La piedra guía de los eventos online
Nacer y crecer son dos etapas primordiales en nuestra vida, el comienzo y el camino que nos guiará. La experiencia que obtengamos nos preparará para los desafíos o cuestiones que se presenten ante nosotros, para poder resolverlas de la mejor manera posible. Aplicado al mundo de los videojuegos, todavía podríamos decir que se encuentra en una etapa de crecimiento, donde queda mucho en lo que aprender, pero sobre todo trabajar, aunque es innegable que la popularidad adquirida con los años ha provocado un crecimiento poco natural, mucho más forzado que en otros campos, un crecimiento anormalmente grande, lo cual conlleva ciertas problemáticas. No podemos esperar que en una situación como esta todo salga debidamente, que todas las partes que componen a la industria crezcan de la misma manera en poco tiempo, pues no todas tienen los mismos recursos para salir adelante y actualizarse continuamente, siendo esto un mantra que tanto desarrolladores como público deberían de conocer. Dentro de este caldo de cultivo del que salen continuamente nuevos nombres nos encontramos un festival capaz de reinventarse y plantar cara a los más grandes de su campo, nos encontramos antes A Maze Festival.
A Maze Festival es un festival inclusivo independiente normalmente realizado en Berlín, donde se lleva celebrando desde 2008 y en el que se han congregado todo tipo de contenidos, desde propuestas interactivas hasta videojuegos independientes, todo para intentar visibilizar propuestas artísticas y experimentales que de otra manera les costaría más hacerse un hueco. Para este año la edición recurrió a la plataforma de crowdfunding Kickstarter para poder financiarse y llevarla a cabo con el debido funcionamiento, llegando a recaudar la cifra requerida y alcanzando el total de 529 patrocinadores. Sin embargo, uno de los mayores imprevistos de la década e historia reciente apareció, amenazando de manera severa una edición tan importante para el festival. El equipo trabajó incansablemente para traer una experiencia única, logrando escapar del peligro que suponía un año tan flojo como este y trayendo consigo algo prácticamente insólito, un auténtico festival online.
La propuesta vino el pasado día 22 a través de la plataforma de itch.io en forma de aplicación descargable de forma gratuita, aunque con anterioridad debíamos de haber escogido alguna de las entradas disponibles. Una vez accedíamos nos encontrábamos ante una suerte de MMO que giraba en torno a una gran construcción obra del artista de carácter brutalista Moshe Linke, donde se daba cabida a todo el festival. Un total de dos secciones fundamentaban el evento, divididas en dos alas completamente paralelas e unidas entre sí. En el ala derecha nos encontrábamos la sala que hospedaba las charlas en directo que se ofrecieron durante el festival, entre las que se encontraban algunas relacionadas con el mundo de los videojuegos donde diferentes desarrolladores la visitaban, conciertos o hasta directos de cocina para los más cocinitas. Aquí fue donde también se realizó la entrega de premios ya habitual en A Maze Festival y la fiesta final, llevada a cabo este pasado sábado y donde gente de todo el mundo acudió para poner el broche a una gala digna del último evento. Otras salas subyacentes a esta contenían propuestas cuanto menos interesantes, como un documental titulado Hidden Conflicts, rodado en el juego Arma 3 y en el cual un cámara recorre el juego grabando y entrevistando a soldados durante una guerra ficticia.
En la sala del lado opuesto nos encontrábamos con el pabellón donde los desarrolladores mostraban sus juegos a los asistentes. Por desgracia, al adoptar el A Maze este formato se pierde cierta magia que tienen este tipo de eventos, como la que en su momento sentí en el IndieMad de 2018, pues poder jugar junto a los desarrolladores, conocer sus dudas y verles reaccionar a nuestras impresiones impregnaba el aire de un halo cuanto menos mágico. Sin embargo, a pesar de perder este factor, no acababa de ser una mala recreación, pues a la hora de acercarte al puesto un vídeo te mostraba un pequeño tráiler o corto informativo del juego, y desde la pestaña de opciones podíamos descargar todos los juegos disponibles para poder probarlos, como si estuviéramos en el ordenador de los desarrolladores, los cuales se podían contactar por redes pues se adjuntaban las mismas en las descripciones de los puestos. La selección de los juegos era bastante disfrutable, con propuestas jugables de todos los estilos y que haría las delicias de más de uno, pues entre los mostrados había algunos tan cautivadores como If Found, del que realizamos análisis.
No hay relación más sana y directa que la que se forma entre un usuario y los desarrolladores del juego que está probando.
Durante años se ha repetido la existencia de un círculo cerrado, centrado en un intercambio de información de solo una dirección, ida y vuelta, pues la relación entre prensa y videojuegos está estrechamente ligada y siempre ha parecido que es la única vía posible tanto para informar a los desarrolladores como de los compradores para informarse. Sin embargo, esto está bastante lejos de la realidad, y debemos de luchar para que siga así, pues este tipo de eventos lo demuestran. Demuestran que no hay relación más sana y directa que la que se forma entre un usuario y los desarrolladores del juego que está probando, donde el feedback es directo y sin intermediarios. Vuelvo a mencionar mi experiencia en IndieMad 2018, donde probar juegos juntos los desarrolladores independientes, transmitirles mis dudas y hablar sobre el desarrollo era la norma, una rutina que se repetía en cada stand y del que disfrutábamos ambas partes. Desde aquí hago una invitación a todo aquel que disfrute de este sector para que visite las exposiciones de videojuegos que se realicen a su alrededor, que asista a las charlas que con tantas ganas y ambición se preparan los desarrolladores, que acuda a los festivales o a salas que enfocan desde diferentes puntos todo lo relacionado con este ocio, como por ejemplo fue la sala Zooom, un espacio en el que resignificar los juegos, o mismamente asistir a eventos como ha sido este A Maze Festival, para así escapar del círculo vicioso en el que nos solemos encontrar, pues más allá hay todo un ecosistema nacido de la curiosidad y de la cooperación, el espíritu de lo indie.