Sobre vivir y morir

Death's Gambit AfterlifeLanzado originalmente en agosto de 2018 para Windows PC y PlayStation 4, Death’s Gambit ya nos presentaba una experiencia más que amena que mezclaba casi a partes iguales los géneros souls-like y metroidvania y aunque estos últimos años hemos visto una ingente cantidad de ambos, incluso mezclados tal como en este juego. Pero la base no importa tanto como la ejecución y, al final del día, lo que separa a un juego del montón de uno realmente bueno, no son sus influencias, sino su ejecución y sus ambiciones.

En nuestra críticaDeath’s Gambit de su versión original ya dejábamos en evidencia tanto los aciertos como los desaciertos del título de la desarrolladora White Rabbit. Y en esto último parece que el estudio puso un verdadero énfasis para mejorar y crear la versión definitiva del juego con su edición Afterlife. Diría que todos los puntos mencionados por mi colega Lucci en su crítica fueron revisados y reparados por el estudio. Desde el combate que no parece encajar del todo con la fórmula metroidvania, hasta la escasez de clases y de crecimiento del personaje.

También se han agregado muchas mecánicas que sirven para que el juego inclinara su balanza de géneros más hacia el metroidvania. Ahora, el mapeado es casi el doble de grande que en la versión original, con seis bosses nuevos y más NPCs. Además, se añadieron habilidades de movimiento, tales como el doble salto, el dash aéreo y un doble salto infinito que sirve en algunas áreas específicas.

Death's Gambit AfterlifeNunca jugué la versión original de Death’s Gambit, pero Afterlife se siente como un ente tan cohesionado que parece haber sido diseñado como es desde un principio, incluso leyendo la crítica de mi compañero Lucci me enteré de muchas curiosidades, como del hecho de que la versión original no contaba con un mapa, elemento que encuentro crucial para la exploración de este mundo que, si bien no llega a ser tan absurdamente basto como el de Hollow Knight, sí podría resultar más que abrumador para cualquiera sin la existencia del mapa.

Lo cual me indica dos cosas: que, dadas las críticas más usuales a la versión base, White Rabbit escuchó atentamente a sus jugadores y, segundo y más importante si es que cabe, es que todos los cambios en la fórmula se hicieron de forma balanceada y con sinergia. Cada nueva parte agregada en Afterlife hace que Death’s Gambit sea más que la suma de éstas; crearon un juego prácticamente nuevo basado en una obra con potencial aunque imperfecta.

Más allá de la vida

Si hay algo que me gustaría ver ahora, más por curiosidad de jugador que por nada más, es la versión original del juego. Sentir en mis propias manos a través del mando cuál era el Death’s Gambit original y, con esto, entender la visión original de sus autores. Y aunque no es ni de lejos imposible crear una nueva versión de un juego sin desaparecer la original, la industria del videojuego tiende a hacerlo con compulsividad. Olvidémonos de los errores en vez de aprender de ellos. Podríamos elegir si jugar la versión Afterlife o una mítica Legacy Edition desde el launcher de Steam, pero eso ya queda en manos de White Rabbit y si no quieren que la edición vainilla vea la luz no nos queda más que aceptarlo. Por cierto, Death’s Gambit Afterlife se encuentra disponible para Nintendo Switch, así que si quieren jugar la mejor versión del juego y además desde el baño o en el metro, pueden hacerlo ahora, que es mejor momento que nunca. Yo, por mi parte, iré a llorar por la preservación del medio en algún rincón físico o virtual.


Este artículo ha sido realizado con una copia digital para Switch cedida por Meridiem Games