A favor de los retrasos justificados, en contra del humo
Una vez más llegamos a la época más calurosa del año, pero nos acompañan nuestros viejos conocidos: las vacaciones, la horchata y, por supuesto, los videojuegos. Agosto es comúnmente conocido en el mundillo por no tener mucha variedad de lanzamientos en cuanto a videojuegos se refiere y la escasez provocada por la pandemia acentúa este hecho. Sin embargo, lo que hemos estado viendo estos días en las noticias es inaudito. Es un hecho que el humo, los retrasos y las fechas por determinar van de la mano y no es algo nuevo (ya lo pudimos apreciar de primera mano con el “bombazo” del año pasado que iba a ser CyberPunk 2077). Pero esto es diferente.
Llevamos viendo estas prácticas en la industria desde bien entrada la década pasada: un sinfín de anuncios de títulos de los que únicamente vemos el nombre, y con suerte, una cinemática que luego dista mucho del resultado final. Prácticas, que únicamente sirven para explotar el hype del potencial consumidor y afianzar una base de fans antes del lanzamiento del juego. Esto, en cierta parte, resulta entendible. Pero una cosa es anunciar un videojuego con antelación y otra reírte de de tus fans enseñando el título de una saga muy querida y dejándolo en vilo durante años. Para que nos entendamos: basta de promesas y de mostrar títulos de juegos cuando aún no has alcanzado, como mínimo, el 70% del desarrollo. Parece mentira que un concepto tan básico resulte tan complicado para cualquier compañía. Pero ay, amigo. El dinero manda. Y ese parece el único idioma que comprenden algunos.
Pero centrémonos más en casos concretos. La última gran columpiada en el apartado de anuncios en vísperas de desarrollo es para Dead Space Remake, el cual se nos confirmó recientemente que está lejos de anunciar una fecha de lanzamiento. Es decir, no está lejos de salir a las tiendas ni está lejos de verse un trailer. Está lejos de dar una fecha de salida. Reitero que esto no es nada nuevo, no hace falta más que echar la vista atrás para ver la cantidad de humo que nos precede— Bayonetta 3, Metroid Prime 4, The Elder Scrolls VI, Beyond Good and Evil 2 y podría seguir pero no quiero ponerme triste— es larga. Aún así, me sorprende la ligereza con la que una compañía como EA admite que no tienen prácticamente nada que enseñar y aun así irse de rositas y que el público le aplauda. Debemos dejar de normalizar una práctica así, no solo porque estamos hablando de engañar a tu público con falsas esperanzas, sino también, porque esto afecta directamente a la presión que sufren los desarrolladores, lo que nos lleva al siguiente punto…
Los retrasos normalmente se aplican para terminar de pulir un videojuego. Y me remito al caso de CyberPunk de nuevo porque es el ejemplo perfecto de cómo no llevar a cabo una campaña promocional. La cantidad de retrasos que sufrió CyberPunk 2077 no se debía a que había ciertos aspectos del juego por pulir, se debía a que el juego estaba sin terminar. Y lanzando fechas a boleo para ver si está terminado un día de estos no es la mejor forma de establecer un límite en el desarrollo, ya que eso nos llevaría al crunch y nadie quiere eso, ¿verdad CD Projekt? En este sentido, agradezco que la serie de títulos que he nombrado antes no tengan una fecha concreta, ni la tengan en un largo tiempo (pero tampoco entiendo la necesidad de anunciarlos cuanto antes posible).
Y por último tenemos los retrasos fantasmales. Esos en los que, cuando se retrasan, lo único que piensas es “Ah, ¿que este juego no estaba ya previsto para 2022?” y la vida sigue. Es el caso de God Of War Ragnarok o Horizon Forbidden West que se nos van al pack de “títulos retrasados a 2022”. Esto, de nuevo, no debería ser sorpresa para nadie: hay que tener en cuenta que la pandemia aún no ha acabado y ahora es cuando empezamos a ver las consecuencias de esta en los videojuegos que estaban previstos para este año. Pienso que cualquier retraso justificado con el objetivo de mejorar la calidad de un videojuego es bienvenido, y más aún si es por la propia salud de los desarrolladores. En definitiva, juzgad con criterio, no os dejéis engañar por la nostalgia y los trailers con CGI bonito y para terminar con un mensaje esperanzador… pensad que 2022 va a ser legendario.