Con Lost Ark no es suficiente
Cuanto más pasa el tiempo, más queda claro que lo de Microsoft y Sony fue pura potra. Dos empresas gigantes que a codazos querían llevarse una parte significativa del mercado de los videojuegos y que lo consiguieron con más o menos aciertos. Sin embargo, en los últimos años hemos visto a Google y Amazon intentar meter la patita en un sector que parecen no comprender. A través del desarrollo de tecnologías de juego en streaming que conllevará la aceleración de la destrucción del planeta, comprando estudios y sacando juegos que más o menos van tirando, no se puede negar que lo están intentando. Lo de Google Stadia ha sido un absoluto desastre, con un lanzamiento muy pobre y con crisis internas cada par de meses, desde problemas con los estudios hasta despidos de un día para otro. Amazon Games ha tenido algo más de suerte. Algo.
Un mes después del lanzamiento de Amazon Luna en Estados Unidos y dos de Lost Ark en occidente, el jefe de Amazon Games, Mike Frazzini, deja el cargo para dedicar más tiempo a su familia. Amazon Games no lo ha tenido nada fácil desde su nacimiento, con proyectos como Crucible, roto en su salida, o el juego de El Señor de los Anillos que nunca llegó a ver la luz. También ha tenido sus momentos estelares con New World, un MMO que intentaba recoger a todos aquellos que habían salido corriendo de World of Warcraft y aún no se habían topado con Final Fantasy XIV. Como distribuidora, han traído Lost Ark fuera de Asia y está funcionando bastante bien, aún con las polémicas por el choque cultural o quejas por su sistema de trabajos. En ese sentido, parece que están consiguiendo levantar cabeza, y oye, al Cesar lo que es del Cesar. Lo que me escama notablemente es lo de Amazon Luna, su nuevo sistema de juego en la nube.
Para el que no lo sepa -y la verdad, no os culpo-, Luna funciona a través de canales: en vez de pagar por todos los juegos mensualmente, como en el Game Pass de Microsoft, la idea es comprar “canales” con ciertos juegos que te interesen y de categorías diversas, todos con un precio más alto o bajo. Así, puedes pagar por aquello que sepas que vas a jugar y montártelo como quieras, básicamente como los packs de fútbol o cine de la televisión. Como idea suena buena en el papel: quizá un mes sé que voy a tener menos tiempo y pillo un canal con algunos juegos cortitos que sé que me puedo quitar de encima rápido, o quizá uno más barato porque eres universitario y tienes que rascar debajo de las piedras. Sin embargo, genera otros problemas, como tener que estar pendiente de qué canal tiene qué juegos o que Game Pass te ofrece una cantidad de juegos ingente por el equivalente a dos canales, o la mitad que el de Ubisoft (sí, hay un canal de Ubisoft y cuesta cerca de veinte dólares).
Amazon está en un momento complicado en lo que a videojuegos se refiere: tiene en su mano una herramienta que puede hacerle la competencia a Game Pass y Xbox Cloud Gaming si se vende de la forma correcta. El sucesor de Frazzini tiene que saber jugar bien sus cartas para que tanto el equipo de desarrollo como la plataforma de streaming desplieguen todo su potencial, y por pasta que no sea. Pueden contratar a quien sea a golpe de talonario, otra cosa es que la mala imagen de la empresa suponga un inconveniente a la hora de tratar con ellos, algo que no sería de extrañar teniendo en cuenta cómo va el resto. También habrá que ver cómo les afecta tener dos MMOs activos simultaneamente que han tenido un lanzamiento bastante próximo entre ellos. Sea como sea, Amazon Games está en un punto importante, y cómo se mueva en lo que queda de año ayudará a que se siente junto a los más grandes y consiga volverse esencial, o a ser otro quiero y no puedo que pase sin pena ni gloria.