¿Está bien esperar más de lo que recibimos?
La vida es sueño, y los sueños, sueños son. Más de una vez los hemos tenido, y lo suyo es seguir teniéndolos, nada nos impide soñar de la mejor manera posible, pues la vida ya se encarga de bajarnos las expectativas, por lo que podríamos llegar a considerar un acto de resistencia tener sueños, y no solo ello, luchar por conseguirlos. Pero no siempre es así, no siempre podemos hacerlo, tenemos la fuerza o cualquiera de los otros miles de factores posibles afecte a la situación que nos rodea y nos impide lanzarnos a por ellos, pues nuestro destino no depende solo de ello. Aún así, soñar sigue siendo importante, de la misma manera en la que nos toca recomponernos una vez que despertamos. Este choque brusco de cara con la realidad destroza y nos pulveriza como si de un colapso fatal se tratase, ya que es así, pero en estas situaciones hay que reposar y pensar con la mente en frío nuestro siguiente paso, la próxima decisión que tomaremos y a dónde nos llevará, construyendo poco a poco el camino que será nuestra vida. El problema reside en las expectativas que teníamos antes de que explotara la burbuja que es el sueño y los remanentes que nos encontramos una vez solo quedan restos, y es en esta tesitura donde encontramos a Astria Ascending, un juego construido a bases de sueños, y del que no nos queda mucho de aquello.
Deberíamos de comenzar por lo más base, y es explicar el sueño que presentaba Astria Ascending en un panorama que se ha encontrado grandes piezas durante este año, sin tener en cuenta las que quedan, pues los JRPG han vivido una muy buena temporada en lo que a lanzamientos se refiere, pudiendo contar entre sus filas con Bravely Default II, el cual podéis encontrar su análisis en la web. Partiendo de ahí debemos de rescatar otro de los factores que más hype ha generado dentro de la industria relativo al título, y es que tanto su apartado narrativo como el musical gozaban con grandes nombres en su haber, ya que dos figuras como la de Kazushige Nojima, encargado de la narrativa en juegos como Final Fantasy VII, Final Fantasy VIII o Final Fantasy X, o la de Hitoshi Sakimoto, compositor en Final Fantasy Tactics y Vagrant Story, no pasan desapercibidas, aunque el estudio tampoco lo componen novatos de la industria, ya que la famosa saga Super Neptunia RPG es una de sus creaciones. Con este plantel casi de ensueño, todo envuelto por un exuberante apartado gráfico que hace las delicias tanto por los diseños como por el uso de los colores, la presentación se podría clasificar de inigualable, un sueño hecho realidad del que, por desgracia, nos toca despertarnos.
A la hora de entrar en aspectos técnicos del título, prefiero abordar el combate desde el primer momento, pues es uno de los que más miga tienen. Para empezar me gustaría decir que no soy un jugador asiduos de JRPGs, pero que últimamente les estoy intentando dar una oportunidad, y la verdad es que por ahora estoy bastante contento con esta decisión, ya han pasado unos cuantos juegos por mis manos. Sabiendo eso, hablar sobre el combate en Astria Ascending es volver atrás en el tiempo, donde no existían los recursos actuales, al igual que tampoco había el recorrido y conocimiento acumulado durante todo este tiempo. Sin embargo, aquí parece que se paró el tiempo en un combate hasta cierto punto simple, donde aparte de nuestros ataques básicos y habilidades cabe destacar la opción de pasar turno para cargar la concentración, lo que nos permitirá gastarla posteriormente para realizar ataques más potentes.
Más allá de eso, tenemos una rama de habilidades gigante que, más que incluir formas nuevas de abarcar el combate, nos dan algunas mejoras pasivas para nuestro personaje, sus habilidades o nuevos ataques/hechizos, donde son estos últimos los menos abundantes. De esta manera nos queda un combate que no sentimos que avance de gran manera durante la trayectoria del juego, dejándolo en un estado monótono y estético. Otro de los puntos más flojos es el nivel de los combates, pues aunque sí que es cierto que se incluyen una gran variedad de opciones que permiten configurar la experiencia del juego a nuestro gusto, las dificultades son las que peor balanceadas están, pasando de primeros turnos de nuestros enemigos donde nos eliminan a todo nuestro equipo, hasta el siguiente modo más sencillo donde los ataque no nos hacen mella y con nuestras opciones más básicas eliminamos a casi cualquier enemigo. Este balanceo hace la experiencia bastante complicada y poco gratificante, sobre todo para los nuevos jugadores que intentamos encontrarnos a gusto durante toda la experiencia que viviremos con este peculiar grupo, otro apartado interesante a tratar.
Estos ocho protagonistas son semidioses con contrato definido, donde la permanencia es de tres años desde su ascenso y que expira al final del mismo. Tres años de vida donde nuestro poder será casi inconmensurable y que nos atará a un destino que de ninguna de las maneras no podremos evitar, a la par que nos liga a un deber de proteger la Armonía que gobierna en los reinos. Estos 8 seres no son amigos, para nada, bastante alejado de la realidad, son 8 conocidos cuyo deber es similar, al igual que los poderes y origen de la divinidad, pero que no tienen por qué haber forjado una relación de amistad, pues al fin y al cabo la razón por la que están juntos es porque comparte generación de semidioses, siendo la número 333, y es aquí donde notamos cómo se resienten las relaciones. No hay amistad, hay un trabajo que hacer y nosotros somos las manos que lo llevarán a cabo, los conservadores de Armonía, y relacionarnos con nuestro círculo más cercano, con quienes convivimos día a día, no entra dentro de nuestras prioridades. Esto no es necesariamente malo, de hecho me parece que en general se trata bastante bien, pues apenas se conocen desde hace dos años, un tiempo en el que no tiene por qué darte oportunidad a conocer a fondo a todos los componentes del grupo, que no son pocos, y las asperezas existen, los comentarios hirientes, los tratos con poco respeto, como por ejemplo ciertos paternalismos, burlándose del miembro más joven del grupo y cuestionando tanto sus palabras como sus actos por ello, aunque todos lleven en la misma empresa un tiempo similar, pero es normal. Si a día de hoy viviéramos una situación similar a la que se muestra en el juego, nuestros comportamientos serían bastantes similares, y la situación nos llevaría al mismo lugar, por lo que me agrada que se hayan alejado de la épica donde, por arte de magia, todos se llevan como si se conocieran desde la infancia, una puesta arriesgada que no sirve para terminar de despegarse de una historia conservadora.
Hay un sueño todavía pendiente, una esperanza a la que aferrarse
En cómputo general, Astria Ascending es un quiero pero no puedo, pues pudo tenerlo todo pero al querer tanto no logró rematar. Difícilmente encontraremos un juego tan bonito en todo el año, al igual que la banda sonora cumple de sobremanera, pero la historia, junto a un gameplay aburrido e injusto a partes iguales rompe dramáticamente con todas las cosas buenas que puede ofrecer. Eso sí, hay un sueño todavía pendiente, una esperanza a la que aferrarse, un próximo proyecto donde tomar nota de todas las piedras en el camino para poder seguir adelante y trabajar por un producto con el que soñar, este puede ser el legado de Astria Ascending, el sueño de algo mejor nacido de los restos de otro.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por Dear Villagers.