La oscuridad de los grandes ensombrece una apuesta con buenas ideas, pero que llega a destiempo

NOTA: Este artículo se publicó originalmente el 4 de septiembre de 2020, pero fue revisado, modificado y relanzado el 15 de marzo de 2021 con motivo del lanzamiento del título en PS5.

La representación de lo oscuro, de lo oculto, de lo peligroso, siempre ha adoptado diferentes formas, pues algo tan abstracto no puede ser concebido de manera única y segura a la hora de mostrarlo al gran público. Hay quien lo concibe dentro de la dualidad del ser, compartida con la “luz”. Otras formas que ha adoptado ha sido la de un ente maligno por naturaleza, donde se oculta y da cabida a lo más temidos monstruos del imaginario humano, pues el temor a lo que no conocemos es innato en nosotros. Sin embargo, aquello que la oscuridad puede representar no solo se queda en los aspectos físicos y visibles, pues también se le puede asociar a los sentimientos que nos acecha, al miedo, al dolor, a la pérdida. La oscuridad tiene diferentes formas, nombres e ideas, y su representación en los videojuegos sigue siendo igualmente diversa, sin un patrón común, aunque si la encasillamos y buscamos sus pistas en algunos juegos o géneros concretos sí que encontramos patrones en común. De esta manera, la oscuridad en los souls tiene diferentes matices, desde el ente que acecha hasta la desesperación y desolación que abate a los personajes, un sentimiento demoledor que está patente en el nuevo de la familia, en Mortal Shell.

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La oscuridad tiene diferentes formas.

Mortal Shell llega en un momento algo difícil para el género, pues parece que en apenas los años que este ha estado en boca de todos ha dado tiempo para exprimirlo hasta la última gota, pasando desde apuestas más tradicionales con toques orientales, como Nioh, Nioh 2 o Sekiro: Shadows Die Twice, hasta otras propuestas mucho más avanzadas en el tiempo, donde el futurismo y los implantes robóticos están a la orden del día, como son los The Surge, tanto el primero como el segundo. Mortal Shell sin embargo no quiere apostar por la ambientación, donde recoge el testigo de los “orígenes” de este género y usa la influencia perteneciente a obras como Demon’s Souls o el propio Dark Souls que le da nombre. La oscuridad, tanto de los personajes como de los paisajes, es patente en el ambiente, ese aire deprimente que azota una tierra desamparada, NPCs oscuros que nos tienden una mano un tanto dudosa en algunos casos y cuyo fin se escapa de nuestro conocimiento. Pero en esta oscuridad no solo viven la historia y el panorama, sino que en ella también residen otros apartados del título, como son sus mecánicas.

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Las diferentes clases de personajes no vendrán a nosotros de la forma tradicional, donde el entrenamiento o las mejoras pertinentes tras las correspondientes subidas de nivel no nos van a ayudar a especializarnos, pues como indica el propio título de Mortal Shell, las obtendremos ocupando los cadáveres de ciertos personajes, cuyas historias y poderes se nos irán revelando conforme desbloqueemos recuerdos usando las dos “monedas” del juego, que son los vestigios y el taar, pues para poder desbloquear alguna habilidad se nos pedirán las dos. Habrá un total de cuatro cadáveres disponibles, donde encontramos algunas de los característicos perfiles en estos juegos: un personaje equilibrado, uno más tanque con mayor cantidad de vida y menor estamina, su contraparte con mayor aguante y por último otro también equilibrado, pero con una mayor resolución para activar las habilidades de las armas. Aunque el balance entre estos ellos está bien medido, sí que se nota cierto despunte en algunos, como sería en mi caso con Tiel, el acólito, el cual me acompañó todo el viaje hasta su conclusión y al que mejoré con todas las habilidades posibles, pues con la ingente cantidad de estamina disponible, podía rodar (momento en el que te haces intocables) y esquivar a placer, compensando la poca vida que posee, siendo así bastante difícil de matar, sobre todo si tenemos en cuenta que gracias a nuestra habilidad intrínseca, como huésped que somos podemos endurecer la piel de a quien controlamos, bloqueando así el ataque sin sufrir ningún tipo de daño. Esta mecánica es de vital importancia, pues no solo nos da otro bloqueo, pues contamos con uno de base, a nuestro elenco de posibilidades a la hora de enfrentar un combate, sino que nos ayuda a ser mucho más agresivo con nuestras tácticas, logrando así una pelea mucho más salvaje y activa que en otros títulos del género, pues perdemos en parte ese temor a la muerte, relacionándose perfectamente con el sentimiento de inmortalidad que posee nuestro personaje, un gran punto a favor para Mortal Shell.

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A pesar de estos haces de luz, la oscuridad también impera en algunos apartados, y no para aportar algún significado filosófico o herramienta, sino porque oscurece parte de la obra por diferentes motivos. El número 4 parece ser una constante durante todo el juego, desconozco si de manera premeditada o si fueron casualidades que se enlazaron, pues 4 son los bosses principales, 4 son los caballeros que tendremos disponibles para enfrentarlos y 4 son las armas que asestarán el golpe definitivo. Hablando de estas últimas nos enfrentamos a un apartado algo tosco y simple, pues contaremos con una espada a dos manos, un espadón, una maza y un martillo junto a su cincel simulando un par de dagas, sin dejar de lado un arma menos principal como es la ballesta/bazuka. Las coreografías cuando se asestan los golpes hacen de las batallas casi una danza, sin embargo, entre la escasez de armas y de movimientos, pues solo contamos con el golpe flojo y el fuerte junto a su correspondiente habilidad oculta, dejan un abanico pobre para un juego del estilo, aunque este apartado se llega a salvar gracias a un “error” mayor, que es la corta duración de Mortal Shell.

Si decidimos ir a por todos los personajes y armas, el elenco de enemigos finales llega a subir hasta 8, aunque solo 4 serán de relativa importancia para la historia, dejando el juego en una duración de más o menos 10 horas si no nos quedamos pillados en algún paraje. Las ubicaciones donde se moverá el jugador pivotan en torno a una zona central, estando todas conectadas entre sí mediante pantallas de carga que las separan. Los parajes serán los típicos, sin más; pequeñas modificaciones de lo visto en anteriores juegos como los firmados por Miyazaki, aunque sí que hay cierta zona que se nota completamente ajena al mundo y la cual es en la que más merece la pena deleitarse con las vistas. Adjunto capturas de esto último, dejando las mejores estampas, eso sí, a vuestro completo descubrimiento.

“Pues en un terreno de gigantes, toca vivir en sus sombras”

El resultado final acaba siendo un remix de conceptos más acertados y otros perdidos por el camino, como un carro que no puede cargar un mayor producto sin prescindir de otros, los cuales siguen siendo importantes. Estos aportes en el apartado jugable han sido un acierto, convirtiéndose en uno de los combates más entretenidos del género, pero esa pérdida de variedad los acaba convirtiendo en un proceso algunas veces aburrido, pues cuando nos queramos dar cuenta habremos acabado el juego con cierto sabor agridulce, acompañado de cierta impaciencia entre las diferentes y demasiado largas pantallas de carga o muerte. Sin embargo, prefiero pensar en esta obra como un globo sonda de los desarrolladores, como un estudio que les permita entender hasta qué punto han sido efectivas sus apuestas para en un futuro trabajar con un feedback más favorable a ellos. Por el resto, Mortal Shell es un producto aceptable, con esas pequeñas innovaciones pero que no se desmarca (ni busca hacerlo) de la esencia que le influye y hasta cierto punto lo oscurece, pues en un terreno de gigantes toca vivir en sus sombras.


Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PS4 cedido por Playstack, y otro para PS5 cedido por Meridiem Games.