Destiny podría haber sido de Microsoft
Las relaciones entre estudios de desarrollo y los correspondientes editores o publishers no tienen porqué ser excelentes, ni siquiera correctas entre ambas partes. Y si en el sector independiente esto puede llegar a parecer una relación tóxica, lo cierto es que esta sensación crece exponencialmente si nos acercamos al mundo AAA. Desde imposiciones creativas a lanzamientos que se daban sin haber probado las versiones finales ni corregido errores graves, pasando por secuelas anuales que agotan franquicias, normalmente este tipo de situaciones no salen a la luz. En esta ocasión, toca hablar de Bungie y Activision, y su relación a raíz de Destiny.
Pese a que O’Donnell fue parte de la junta que llevó a cabo el acuerdo con Activision allá por 2010, parece obvio que la decisión no salió como esperaban, y finalmente el matrimonio (de conveniencia) se rompió en enero del año pasado, con Bungie conservando todo lo relacionado con la licencia de Destiny (que actualmente ya se autopublica, y que llegará próximamente tanto a PlayStation 5 como Xbox Series X).
Lo irónico de la situación, especialmente si tenemos en cuenta que Bungie era propiedad de Microsoft (y los desarrolladores originales de la franquicia Halo, antes de que 343 Industries tomara el control) hasta el año 2007 es que existió la posibilidad de que volviera a las manos de su antiguo dueño. Aun así, finalmente (y ante la competencia, pues Bungie tenía un buen cartel para cualquier gran distribuidor), Activision fue la única que permitía que la nueva licencia fuera propiedad del estudio, por lo que se dio la unión que todos conocemos, y que ahora desprende muestras de arrepentimiento.
Y realmente, aunque haya motivos para ello, lo cierto es que Bungie necesitaba apoyo en forma de un distribuidor, y si Activision era la única que aceptaba sus condiciones (aunque tenía cierta capacidad de decisión sobre la IP), no tenían más opción tampoco. Cabe recordar que Destiny fue (y sigue siendo) uno de los títulos con mayor presupuesto de toda la industria, y esos números, aunque gran parte fueran destinados a publicidad, no se podrían haber sostenido sin el respaldo de un gigante. Y en caso de haber vuelto con Microsoft, ¿qué sentido hubiera tenido encargarles una nueva franquicia, pudiendo mantenerles a cargo de Halo, manteniendo así la esencia, y haber puesto a 343 a trabajar en otros proyectos?
Seguramente habrá motivos en forma de maletines llenos de billetes (estos de verdad) que muevan influencias y tratos a estos niveles, pero la lógica en este caso no da margen para quejas. Como dice el dicho “quien algo quiere, algo le cuesta”, me da la sensación de que este pseudovictimismo por parte de los desarrolladores no está justificado. Que no se me malinterprete, evidentemente hay distribuidores que ofrecen un mejor y peor trato para con sus socios, pero en el mundo AAA, con una dimensión económica que muchos no podemos siquiera imaginar, los distribuidores son necesarios, como sustento para que los estudios puedan centrarse en lo suyo, que es hacer videojuegos. El modelo de negocio (y sus efectos en política laboral y demás consecuencias) es algo que no debería estar ligado a este modelo de desarrollador-distribuidor, y sí es responsabilidad de los estudios. Ahora bien, ¿a cuantos beneficios estarían los señores de traje y corbata dispuestos a renunciar para que esta segunda parte pudiera cumplirse?