A quien El Milagro se la de, El Penitente se la bendiga
Si estás leyendo estas líneas, estoy seguro de que el título de esta obra no te resulta extraño. La primera entrega de Blasphemous llegó a nuestras vidas hace cuatro años y no tardó en hacerse un hueco dentro de la esfera indie española. En un momento en el que el género metroidvania no hacía más que subir y subir, gracias a títulos como Hollow Knight, el equipo sevillano de The Game Kitchen conquistó el corazón de todos los seguidores de este medio.
Con un pixel-art asombroso y su desarrollo narrativo basado en el cristianismo y en como se vive la pasión al sur de España, Blasphemous se aseguró de marcar su nombre a fuego lento. Sin embargo, el título cargaba con una pesada carga en su mochila. Las bases del metroidvania acababan de ampliarse, reformarse y pulirse hasta niveles demenciales por lo que el público se había acostumbrado a cotas casi perfectas, prácticamente inalcanzables.
Blasphemous fue un gran juego, sí, pero podía achacársele todo tipo de “inconvenientes”. Su jugabilidad algo tosca, el poco peso que se le dio al backtracking o su creciente linealidad fueron algunos de los factores que no tardaron en señalarse por los dedos de la audiencia. Por suerte, contaba con las suficientes destrezas para hacer que estos elementos quedasen opacados bajo el brillo de sus puntos fuertes y así pues, aquí estamos, todos esperando ansiosos la vuelta de El Penitente este agosto de 2023.
Bendito calvario
He tenido que pelearme (metafóricamente hablando) para conseguir ser yo el responsable de probar y discutir sobre la vuelta al ruedo de The Game Kitchen. Así pues, llevo unos cuantos días disfrutando de Blasphemous 2 y vengo repleto de ganas de contaros mi experiencia. No soy el mejor amigo del SEO, por lo que aún a riesgo de perderos antes de llegar al final diré que Blasphemous 2 es exactamente lo que esperaba de la saga cuando escuché por primera vez el título de la primera entrega, hace cinco años.
En Youtube se encuentran publicados los primeros minutos de Blasphemous 2, así que me permitiré hablar de ellos sin demasiado cuidado, pero no revelaré información importante de la trama (todavía no la he entendido, tengo que estudiar un rato). El Penitente ha vuelto, tras los sucesos de la primera entrega, parece que una vez más tendrá que afrontar su destino y el merecido descanso aguardado le será de nuevo negado. Los designios de El Milagro son inescrutables y el mundo ha cambiado perceptiblemente, por lo que volver a recorrerlo significará avanzar por nuevos parajes.
Por suerte para ello, contaremos con más herramientas que en la primera entrega. La primera novedad la encontramos pocos instantes después de comenzar nuestras andanzas. La vieja espada de El Penitente ha sido reemplazada por tres armas, de las cuales sólo podremos quedarnos con una (al menos al principio), cada una de ellas con un estilo de juego muy distinto. Si nos gusta la contundencia, podremos aplastar a nuestros enemigos con El Incensario de guerra. Si lo que buscamos es la velocidad, El estoque y Puñal serán una elección óptima y si no terminamos de estar contentos, La Espada de Rezo ofrece una opción jugable más parecida a la vista en la primera entrega.
Independientemente de cual sea nuestra favorita, el juego premia el uso de todo nuestro equipo. Con un simple botón cambiaremos entre un arma y otra raudamente, algo que será sumamente necesario a lo largo de la aventura. Fuera del combate, donde cada arma responde mejor a un tipo de enemigo distinto, necesitaremos usar las habilidades de nuestro arsenal para abrirnos paso por él, activar atajos y llegar a lugares inalcanzables de cualquier otra forma. Esto da lugar a una fluidez de avance y movimiento, una vez controladas las bases, muy satisfactoria y disfrutona.
Es este movimiento, en general, el punto crítico del juego. Como decía unas líneas arriba, Blasphemous era un juego bastante tosco. Jugable a la perfección, pero indudablemente centrado en ataques brutales y movimientos algo lentos e imparables en su mayoría, capaces de dejarnos vendidos de forma irremediable si pretendíamos atacar en el momento inadecuado. En esta segunda entrega nos encontramos con un combate igual de brutal, pero extremadamente perfeccionado.
Podrán matar tu cuerpo, pero no tu alma
De hecho, cambiaré la palabra perfeccionado por reinventado, ya que para Blasphemous 2 el equipo no ha reutilizado lo desarrollado para la primera entrega, sino que todo ha sido rehecho desde cero, manteniendo únicamente todo lo aprendido en la producción de la primera obra. Esto se nota desde el primer momento en el que ponemos nuestras manos sobre el penitente. Seguimos delante de un combate brutal y despiadado y es fácil que nos quedemos vendidos frente a ciertos ataques que no podremos cancelar, pero todo funciona de una forma mucho más milimétrica, que facilita nuestra desenvoltura por el mundo.
El “problema” de esto es que no se trata de un suceso desconocido para The Game Kitchen. Saben todo lo que han mejorado y no dudan en aumentar el nivel de desafío para ponerlo a la altura de sus mecánicas. He sudado sangre enfrentando algunos de los jefazos de la obra y tratando de superar zonas de plataformas frenéticas. Más allá de algunas situaciones puntuales, no he sentido injusto el nivel de dificultad en casi ningún momento, por lo que todo ha sido un camino de rosas espinas y piruletas sangre. Además, como ya es costumbre en este tipo de juegos, la satisfacción al completar un encuentro difícil es tal que empaña con creces la frustración acumulada.
En cuanto a su apartado audiovisual, no tengo más que buenas palabras. Si la primera entrega ya brillaba por sí sola, esta segunda coge todo lo que la original hacía bien y lo mejora. Uno de los grandes añadidos de Blasphemous en una de sus actualizaciones gratuitas fue la implementación de un doblaje al español. En este caso no tendremos que esperar al futuro ya que incluye una excelente localización desde su minuto uno. El español es el idioma perfecto para disfrutar de Blasphemous 2 y de todas sus referencias a la cultura andaluza y cristiana.
Por lo que se refiere a lo visible, el trabajo del equipo también es encomiable. El pixel-art ha mejorado respecto a la primera obra y se destaca la presencia de distintas capas de profundidad que dotan a cada frame con valor extra. Es una gozada disfrutar de los escenarios e impresionantes personajes y enemigos a los que tendremos que plantar cara, mucho más contando con las pistas originales que se encargan de acompañar nuestros oídos en el camino.
Levántate y anda
Blasphemous 2 no es perfecto. Sin embargo, es un perfecto trabajo. Se nota sobremanera el aprendizaje del equipo tras el desarrollo de la primera entrega y es indudable el esfuerzo dedicado a esta segunda. Los juegos de acción y plataformas en dos dimensiones cuentan con muchos aficionados, así como con gran cantidad de puristas y detractores de qué es un metroidvania y qué no lo es. Aún así, no necesitará servirse de gran esfuerzo para contentar a gran parte del público. Conmigo al menos, lo ha tenido fácil desde el minuto uno.
Blasphemous 2 es un gran punto en la hoja de ruta de The Game Kitchen. Siempre hay sitio para la mejora, pero con esta producción no queda duda del gran trabajo realizado. Con El Penitente se vuelve a posicionar en un buen lugar a la producción de videojuegos independientes españoles. Es un gran momento para los videojuegos, uno mejor todavía para las producciones en 2D y uno inmejorable para los metroidvanias. Y que mis acáis, si digo mentiras, se queden sin luz.
Este análisis ha sido realizado con una copia digital para Nintendo Switch facilitada por Team 17.