Una petición considerable
Andrzej Sapkowski, el escritor polaco de las novelas de fantasía oscura de Wiedźmin, libros en las que están basados los juegos de The Witcher de CD Projekt Red, pide al estudio 60 millones de zloty, equivalente a 14 millones de euros. A. Sapkowski no está contento con el acuerdo que alcanzó con el primer The Witcher, en el que vendió los derechos de sus novelas por 9.500 dólares pero no pidió ningún porcentaje por los beneficios que pudiera obtener CD Projekt Red. Poco después la fama de esa licencia fue creciendo hasta lograr el éxito que es hoy llegando a superar las 33 millones de copias vendidas con sus tres entregas: The Witcher, The Witcher 2: Assasins of Kings y The Witcher 3: Wild Hunt. Siendo uno de los RPG occidentales más exitosos en la historia de los videojuegos.
El escritor comentó lo siguiente: “Fui lo suficientemente estúpido de venderles los derechos en el lote completo. Sí, me ofrecieron un porcentaje de los beneficios. Pero les contesté que no, que no quería regalías, simplemente quería el dinero en ese preciso instante. Todo el dinero posible” admitió en una entrevista a Eurogamer. El autor se explica: “Fue muy tonto porque dejé todo en sus manos, en parte debido a que no creía en que tuviesen éxito. ¿Pero quién podría imaginar que iban a conseguir tamaño éxito? No pude hacerlo“. Poco después del éxito de The Witcher III, afirmó: “No soy un envidioso del innegable éxito del juego, estoy muy lejos de eso. Pero sólo hay un brujo original. Y ese me pertenece. Y nada conseguirá apartarlo de mí”.
Todo está correcto para CD Projekt RED
Por su parte, la desarrolladora comunica en una nota de prensa que la compañía adquirió de forma legítima y legal todos los derechos del trabajo de Andrzej Sapkowski con todas las obligaciones de pago cumplidas. Con ello aclara los términos actuales de la saga de The Witcher en la que siguen trabajando con Thronebreaker: The Witcher Tales y de la que además no descartan futuras entregas de The Witcher.
La polémica está servida si no hay contexto.
Todo ello no ha pasado desapercibido para la comunidad de jugadores, generando polémica entre quiénes acusan al autor de avaricioso por considerar que no merece ningún beneficio de CD Projekt Red por su declarada animadversión por los videojuegos y quiénes afirman que el éxito de The Witcher no sería posible sin la creatividad de su autor. Como todo lo que ocurre en las redes sociales, las acusaciones van de un lado a otro sin dotar de contexto a ninguna de las partes, y sin hacer un esfuerzo por entender el momento en que se dio ese contrato.
Para que todos podamos comprender mejor la situación habría que hacer un repaso de lo que sucedió con The Witcher desde su publicación en 1990 (su versión con los relatos reagrupados). Sólo tuvo un éxito relativo en el estrecho círculo de fantasía y ciencia ficción de Polonia a mediados de los 90s y no era nada conocido fuera de Polonia.
Antes de CD Projekt RED, en 1997 hubo otra empresa interesada en realizar una adaptación de sus novelas al videojuego. Fue Metropolis Software, ahora desaparecida: una modesta desarrolladora creadora de Katharis, Teenagent y el más reciente en 2007, Infernal. El The Witcher de 1997 estaba liderado por Adrian Chmielarz, quién posteriormente haría Bullestorm y el conocido The Vanishing of Ethan Carter, y por Grzegorz Miechowski, uno de los responsables de The War of Mine, por lo que había potencial suficiente para realizar una buena entrega. Se trataba de una aventura en tercera persona con un sistema de combate realista, y una novedosa narrativa oscura y adulta.
Chmielarz explicó que la idea de traducir “Wiedzmin” como The Witcher fue suya, pero reveló que el proyecto se les fue de las manos, y era demasiado para lo que un estudio tan humilde podía hacer. Por lo que el proyecto se canceló y el escritor se quedó a dos velas. Años más tarde, se acerca otra empresa: CD Projekt Red. Una empresa de la que nadie había oído hablar y que hasta entonces se habían dedicado a traducir videojuegos al polaco. Esta compañía crea una demo tan mala que fue rechazada por todas las distribuidoras. ¿Qué opciones tenía? ¿Cometer el mismo error que con Metropolis Software o pillar el dinero en mano? Y una compañía que no cosechó gran éxito hasta la llegada de The Witcher III, casi 10 años más tarde – porque hay que reconocer que The Witcher 2 y sobretodo The Witcher 1 fueron juegos muy nicho que no tenían un gran público dedicado -.
Con esta nueva perspectiva en mano, el debate no está en que: “A. Sapkowski se lo merece por estúpido”. Lejos de cualquier prejuicio, la pregunta correcta sería: ¿Se merece algún rédito a toro pasado por los beneficios desproporcionados que se obtienen gracias a su obra? No hay ninguna ley que regule eso, pero en mi opinión, sinceramente sólo por ofrecerse la oportunidad de trabajar con un universo tan rico como el Geralt de Rivia se merece un porcentaje mínimo de ese éxito como gesto simbólico. Vale que cualquier otra compañía no tendría porqué obtener beneficios sino hace un buen juego, pero lo que es indiscutible es que sin su autor, The Witcher no hubiese existido tal como lo conocemos a día de hoy.
Es reprochable su actitud hacia los videojuegos, su mentalidad escéptica y sus reproches hacia la compañía que en nuestra pasión por los videojuegos defendemos hasta límites insospechados. Pero no por alzar las antorchas y avivar la llama mostramos más pasión. Dejemos a un lado el odio y el salseo propio de la televisión, de las redes sociales, y demostremos que no somos esos espectadores ávidos de polémica. Demostremos que, como jugadores, tenemos empatía, y somos capaces de adoptar una actitud más comprensiva y clemente. ¿Acaso si ganaras 10.000€ gracias a la idea de un hombre, otorgarle el 10% supondría un agravio? Puede que sea demasiado simplista, pero cuando el mundo te da números que sobrepasan la solvencia económica de una vida, te toca devolverle algo a ese mundo. Sólo así tendría sentido que en un futuro hubiese nuevos A. Sapkowski, que a pesar de sus errores, nos traigan obras tan elaboradas como The Witcher.