Parece que nunca hay suficientes Assassin's Creed
Secuelitis, no hace falta buscarlo pues, como cabe esperar, no es un nombre oficial de nada, y mucho menos algo serio, mas sí que representa a uno de los males más endémicos que esta joven industria del videojuego tiene. Obviamente, y como suele pasar, estos problemas no son exclusivos del entorno en el que nos movemos, pues son heredados del sistema en el que, por desgracia, vivimos, uno en el que solo se prima las ganancias simples, con el menor gasto posible y accesibles de la manera más sencilla, si pudiesen cobrarnos cada vez que respiramos lo harían encantados. Este tipo de actitudes se traducen en, nuestro caso, producciones más o menos similares, reciclando todo lo posible, desde texturas hasta animaciones o apartados del gameplay entero, todo para crear juegos como churros, uno detrás del otro sin apenas elementos diferenciadores entre ellos, algo que no termina de estar mal visto en este lugar. Es por ello que muchas franquicias siguen viviendo a día de hoy a base de lanzar, casi de manera continuada, juego año tras año, tal vez con algún margen algo mayor para darle una repensada, pero volviendo a caer en el círculo vicioso de las secuelas, y en este pozo es donde se encuentra Assassin’s Creed, saga que dará el paso a una plataforma donde se concentrarán sus futuros títulos y que se llamará Assassin’s Creed Infinity, lugar donde veremos el lanzamiento de los dos próximos juegos, los cuales según los rumores, no verán la luz hasta 2024.
The rumors are true: Ubisoft plans to announce several Assassin’s Creed games on Saturday, including the two main games in Infinity. There’s Red, set in Japan, and Neo/Hexe, set amongst the witch trials of the Holy Roman Empire. New story: https://t.co/RWojKJ8DX7
— Jason Schreier (@jasonschreier) September 6, 2022
La empresa francesa no es precisamente santo de mi devoción, y a expensas de un cambio imposible esto seguirá así, por bastantes razones aparte de los múltiples casos de abuso que han ocurrido en su entorno, cosa que no debemos de olvidar precisamente por el poco trabajo que se hizo al respecto por parte de los más altos cargos. Su modelo de producción es otro de los puntos con los que más en contra estoy, ya no solo por abogar por la secuelitis que he comentado, sino por el bucle infinito en el que acaban cayendo estas grandes producciones de gastar más y más para hacer más y más grandes sus mapas e intenciones, una pescadilla que se muerde la cola y acaba devorando a todo el estudio y los trabajos que realizan. Más de un seguidor de la saga aprobó los cambios realizados en Assassin’s Creed Origin, los cuales supusieron un mayor acercamiento al género RPG que sus antecesores, pero volviendo a las prácticas de lanzar juegos bastante similares de manera tan seguida ha vuelto a provocar un agotamiento que se nota en la entrega más reciente, Assassin’s Creed Valhalla. Estos dos posibles títulos pueden suponer un gran impacto en el modelo dependiendo de cómo los reciba el público, ya no solo por estrenar la nueva plataforma donde se conectarán todas las futuras entregas, sino por tener dos lanzamientos de la saga de nuevo tan cercanos entre sí, ya que el primero se espera para 2024 y el próximo posiblemente para 2026. Estos dos lanzamientos tendrán inspiraciones radicalmente distintas entre si, localizándose una de ellas en Japón, la cual recibe el nombre de Assassin’s Creed Red, mientras la otra opta por el Sacro Imperio Romano y se llama, por ahora, Assassin’s Creed Neo/Hexe.
Todavía queda tiempo hasta que ambos vean la luz, pero este sábado saldremos de dudas respecto a la veracidad de los rumores que hemos comentado. No es de extrañar que, efectivamente, acaben confirmándose, teniendo en cuenta el historial de la empresa y lo necesario que es Assassin’s Creed para ellos, y sabiendo que están a punto de mostrar algo más de Assassin’s Creed Mirage si no se les filtra todo antes del sábado. Desconozco cuánto tiempo puedan aguantar con estas prácticas, pero el desgaste es evidente, y este irá intensificando con el tiempo, ¿Cuánto estamos dispuestos a tragar?