Una industria inmadura, y no necesariamente por las producciones que la conforman
El martes 16 de agosto hubo dos temas que se tomaron Twitter, aquel sitio infernal al que no podemos evitar sino entrar constantemente como si de una partida de Hades se tratase. El primero fue el cansado discurso sobre si los videojuegos, especialmente los títulos de la saga Dark Souls deberían tener modo fácil o no. El discurso se dividía, como siempre, entre los que creemos que sí y los que están equivocados. Pero sin duda el segundo tópico que se discutió -y que pasó algo más desapercibido en la comunidad hispanohablante- fue la polémica que rodea a Boyfriend Dungeon un juego independiente creado por Kitfox Games que fue lanzado el pasado 11 de agosto.
La obra es una combinación de dungeon crawler con simulador de citas, donde debes generar relaciones personales – ya sean amorosas o de amistad – con las armas que uses durante las secciones de mazmorras, las cuales se transforman en humanos, por lo que no hay riesgo de atorarse una espada en lugares incómodos del cuerpo. La polémica nació tras la molestia que generó en varios jugadores el hecho de que uno de estos personajes romantizables tuviese un comportamiento tóxico, acechando al protagonista y manipulándolo emocionalmente.
Kitfox Games sabía de antemano que este comportamiento podría alterar a jugadores que fuesen más sensibles a este tipo de contenido, por lo que añadieron una advertencia de contenido advirtiendo a los jugadores acerda de situaciones que podrían resultar incómodas, pero no mencionaron que el jugador tendría que participar en ellas.
La desmesurada reacción de la comunidad
Si la cosa hubiera quedado en quejas de los jugadores por Twitter y la correspondiente respuesta de Kitfox Games en la que anunciaron que cambiarían la advertencia de contenido para describir de mejor manera el contenido sensible del juego no estaría aquí escribiendo este artículo. Lamentablemente, las cosas no quedaron ahí, sino que escalaron hasta llegar a ciber acoso al actor de voz Alexander Gross, quien le pone la voz a Eric, el personaje “problemático” en cuestión e incluso amenazas de muerte a miembros de Kitfox Games.
oops. turns out some people DID write some threatening things about Kitfox. they were impersonal and undirected, at least… sigh.
— Tanya X. Short (@tanyaxshort) August 16, 2021
No voy a detenerme mucho en la ironía de que la misma gente que se vio afectada ante la representación de un personaje tóxico haya no solo imitado sino superado su estupidez con este tipo de comportamiento, pues ya a estas alturas no es algo nuevo que un actor de voz reciba amenazas de muerte por el personaje que representa en una obra de ficción. Pero sí quiero examinar en mayor profundidad el por qué un personaje “acosador” y “manipulador” haya generado tanto revuelo cuando, afrontémoslo, la mayoría no solo de personajes, sino de protagonistas de videojuegos son más que moralmente cuestionables. Dentro de los personajes más queridos y emblemáticos tenemos a personajes asesinos -e incluso genocidas-, ladrones, mentirosos, misóginos y un largo, largo etcétera. Entonces, ¿por qué Eric, un personaje de un pequeño juego independiente recibió una reacción tan negativa, comparable quizás a la de Laura Bailey por su representación de Abby en The Last of Us Parte II, quien, cabe recordar, recibió amenazas de muerte por representar a una mujer musculosa?
Creo que la respuesta está a medias en la misma pregunta y la otra mitad es aun más triste. Simplemente el hecho de ser un juego independiente no solo significa que las personas involucradas en el desarrollo del videojuego son más “accesibles” frente a los jugadores, al ser equipos más pequeños y visibles en redes que un centenar de programadores “anónimos” de estudios más grandes. La segunda mitad de la respuesta, está, lamentablemente, en el hecho que el juego es LGBT friendly y las expectativas que esto genera en su público objetivo.
No hace mucho tiempo, Paula García, redactora de Eurogamer España mencionó en un tuit – y perdonen de antemano mi parafraseo – que no le gustaba nada que a los juegos LGBT se les pusiera la etiqueta de wholesome, o traducido literalmente al español, sano, inocuo. En su momento no sabía por qué lo decía, yo pensaba que era algo bastante positivo pues indicaba que no había nada “no sano” en que un juego tuviese personajes o estuviese orientado a personas dentro de la comunidad LGBT. Pero ahora, con la polémica formada al rededor de Boyfriend Dungeon, creo que lo entiendo. La etiqueta wholesome es una arma de doble filo ya que por un lado atrae a gente que busca juegos en los que se sientan a salvo de conflictos y emociones negativas que se suelen encontrar en la mayoría de títulos del medio, pero por otro lado, hace que cualquier emoción negativa que el juego sí pueda generar, se sienta como una traición o engaño de parte de los desarrolladores. La peor parte es que seguramente Kitfox Games nunca consideró hacer su juego wholesome, pero, al ser LGBT friendly, la comunidad de jugadores automáticamente lo etiquetaron como tal y, pues al final, pasó lo que pasó.
La solución de fondo
El problema no es Boyfriend Dungeon, ni los juegos wholesome, ni mucho menos los juegos LGBT friendly que tanta falta hacen en el medio, si no esta misma falta de representación. Habiendo tan pocos títulos LGBT y siendo estos tan de nicho, se suele caer en el concepto equivocado de que son wholesome por naturaleza y gente que no está preparada a temas más complejos puede verse expuesta sin quererlo, en vez del escapismo que buscan. Obviamente esto no justifica a la gente que atacó al actor de voz en cuestión ni al estudio. La reacción fue, bajo toda medida, desmesurada, y demuestra lo inmaduro que es el medio de los videojuegos, pero, por sobre todo, que el doble estándar frente a juegos LGBT frente a juegos “más tradicionalistas” es un problema que debemos – todos, jugadores, prensa y desarrolladores – taclear para que este tipo de eventos no vuelvan a ocurrir. Y, en mi opinión, la mejor manera de solucionarlo, es dejar de escuchar a la bulliciosa mayoría y dejar que temas más progresistas -y estoy usando esta palabra muy generosamente ya que el admitir la existencia de gente LGBT debiese ser un tema ya más que superado- se tomen el maintream y dejen de ser una mera opción escondida dentro de los juegos indie y los juegos wholesome.