha sido por el propio juego, sino por una mesa redonda que se va a llevar a cabo el jueves en la Fnac de Callao, Madrid, en el que se hablará del juego y diversos fans podrán acudir. No quiero ser pesimista ni nada por el estilo, pero todo lo que envuelve a este juego huele prácticamente a alquitrán.
Ponerse un lazo morado el 8M no es suficiente: llamar a mujeres profesionales para que aporten sus conocimientos y su trabajo diario hace más por nosotras que incluirnos en la trigésima mesa sobre machismo en la industria. https://t.co/ItQi8fiv6G
— azulco 🍁 (@AzulCorrosivo) November 2, 2019
El punto por el cual todo ha explotado y las redes llenadas de odio viene dado por el elenco de personalidades que asistirán a dicha mesa redonda, y es que todos ellos son hombres, siendo Ángel Sucasas, Nacho Vigalondo, Salva Espín, Nacho Requena, Bruno Sol y Jorge Cano los integrantes de este coloquio. Las críticas han venido dirigidas hacia Sony y Fnac, las organizadoras de este evento, aunque ha terminado yéndose un poco de madre. Muchas periodistas del medio se han quejado, y con razón, de que no haya nada de presencia de ese bloque femenino en dicha ponencia. Es chocante que, en un mundo donde existen páginas como TodasGamers, no haya ninguna representación femenina, no como abanderada ni nada por el estilo, sino simplemente como una ponente más. Antes de seguir, no pienso comentar absolutamente nada concreto de ninguno de los integrantes ni echar más leña al fuego de la que se repartió en estos últimos días, ya que lo considero única y exclusivamente una opinión que no tiene por qué ser compartida.
Creo que en esta confrontación hay varios problemas a la hora de tomarse este evento por lo que es: publicidad de un juego de la que sin embargo algo interesante se puede obtener. Por un lado, tenemos el hecho de que no hay ni una sola mujer en una mesa redonda que, por cierto, no creo que pueda ser limitada y que por ello no pueda asistir, o que justamente ninguna periodista pueda estar allá arriba. El segundo punto y que también va enlazado con esto es que no hay que cumplir una cota de minorías, como muchas veces se hace y acaba siendo un desastre (recordemos los años nefastos del Games Done Quick), y que tiene que ir enlazado a la calidad de los ponentes. Sin embargo, calidad en el medio hay de sobra, para dar y regalar, y cada vez se nota más la presencia del sector femenino y la voz que tiene, y eso es muy bueno y muchas veces se echa en falta. Las mujeres son personas y existen, al igual que lo hacen gente de otra raza, sexualidad, religión, ideología, etc… Incluso comen y eso, me han contado.
Sinceramente, no creo que se hayan hecho esto aposta, seguramente ni siquiera se hayan dado cuenta de que eran todo señores a la hora de preguntar a estas personalidades. Aunque duela decirlo, el machismo sigue siendo muchas veces costumbre y por supuesto que hay que erradicarlo, pero muchas veces se nos pasa por alto hasta que alguien nos lo dice. Esto no quita la responsabilidad que hay de dar visibilidad a ciertos sectores del medio, no para cumplir una cota, sino porque es necesario que la gente sepa que esto existe y es igual de válido. Aún recuerdo con asco la que le calló a Alejandra Pernias, CM de Xbox en España, por comprarse Overwatch para PS4 para jugar con sus amigos: llegaron a pedir que la despidieran por un trozo de plástico y porque parece que la guerra más humillante y absurda del mundo sigue latente. Este tipo de representación no se llamaría ni siquiera representación si verdaderamente fuéramos capaces de una vez por todas de darnos cuenta del año en el que vivimos. No creo que vayan a cambiar o ampliar la lista de ponientes al tener tan poco margen de reacción, pero sí que se va a echar de menos una voz femenina (o varias) que acompañe a la ponencia.