Mucho pelo y pocas nueces

Backbone me ha dolido, y quiero empezar con la impresión final por una razón muy sencilla: las expectativas son la puerta a la decepción. No esperaba nada del juego, había visto un tráiler y me pareció bastante resultón. Son furrys y detectives, qué le voy a hacer. Tiene (o tenía en su Kickstarter) todos los ingredientes para ser una aventura inolvidable, y el problema es que sí, no te vas a olvidar de él, pero porque lo verás en la biblioteca de Steam como huella permanente de que te has gastado 25 euros en un juego sin terminar. Pero bueno, rigor ante todo. Analizaré el juego por lo que es y ya hablamos al final de lo que prometieron.

Backbone granville

El juego es precioso no, lo siguiente, y esta estampa es buena prueba de ello.

Backbone es el primer juego de Eggnut, una desarrolladora canadiense, y está distribuido por Raw Fury. Se nos presenta como una distopía noir con tintes existencialistas y algún que otro toque de ciencia-ficción, y hay algo que no se le puede negar, y es que entra muy bien por los ojos y los oídos. Toda la rama artística de Backbone está cuidada al milímetro, con fondos 3D y sprites 2D en pixel-art, luces y sombras dinámicas, brillos por doquier de los neones, las gotas de lluvia… Sabe cómo presentarse y atraparnos a los pocos segundos, pero la magia viene con la historia. Somos Howard, un mapache detective al que le encargan un caso aparentemente sencillo: conseguir pruebas para una nutria de que su marido la está engañando. Por supuesto, nada es lo que parece, y lo que parecía una mera infidelidad acabará arrastrando a los personajes a lo más profundo de esa sociedad en descomposición descubriendo un temido secreto. Sin embargo, todas esas luces y brilli brilli no son más que una mera fachada, y esto se va viendo conforme vamos avanzando.

Uno de los puntos más fuertes de Backbone es el diálogo: el juego se basa principalmente en tener conversaciones con el resto de personajes, están bastante curradas y se notan los matices. Sin embargo, nada de lo que hagas va a cambiar el final. Puedes afrontar las diversas secciones de distinta manera, habiendo cogido X o Y objeto o resolver un puzle de dos formas distintas, y se agradece que se hayan molestado en ello, pero no es perfecto y se nota que nada va a cambiar nada porque todas las opciones son igual de viables y sin riesgo extra. Hagas lo que hagas, insultes a quién insultes, todo va a terminar igual, y eso es importante para entender la idea de los autores: contar la historia que ellos querían contar. El problema es cómo lo hacen.

Backbone Renee

Renee será nuestra aliada, más o menos.

Como ya he dicho, las conversaciones son el motor de Backbone, y eso es porque no hay nada más que hacer quitando un par de secciones de sigilo chorra y puzles que no cuadran con el mundo. Y no, no me creo que si pones preguntas de seguridad en un ordenador las respuestas estén a simple vista. Es un detalle nimio que en otros juegos se pasa por alto, pero quizá es por esa seriedad con la que hemos entrado por la que me saca completamente de la experiencia. A todo esto, los personajes: están medianamente bien hechos hasta que te das cuenta de que todo lo que les mueve es un dibujo muy básico y por encima de cómo funciona el mundo. Se hablan temas como la raza, el sexismo y la lucha de clases, pero con la misma profundidad que un hilo de Twitter. Hay una interacción con un libro en una casa de la alta sociedad y es una puya a Ayn Rand, y te lo compraría si no fuera porque tengo que salir corriendo de ahí y no tengo tiempo ni para coger papeles del escritorio, menos para ponerme a leer la contraportada de un libro. Hay un personaje que es “antifa” y ayuda a la gente a defenderse en las calles y a que salgan de la ciudad… Hasta que te enteras que la ciudad está rodeada por una muerte segura y te planteas si no es peor persona que la antagonista del juego. Oh, la antagonista.

Un mensaje importante ahogado en sus propias palabras

A ver, no voy a hacer spoilers porque habrá quien quiera descubrir esto por sí mismo, pero es un personaje al que acabaremos investigando por devenires de la vida y su motivación es ninguna. Literalmente. Al igual que el Thanos de Endgame quería acabar con el mundo porque sí, aquí es prácticamente lo mismo. Dan una excusa muy simplona que no hay por donde coger para cometer esa ristra de atrocidades que se van sucediendo a lo largo del juego. Bueno, igual os estoy engañando y sí que hay una causa. Lo que pasa es que, como he dicho, el juego parece que no está terminado, porque dejan todos los misterios sin cerrar en un final abierto que no resuelve casi nada. Es muy triste que una historia que empieza con un prólogo tan fuerte y que propone una trama interesante termine de forma casi súbita. Falta como mínimo otro juego entero para explicar qué ha ocurrido, porque si esta es la historia que quieres contar, no empieces siquiera a cerrarla: deja claro que ese no es el camino que quieres seguir y habla de lo que te interesa. El que mucho abarca, poco aprieta, y se nota que metieron tantos ingredientes que el burrito no termina cerrando. Los Simpsons empiezan proponiendo un tema al inicio y termina encauzándose por otros derroteros para mandar un mensaje. The Arrival empieza siendo una película de extraterrestres para hablar de cómo usamos el lenguaje y lo que dice de nuestra sociedad. No tienes por qué explicar todo, Nolan nunca lo hace, pero al menos Nolan sabe cómo agarrarte el tiempo que estés en la butaca.

Backbone coche

En Backbone empezamos hablando de que los ricos se están comiendo a los pobres para terminar hablando de nada. Parece que hay una metáfora que igual soy demasiado tonto para pillar, pero me da la sensación de que no está ahí en primer lugar. Se sacan temas crudos y cruciales que llevan dirigiendo el rumbo de nuestra sociedad en los últimos años, pero con una sutileza igual a una bomba atómica, así que de repente empiecen mensajes crípticos me dan dos opciones: que no hay nada o que no sé dónde mirar, y creedme que le he dado demasiadas vueltas a lo segundo para terminar pensando que es lo primero. Si lo que quieres de verdad es hablarme de lo difícil que es subir en la escala social siendo mujer, criticar la sociedad de clases y lo mucho que se aprovechan las élites de nosotros, no me hagas un fanfic marxista, porque no haces un favor ni al jugador, ni al que piensa distinto y podría aprender algo ni a los que apoyan tu ideología. Me encanta consumir obras con las que no estoy de acuerdo en nada y es una de las razones por las que considero importante que el videojuego político exista, pero aquí no hay nada sustancial que absorber. La caricatura de los Primates, especie en la clase más alta dentro del juego, está al mismo nivel que el muñeco del Monopoly, porque un rico de verdad no le dice a su hijo que tiene que ser duro con sus criados y no mostrar compasión ante ellos. Un rico se monta en un cohete a dar una vuelta mientras miden el tiempo que tardan en ir al baño a sus trabajadores y les ponen una jaula de un metro cuadrado para llorar; o, por ejemplo, el señor Bobby Kotick se sube el sueldo a niveles estratosféricos mientras despide a la mitad de su plantilla en el mejor año que ha tenido la empresa y niega y pasa por alto el nivel de abuso y sexismo que hay como columna vertebral de la misma. Ese es el verdadero problema, no un libro de una señora muerta que a la gente, como mucho, les suena.

Backbone HowardBackbone me ha enfadado. Puedo entender que sea un estudio minúsculo, que haya tenido problemas de desarrollo (el juego iba a salir inicialmente en 2019) y que esta sea la visión de sus creadores. Están, cómo no, en su derecho de sacar un juego como este porque es su visión creativa y les puede haber faltado el dinero, que hayan perdido el proyecto, lo que sea. Es su juego y, dicho por ellos, es lo que han querido siempre hacer y la historia que siempre han querido contar. Genial. Lo que no es tan genial es que un juego así te lo pases en una tarde y pidas un precio prohibitivo para muchos con lo que ofreces. En el Kickstarter proponían mecánicas como usar tu olfato para encontrar pruebas, algo de combate y poder mutar teniendo partes de otros animales, como la garra de un oso. Nada de eso se ve aquí. Con la clave que nos cedieron venía un DLC con el guion del juego y las posibles interacciones, así como anotaciones y cambios que no pasaron el corte, y comentan que una escena no cuadró hasta dos semanas de lanzar el juego, y creo que eso habla bastante de las prisas que han tenido para “cerrar” la historia, recortando por todos lados y centrándose en nimiedades. Quizá haya sido muy duro, quizá me haya pillado en el momento equivocado, pero cómo empezará de espectacular para que me haya herido con tanta fuerza.

De nuevo, todo esto es ajeno al producto final (menos el precio) y mi opinión es la misma: no os lo puedo recomendar. Al igual que con Final Fantasy VII: Remake, lo mejor es jugar a la demo y hacer como que nunca llegaron a terminarlo. Viviréis más felices y sin un recuerdo amargo de lo que podría haber sido y lo que siempre será. Eso sí, comprad la banda sonora, que es espectacular.


Esta crítica se ha realizado en base a un código para PC facilitado por Raw Fury.