Impartiendo lecciones desde la ignorancia
Largo y preciado, el silencio, más corto de lo deseado y a veces interrumpido, una oda a la tranquilidad, a la inteligencia, a la comprensión, callar y escuchar, callar y aprender, todo destruido por el hablar. Querer tener los dos es aprender a controlarlos, entrenar cómo y cuándo salen nuestras palabras, controlar cómo y cuándo debemos de callar. Aunque pueda resultar sencillo, me da que nos supone una gran dificultad controlar nuestros impulsos, pues tendemos más de lo que deberíamos a la palabra, llevándonos a lugares que no nos corresponden, a miradas incómodas o incluso a la incomprensión. Cuando nos plantemos ante un tema del que no conocemos lo suficiente, antes de lanzarnos al comentario fácil deberíamos de silenciarnos, buscar información, aprender, prestar atención, y tras haber guardado suficiente silencio, volver a considerar nuestra intervención. Ojalá esto se pudiera aplicar más de lo que se hace en los temas polémicos que se cuecen en la industria del videojuego, pues de esta manera nos evitaríamos más de un disgusto, como el que rodea al nuevo tema candente del momento, la reducción de tiempo de juego online para los menores en China.
Si ya estás al tanto de la noticia conviene que sepas que efectivamente es real, por muy “inverosímil” que parezca. Si por el contrario desconoces qué es lo que ocurre, procedo a explicarlo de la mejor manera, pero por si acaso no logro contarlo adecuadamente, dejo a continuación una publicación de People’s Daily, un medio chino donde recogen toda la información al respecto. En el día de ayer se desató la polémica por dos noticias donde China jugaba un papel importante, la primera, de la cual no hablaré pues mis pensamientos ya los recogí en este artículo, era el posible fichaje de Toshihiro Nagoshi, creador de la conocida saga Yakuza, por parte de NetEase. La segunda, y de la cual entraré en más detalle, es la limitación impuesta por el gobierno respecto al acceso de los jóvenes a videojuegos online durante un tiempo estimado. Esta franja se encontraría de 20 a 21 horas solamente viernes, sábados, domingos y festivos, dejando así con un total de 3 horas semanales si no hay festivos en la semana. A esta restricción encontramos otra igualmente importante, y es que, para poder acceder a estos videojuegos, los menores deberán de registrarse con su nombre real, sin pseudónimos ni datos falsos, pues hay sistemas preparados para evitar estos casos y controlar debidamente el tiempo. Como he recalcado, esta ley solo afectará a los juegos online, dejando el control de los juegos offline completamente en la mano de los tutores y los propios menores, para que ambos lleguen a un acuerdo. El objetivo de esta regulación se centra en evitar la adicción a esta clase de títulos, un tema que interesa mucho a la sociedad china y que considera crucial, buscando incentivar actividades sociales, deportivas o artísticas en su lugar.
No serán pocos los medios que se posicionarán, rápidamente, en contra de esta ley y en contra del propio gobierno o país, alzándose como salvadores y descubridores de la auténtica libertad, pero cuan lejos se encontrarán de la realidad de un país que, sencillamente, tiene una cultura diferente a la suya. Antes de empezar a hablar, quiero aclarar que mi conocimiento sobre China no es para nada amplio, algo en lo que estoy trabajando, pero que quiero dejar claro, pues yo también me puedo equivocar, pero aún así intento mirar un poco más allá. Esta ley, a todas luces, se está celebrando dentro de China, pues si nos remontamos en el tiempo, a 2007 concretamente, encontramos un primer proyecto para controlar las horas que los menores pueden pasar en un videojuego online, quedando en 3 horas por día, pasando a 1.5 en el año 2019 durante la semana y las 3 horas anteriores en los fines de semana, excluyendo de las horas disponible las que se encuentran entre las 22 de la noche y 8 de la mañana del día siguiente. De hecho, algunas empresas como Tencent o la anteriormente mencionada NetEase fueron más allá y cada una implementó restricciones mayores, distinguiendo en rangos de edades para aplicarse, granjeándose así el favor de los tutores.
Nunca permitiremos que nadie nos intimide, oprima o subyugue
No podemos intentar comprender a China si no somos capaces de entender su base, pues esta es radicalmente distinta a la que encontramos en los países occidentales. Sin este intento de comprensión, jamás seremos capaces de encontrar respuesta. La historia del gigante asiático le ha llevado al lugar donde está por razones históricas completamente distintas a la que podemos ver en España, y debido esto, aunque intentemos aplicar mismos métodos en ambos lugares, el resultado final distará enormemente entre uno y otro. No debemos criticar y atacar continuamente al más mínimo indicio de artículo incendiario que veamos, pues si vemos las reacciones ante la ley, encontramos que es recibida, e incluso pedida, por una gran mayoría de tutores, quienes ven un grave problema en este tipo de ocio y han estado pidiendo esta regulación desde hace tiempo. Quienes somos nosotros para ir y pedirles que cambien, sobre todo cuando no se vulneran derechos inamovibles, cuando en sitios como en España una parte de nuestra cultura e imagen está manchada de la sangre de animales torturados frente a un público, donde menores se dan cita para consumir alcohol y “disfrutar” del espectáculo. Quienes somos nosotros para exigir.