Cristales desgastados para un juego a la altura
Abrir los ojos ante un brillante Sol que no perdona nuestro estado de inconsciencia. Sentir la brisa marina, la sal pegada a nuestro cuerpo y una arena que incordia e irrita la piel. Nos cuesta respirar, el más mínimo movimiento es un ejercicio imposible que nos forzamos a realizar, pero que no completamos. Parece que el peso de una responsabilidad colosal ha caído sobre nuestras espaldas. Ha pasado toda la mañana y parece que las fuerzas han vuelto, poco a poco, a nuestro machacado cuerpo. ¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Dónde estamos? ¿Estaba solo? ¿Siempre lo he estado? No hay tiempo para formular cada una de las respuestas, pues una serie de pasos atónitos se acercan a nosotros, acompañados por unas voces sorprendidas que hablan incrédulas sobre el cuerpo varado en la playa. Este es el comienzo, una aventura épica, un viaje que nos llevará hasta las puertas del mal para que las derrumbemos una vez más como antaño hicieron los predecesores, los elegidos por los cristales, los héroes de la luz. Ahora es nuestro turno, pero, ¿queda espacio para otra historia más? ¿Hay hueco para Bravely Default II?
Ante todo, quiero aclarar que no estoy muy experimentado en este género del mundo de los videojuegos, habiendo sido mis incursiones en el mismo bastante escasas, aunque normalmente satisfactorias. No he sido gran fan de los Dragon Quest, ni de Shin Megami Tensei ni de Final Fantasy, por lo cual hay muchas cosas que se me quedan atrás o que he experimentado por primera vez en este largo viaje que ha supuesto Bravely Default II, que no es por ende malo. Quiero dejar clara mi posición respecto al título desde un comienzo, y es que, a pesar de las críticas que he podido leer por internet y los comentarios generales, he disfrutado de este viaje como no lo hacía en mucho tiempo. Bravely Default II me ha servido para tomarme las cosas más con calma, pues siempre me ha llamado el frenetismo en los videojuegos, la acción continua y el no parar de apretar cosas, y es por eso principalmente por lo que nunca he llegado a hacer buenas migas con los JRPGs debido a esa dinámica de los turnos, hasta el día de hoy.
Bravely Default II, al igual que las dos entregas anteriores, ofrece el sistema tan particular compuesto de dos comandos principales, Bravely y Default, que componen el nombre de la saga. Mediante ello tendremos dos acciones sobre las que pivota el combate del título. La primera, Bravely, consistirá en adelantar un turno de acción nuestro, permitiéndonos realizar más acciones en lo que sería un turno como tal. La utilidad es clara, pues si un enemigo está a las puertas de la muerte, la ejecución de varias acciones en un mismo turno nos permitirá rematarlo debidamente. Sin embargo, esta acción tiene también un hándicap, pues adelantar turnos nos dejará con turnos negativos, por lo que no podremos hacer absolutamente nada hasta que recarguemos el contador a 0, donde volveremos al combate. Mientras tanto habrá transcurrido un valioso tiempo, tiempo que nuestro personaje quedará completamente desprotegido a los ataques.
En la otra mano tenemos Default, la contraparte de Bravely y con la que casa a la perfección. Default nos permitirá defendernos durante un turno, donde nos protegeremos de mejor manera de los ataques del rival, aunque no podamos hacer nada más. Pero el beneficio es directo, pues tras el Default habremos aumentado nuestro contador, con lo que contaremos con una acción más desde el momento en el que recuperemos la iniciativa. La estrategia que aporta al combate lo vuelve extremadamente dinámico, pues recargar con varios Default nuestro cargador nos permitirá realizar una oleada de Bravely sin costo alguno, ya que tendríamos acciones extras de antes. ¿Y por qué lo considero tan importante? Como he mencionado antes, la paciencia no es mi virtud, algo que ya comenté en el análisis de Steamroll: Rustless Edition, y es por eso que me cuesta tanto conectar con los tiempos que los JRPGs mueve. Pero la posibilidad de, tras varios Bravely acabar con el enemigo de manera rápida, añade una dimensión que me ha metido de lleno en el juego, pues todo el tedio de tener que esperar a mi turno para terminar el combate contra un enemigo inferior se acaba en pos de estas dos mecánicas. Aunque para los enemigos finales no sea de la misma manera, sí que ayuda a revivir a nuestro equipo completo a cambio de dejar de lado a nuestro healer, a meter una serie de debufos y a aprovecharlos para meter una andanada de ataques contundentes con los que ir minando la estrategia y moral del enemigo, aunque esta última no sea la más destacable.
Cuando pasamos al apartado de la historia y sus personajes sí que se nota cierta recaída en los estereotipos y clichés de este tipo de historias: una aventura épica donde un grupo de elegidos deberán de luchar contra el mal para así salvar el mundo, todo con las gracias de unos poderes elementales que les ceden su fuerza para así poder conseguir su meta. Más allá de algún giro interesante y algunos momentos con toques más adultos, los cuales se agradecen, esta historia no llega a despuntar como obra maestra, pero tampoco se mueve por los bajos fondos, pues cumple con su propósito y logra mantenerte enganchado durante las más de 50 horas que dura Bravely Default II.
Algo similar ocurre cuando indagamos en nuestro grupo de héroes, representaciones de los caballeros con buena moral que aprenden sobre sus errores excesivamente rápido, permaneciendo siempre en un aura de pureza y buen hacer, sin decisiones malas y rodeados de un manto de perfección. Las interacciones entre ellos sí que les aportan un aspecto algo más mundano y alejado de la divinidad que les otorga la historia principal, pues entre ellos de vez en cuando habrá algún pique, alguna historia, o algún debate, aunque no se alejan en demasía de lo que simbolizan estos personajes, por lo que al final, estas charlas acaban llegando todas a un punto común, donde todos pasan antes o después a estar de acuerdo y siempre en la “opción correcta”. Sin embargo, es en el lado de los enemigos o de los personajes secundarios, quienes, al carecer de tanta importancia, no se toman tan en serio a sí mismos y logran desarrollar personalidades mucho más creíbles entre estos personajes desolados por cómo la historia les ha tratado, humanos que logran resolver sus disputas o relaciones dolorosas, pero bonitas. Parte del encante de este título vive en ellos, en sus misiones secundarias donde aprendemos más sobre su trasfondo, en la historia detrás de ellos, en su pasado y presente, personas que viven y fallan, que creen hacer lo correcto solo para darse de bruces con la realidad, cegados por un bien mucho más alejado de lo que esperaban, o por el misterioso poder que adquieren gracias a los asteriscos.
Otras de las mecánicas principales en Bravely Default II recae en los asteriscos, misteriosas piedras imbuidas con un poder especial que otorga a su portador ciertos poderes y conocimientos sobre algunas clases de guerreros, magos o sanadores, conocidos como trabajos. Sé que estos llevan existiendo ya un tiempo, y que son algo común en este tipo de juegos, pero es de recalcar la importancia de los mismos, y todas las opciones que otorgan a los jugadores para personalizar al equipo al máximo. Conforme avancemos de nivel, lo hará de la misma manera el trabajo que llevemos equipado, y dependiendo de a cuál lleguemos, desbloquearemos movimientos activos o pasivos. Durante nuestro viaje podremos ir con dos trabajos equipados, el primero, que será el principal, no solo nos otorgará los movimientos activos del trabajo en cuestión, sino que será el que vaya subiendo de nivel. Por otro lado, el trabajo secundario solo nos aportará movimientos activos. Sin embargo, lo verdaderamente interesante será la combinación de pasivos que llevemos, ya que independientemente de los trabajos que hayamos decidido equipar, estos no desaparecerán si no llevamos la clase en cuestión, permitiendo así una amplia gama de variedades para adaptar de la mejor manera a nuestro equipo.
Estas virtudes y desencantos en los diferentes aspectos del juego convergen en dos puntos presentes en todo momento, como son la dirección artística y musical, dos apartados que cobran un protagonismo esencial en la obra y que le permite hacerse su propio hueco a base de méritos propios. El primero brilla desde un primer momento, dotando a todas las ciudades de un aura única, más parecido a un cuadro que a un escenario a los que estamos acostumbrados. Si bien es verdad, a la hora de salir al mundo donde se encuentran los enemigos y donde pasaremos buena parte, se pierde ese encanto en pos de un arte algo más simple, dejando un regusto amargo en el paladar.
Esta sensación es similar en el apartado musical, pues las piezas que lo componen son extraordinarias como ellas solas, pero peca de cierta escasez e incluso repetición debida a esta, pues al final, como he mencionado antes, es un juego de gran duración, con más de 50 horas detrás, y esto provoca que se acaben ignorando algunas de las canciones debido al continuo uso que se hace de las mismas.
Sí, hay hueco para Bravely Default II, y al menos lo seguirá habiendo para mí
El cómputo general que compone a Bravely Default II es maravilloso. He leído análisis y gente apuntando a muchas fallas que en mi partida no he notado, como la necesidad de farmear exhaustivamente, aunque otras sí han estado más presentes, como ciertas bajadas de FPS, aunque se queda en un segundo plano. Por el resto, por la historia, por la jugabilidad, por las batallas y los diseños, cumple de sobre manera, y posiblemente, de la misma manera en la que Persona 5 Royal supuso la entrada de un gran grueso de gente a los JRPGs, Bravely Default II sea mi particular forma de adentrarme en el género, pues ha logrado fascinarme y dejarme con ganas de más, sobre todo de los dos títulos anteriores que lo precedieron. Deseo seguir experimentando este tipo de sensaciones, quiero ver qué vendrá más adelante y qué será de esta saga de aquí a unos años, pues espero como agua de mayo más juegos, en especial aquellos que logran mostrarme cuán equivocado estaba cuando pensaba que este tipo de juegos no eran mi “rollo”, pues sin duda alguna, y respondiéndome a la pregunta que he formulado al principio de esta crítica, sí, hay hueco para Bravely Default II, y por lo menos lo seguirá habiendo para mí. Nunca digas de esta agua no beberé.
Esta crítica ha sido realizada con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Nintendo.