Por suerte le queda poco
Bobby Kotick a estas alturas es el señor Burns. Hace todo lo que esta en su mano para agarrarse al puesto como pueda y que, pase lo que pase, va a terminar ganando. Es el arquetipo de capitalista explotador que a principios del siglo XX llevaría un sombrero de copa y un monóculo, sentado alrededor de bolsas y bolsas con el símbolo del dólar. Activision-Blizzard-King ha sido comprada por Microsoft, uno de esos titulares que parecen sacados de The Hard-Drive antes que de Kotaku, y es que desde luego parece una de esas ideas locas que se te ocurren charlando con amigos. Un “¿y si…?” que es real, con implicaciones que iremos viendo a lo largo de los meses y que el señor Kotick quizá no vaya a experimentar, pero sí beneficiarse de ellas.
El puesto de este ser tiene como límite hasta que se efectúe la compra, ese es el trato. Phil Spencer lleva años abogando por una industria más inclusiva, limpiando por donde puede para hacerse prácticamente la compañía amiga e indispensable. Ha decidido tirarse por encima un camión de heces al adquirir la empresa de videojuegos peor valorada actualmente en términos de imagen, en un movimiento que no solo ha afectado a Activision al aumentar sus acciones, sino que ha empezado a hundir las de Sony. Esa es la noticia gorda, que ahora Microsoft tiene una montaña de mierda en la puerta de sus oficinas si es que la compra acaba realizándose, ya que tiene que pasar por la legislación antimonopolio. Si al final esa compra cae en saco roto, la indemnización que tiene que pagar Microsoft a Activision es de tres mil millones de dólares, casi la mitad de lo que costó comprar Bethesda. Si despiden al señor Kotick le tendrán que abonar la irrisoria cantidad de trescientos millones. No es prácticamente nada comparado con la compra general de setenta mil millones, pero si tenemos suerte le echarán cuanto antes.
Bobby Kotick no tiene solo un contrato blindado, sino que encima ha seguido haciendo de las suyas. Una de esas cositas es que desde julio se han expulsado a 40 personas por mala conducta, personas que seguramente seguirían en sus puestos de trabajo si no hubiera estallado la noticia. La otra cosita es que planteó comprar Kotaku y PC Gamer para evitar tanto daño a su imagen. Voy a reescribirlo con otras palabras: comprar dos de las páginas más importantes y fuentes de información del medio para censurar y vetar lo que está pasando en ese infierno llamado Blizzard, así como las acusaciones de encubrir delitos sexuales. En vez de hacer un ejercicio de autocrítica y reflexionar qué puede hacer ÉL por los demás e intentar subsanar de alguna manera todo el daño causado, se plantea como escudo la censura y la manipulación mediática, algo así como lo que pasa con Jeff Bezos, fundador de Amazon, y el Washington Post. Por suerte, ninguno de los medios accedió a ello, y en mi corazón tengo esperanza de que la decisión de ambas redacciones naciera más de sentido común y apoyada por la moralidad que una cuestión de dinero (soñar es gratis, lo sé).
Bobby Kotick es mala persona. Punto. Cada día que pasa, cada nuevo titular con su nombre es un ejemplo de lo mucho que está podrida la industria y de lo poco que pueden llegar a importarte los derechos humanos. Bobby Kotick terminará con una morterada de pasta el año que viene, convencido de que todo lo que hizo fue por el bien de la empresa, la cual consiguió sacar de la bancarrota cuando la adquirió allá por 1991. Bobby Kotick se irá mirando su engrosada cartera, con el resto de su existencia en este mundo solucionada y sin que vaya a faltarle de nada. Bobby Kotick, sin embargo, no se irá de rositas. Tiene juicios muy gordos aún pendientes, una reputación completamente destruida y con apoyos que miran única y exclusivamente a su cuenta bancaria. Bobby Kotick ganará, sí, pero acarreará el desprecio por una industria que, con suerte, habrá avanzado a mejor. Bobby Kotick tendrá toda la pasta del mundo, pero tiene a la justicia cual espada de Damocles, sabiendo que algún día caerá sobre su cabeza. Bobby Kotick saldrá con la idea de que no hizo tanto daño, pero su marcha será un canto de alegría y un alivio para todas y cada una de las personas que tuvieron la desgracia de trabajar para él. Bobby Kotick ganará, pero cuando a su legado en Activision lo único que tendrá es dinero manchado de sangre, lágrimas y abusos. Y entonces, solo cuando ponga un pie en la calle, podremos empezar a sanar.