Una desafiante y colorida guerra
A riesgo de caer en clichés, empezaré este texto afirmando una vez más que mis dedos teclean sobre un concepto altamente improbable. Si la semana pasada aseguraba que no tenía apenas confianza en la llegada de Dead Island 2, todavía apostaba menos por poder jugar a Advance Wars fuera de una GBA. Esta saga de estrategia de Nintendo, responsable en parte del nacimiento de Fire Emblem, cuenta con un largo recorrido a sus espaldas, pero congelado en el tiempo durante casi 15 años.
Si miramos este reboot de las dos entregas de Game Boy Advance, nos topamos de frente con uno de los juegos de estrategia más queridos del sistema y posiblemente uno de los más pulidos de la época. Los distintos títulos de la saga Wars comenzaron siendo una suerte de simuladores de guerra para terminar evolucionando en juegos de estrategia mucho más coloridos, que intentan mirar a otro lado y alejarse de los aspectos más turbios del conflicto bélico.
Es difícil diseñar videojuegos de guerra que no evoquen ciertas sensaciones desagradables. No es la primera vez que hablamos del tema en esta página, de hecho, el desarrollo del título comparte camino con el Tycoon militar de Abylight Studios: One Military Camp. La llegada de este juego estaba prevista para estas fechas, pero del año pasado. A causa de los recientes conflictos sociopolíticos, Nintendo decidió congelar el lanzamiento de Advance Wars de forma indefinida. A finales de abril de este año, llegó finalmente a nosotros la oportunidad de volver al campo de batalla, con una obra que respeta absolutamente las bases jugables de las dos entregas numeradas de GBA, ofreciendo un rediseño visual como característica principal.
Bonito, pero no tanto
Nunca pude jugar a ningún Advance Wars en su momento. Pero siempre estuvieron en mi mente, desde que por primera vez mis ojos se cruzaron furtivamente con la pantalla de la consola de otro chaval, que estaba maniobrando en mitad de una guerra con un lujo de detalles y diseños como nunca había visto. El estilo pixel art de las entregas de GBA, marca de la casa aprovechaba el potencial de la portátil al máximo, siendo capaz de sorprender a los jugadores incluso a día de hoy. Caray, que buenos tiempos los de la Game Boy Advance.
Es por eso mismo, que mucha gente se mostró recelosa ante la idea de que este reboot apostase por un estilo en 3D. Las cosas como son, esta versión de Advance Wars no se ve nada mal, pero cuenta con una personalidad infinitamente menor que su versión original. Apostar por un pixel art renovado, aprovechando las características de la Switch habría resultado en una obra mucho más impactante y atemporal.
A pesar de esto, la experiencia no resulta demasiado empañada y la consola se las apaña bastante bien para ofrecer una tasa de imágenes muy fluida, acompañada además de una revisión de la banda sonora original muy disfrutona. Junto a esto, el rediseño de los personajes así como de las ilustraciones que acompañan la campaña muestra un alto nivel de mimo por el detalle y de carisma, que permite el acercamiento al título tanto de nuevos jugadores como de los antiguos.
El mejor estratega gana
Los juegos de Advance Wars son realmente difíciles. En caso de hacer caso omiso al nuevo modo de dificultad, mucho más accesible, nos encontraremos con un gran desafío para hacer frente al ejercito enemigo, comandado por un general cuya IA sorprende en alguna que otra ocasión, teniendo en cuenta los tiempos en los que se desarrolló el título.
Pero no hay que asustarse, ya que la curva de dificultad que presenta la primera entrega es muy adecuada para la complejidad del juego. Iremos conociendo poco a poco el funcionamiento de las diferentes unidades, edificios y mecánicas del juego, simples de entender, muy complejas de dominar. Esta entrada pausada a lo largo de la campaña se agradece sobremanera, ya que de ir demasiado rápido nos encontraríamos con todo tipo de variables, capaces de abrumar al jugador en poco tiempo.
Respecto a las unidades, se diferencian aquellas que van a pie de las que avanzan a motor. Cada una de ellas tendrá ventajas e inconvenientes, por ejemplo, las tropas de soldados podrán avanzar pocas casillas por turno, pero serán capaces de atravesar montañas y terrenos escarpados, mientras que los tanques se moverán con celeridad por carreteras e infligirán daños considerables, pero no podrán capturar ciudades o atravesar zonas montañosas. Además, encontraremos vehículos marinos y voladores y cada uno de ellos tendrá unas características y un funcionamiento diferente, así como edificios relacionados al tipo de vehículo donde podremos repostar (sí, hay gasolina) y recargar sus armamentos.
Todos estos sistemas se combinan para dar lugar a un juego de estrategia donde las posibilidades ascienden casi al infinito, algo así como una partida de ajedrez. A diferencia de su hermano pequeño, Fire Emblem, no estamos delante de un juego de rol, sino puramente estratégico. Esto significa que nuestras unidades son las que son (a no ser que construyamos nuevas, posible en algunos niveles) y no podremos entrenarlas para hacerlas subir de nivel, o equiparlas con accesorios que mejoren sus características. La batalla es una puramente táctica, y aquel capaz de diseñar un mejor plan de acción será el que se alce con la victoria.
Más allá de la campaña, el título ofrece opciones de multijugador, tanto local como a través de internet. Opciones que, por desgracia, no he podido probar. En local, por no tener nadie cerca con quien compartir la consola y en online, porque el título únicamente te permite jugar con amigos, sin ofrecer una opción de matchmaking, así como imposibilita el acceso a mapas diseñados por otros jugadores externos a esta lista. Es una pena y posiblemente el mayor fallo del juego, ya que un modo online más accesible o una liga competitiva podría catapultar al título al olimpo de los juegos de estrategia.
La guerra nunca es buena, pero qué divertida puede ser a través de un juego
Tenemos suerte de poder volver a disfrutar (o de hacerlo por primera vez) de Advance Wars 1 y 2. Tras tantos años de silencio, era factible pensar que la saga nunca volvería y que todo quedaría anclado al pasado, a recuerdos y emuladores. Por suerte, la estrategia bélica de Nintendo está más viva que nunca en terreno occidental. Pese a que la gran parte del valor de este título es ofrecido por la esencia original, Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp es una vuelta mucho más que digna a la saga. A falta de un apartado visual más centrado en el pixel art, el resto de elementos de la obra son francamente redondos. Estamos delante de una parada obligatoria para todo fan de los juegos de estrategia, de eso no hay duda.
Este análisis ha sido realizado con una copia digital para Nintendo Switch facilitada por Nintendo España.