No os enfadéis, estoy ejerciendo mi libertad creativa y de expresión
Tranquilos, fans de Stellar Blade (por decir algo), no todo está perdido. Aún podéis sacarle brillo al ganso mientras jugáis. Nadie os va a detener por ello, ser lamentable y casposo no es un delito penado, así que tranquilos. No os rajéis las vestiduras mientras os llenáis la boca con conceptos como la libertad creativa, la censura woke y todas esas cosas. No intentéis manejar cosas que no entendéis, de verdad. Si tenéis las manos bastante ocupadas ya con el mando y otras cosas, no intentéis abarcar más de lo que realmente podéis. Disfrutad del juego, tranquilos, que nadie quiere exterminar las tetas ni los culos, sinceramente. Eso no va a pasar. Stellar Blade ha salido, con sus tetas y culos, a pesar de la persecución del purismo woke. Aunque, sinceramente… No es del juego de lo que queréis disfrutar, ¿no?
Antes de nada voy a decir que no tengo ninguna opinión negativa sobre Stellar Blade, ni tampoco positiva. Es que no lo he jugado. Y que esto no va dirigido a la gente normal que simplemente quiere un buen juego de combos locos, gráficos chulos y demás. Probablemente el juego esté bastante bien, o al menos el contenido libre de pseudo porno que he visto sobre él apunta a eso, aunque no sea de mi estilo. Sin todo este enjambre de basura a su alrededor es muy probable que Stellar Blade hubiera pasado por la palestra como un buen juego, incluso notable, pero sin más aspavientos. Pero claro, ese es el problema, que sus creadores probablemente sabían que, más allá de las despampanantes físicas anatómicas “cien por cien realistas”, el juego no tenía demasiado material del que tirar para que fuera un fenómeno de masas. Y al final ha sido eso, sí. Ha estado en boca de todos (y en manos de muchos) desde hace meses, pero por ese enjambre de porquería, y no por el juego en sí.
¿Que probablemente con este texto esté añadiendo más mierda al asunto? Probablemente, sí. Pero me apetecía hablar desde hace bastante sobre él, y de perdidos al río. De todos modos, dudo que mis textos los lea demasiada gente, y si picar a un puñado de entusiastas de los buenos tiempos genera tráfico pues solo puedo decir: “Gracias a los fans de Stellar Blade que estáis leyendo esto”.
El asunto real es que nunca les importó un carajo la libertad creativa con la que no paran de llenarse la boca. Si supieran lo que significa ese concepto no irían insultando a cada persona que crea contenido propio con total libertad pero que no se ajusta a sus gustos y opiniones. Porque espero que sepan que un artículo de opinión es una creación libre también. Pero esto tampoco es nuevo, estos son los mismos que se enfadaron mucho cuando un analista dio su opinión subjetiva sobre Starfield y lo acusaron de poco menos que agente infiltrado de Sony. Son los mismos que insultan, amenazan y desprecian todo aquello que se aleja de su limitado espectro cognitivo y de su visión cavernaria de las cosas. Los mismos que criticaron el cambio en el cartel de la RetroBarcelona porque Jill ya no les miraba golosita. También son los mismos que lloraban porque Selene o Aloy “eran feas” y ya no podían jalarse el ganso sobre el mando de la consola.
¿De verdad creeis que hay una censura persecutoria? El juego se ha publicado e internet está lleno de una mezcla de pseudo porno con pseudo juego a más no poder. La hiper sexualización del cuerpo femenino sigue presente en los videojuegos, no tenéis más que mirar un Soul Calibur, Nier Automata o Bayonetta, entre muchos otros. Tranquilos, que no hay una inquisición de la sexualidad.
Independientemente de la intención en según qué títulos, o de la calidad de los mismos, la mujer ha sido y sigue siendo sexualizada en el videojuego. Y todo es para contentar a esa parte del público que no supo avanzar más allá de los años 90 y que no ha dejado atrás el desbarajuste hormonal de la adolescencia. La industria sabe que eso vende, y no hay ninguna censura woke o buenista, como suelen decir, que pare la maquinaria capitalista. Olvidaos de eso. El cuerpo femenino sigue al servicio de todas esas fantasías adolescentes que no habéis dejado ir al cumplir los 18.
Lo que pasa, y lo que no os gusta, es que al mismo tiempo también se abre a otros públicos que cada vez se hacen más notables entre la comunidad. Grupos de público que os dan miedito, porque ya no seréis los únicos niños jugando en el parque. Aunque en muchísimos casos no sea por ninguna intención noble o inclusiva, y sea solo otra maniobra carroñera para ganar más, sigue siendo una realidad. El público del videojuego, afortunadamente, es cada vez más amplio y diverso, y os jodéis, porque os toca compartir el parque. Porque hay partes de esa maquinaria que están entendiendo que no seguimos en los 90, y que existen personas que no encienden la Play para ver tetas botando, o que no se enfadan por ver una bandera trans en Nueva York. Pero vosotros sí, vosotros seguís aullando desesperados y considerandos los fans más fieles de las marcas. Los adalides de “los videojuegos de verdad”, los videojuegos “como se hacían antes”.
Aunque os cueste creerlo, hay gente que no se escandaliza porque Aloy tenga pelillos en los cachetes si la miras a contraluz ni porque le reduzcan las proporciones del busto a Tifa. Es que os enfadasteis hasta cuando pusieron un paso de peatones arcoíris en The Last of Us…
Los habemos que incluso aplaudimos esas decisiones… O al menos cuando nos damos cuenta, porque la bandera de colores es fácil de ver, pero hay que estar aburrido y obsesionado para fijarte en los pelillos casi invisibles de los mofletes de un personaje. ¿Por qué me iba a molestar que una persona trans o racializada se sienta cómoda o representada en un videojuego? No me dañan. Al revés, añaden diversidad y variedad, que no todo son señores hipermusculados y mujeres de revista de Playboy. No nos molesta que Eve sea sexy, solo cuestionamos, con la libertad de expresión que tanto os gusta, si tiene sentido que una guerrera que maneja espadas gigantes y libra una guerra post apocalíptica tenga un cuerpo hipersexualizado y poco musculado. Seguro que pondríais el grito en el cielo si el próximo Kratos tiene esos bracitos y va luciendo culo por ahí.
Y no es solo que no os importe la libertad creativa y la uséis como excusa, y como causa con la que sentiros menos ridículos. Es que ni siquiera os importa el juego, solo os importa vuestra parcela de hegemonía en un medio que creéis vuestro por derecho. Y es que he llegado a ver como veis cómo consideráis una maniobra de disidencia rebelde, o algo parecido, el hecho de no conectar la consola a internet para que el juego no se actualice, y así poder seguir viendo más “carne”. Preferís prescindir de actualizaciones y parches, aunque probablemente mejoren el rendimiento del juego, para poder ver a un personaje aún más sexualizado. Y todo porque los trajes han sido “censurados”, o mejor dicho, muestran dos centímetros menos de “carne”.
Es fácil darse cuenta de lo que buscáis y queréis proteger en Stellar Blade. Tanto es así que al ir a buscar sobre el título en Google, las primeras opciones de búsquedas sugeridas hacían referencia a trajes de conejita, a “Stellar Blade hot”, a “Stellar Blade sin censura” o a la propia censura. Nada de gameplay, combos, armas, jefes, misiones, etc. Vamos, nada de lo que se buscaría si se está interesado realmente en el juego y no en el contenido sexual o la polémica.
Apenas se habla de las verdaderas virtudes del juego. La gente que lo hace, los que de verdad se interesan por el videojuego, pasa desapercibida entre tanta basura recalcitrante con videos y gifs de Eve bajando escaleras con la cámara apuntando a su ropa interior. Es “vuestro GOTY” porque lo veis como una reivindicación de rebeldía anti censura, y no por la calidad real. Es vuestro estandarte en una cruzada contra una censura que solo existe en vuestras cabezas, porque el juego se ha publicado, y con “censura” y todo está cargado de material sexualizado.
He llegado a ver incluso “movimientos comunitarios” en redes recogiendo firmas bajo el lema de “FreeStellarBlade”. Curiosamente, el usuario al que se lo vi publicar llevaba el avatar de un payaso, por lo que sea… De verdad, vuestra “lucha” consiste en poder verle mejor las tetas a una muñeca digital. ¿No os dais cuenta de lo penoso que resulta?
No os importa la supuesta censura, ni la libertad creativa, ni siquiera jugar. Simplemente os da miedo lo diferente, os dan miedo las opiniones y gustos que no se ajustan a los vuestros. Os da miedo la gente diferente a vosotros, a la que demonizáis solo porque no la entendéis. Pero, lo dicho, el parque ya no es solo vuestro, ahora hay mucha gente que quiere jugar. Y si no os apetece ver nada nuevo tal vez debáis quedaros en la zona infantil durante un tiempo más, con los mismos juguetes de siempre. Además, ahí se pasan por alto los berrinches estúpidos.