Game Pass ha llegado para quedarse
El 2011 fue un gran año para los videojuegos: se lanzaron grandes títulos como Uncharted 3: Drake’s Deception, The Elder Scrolls: Skyrim o Portal 2. Pero no todo era de color de rosa. La por aquel entonces ya existente guerra de consolas no había hecho nada más que empezar, y fue a partir de ahí (más o menos) cuando se comenzaron a aplicar malas prácticas en la industria con el fin de exprimir la cartera de los jugadores, como por ejemplo, los micropagos o el pago mensual por el online. Nintendo, por otro lado, seguía a su rollo sacando exclusivos en la Wii y en la 3DS. Diez años después, mientras que la gran N ha decidido sacar ports de juegos con más de una década como si de una novedad se tratase, Microsoft ha dado un paso de titán hacia la nueva era de los videojuegos: el juego por catálogo. Xbox Game Pass ha sido todo un éxito, y no solo lo digo yo, sino también el CEO de Microsoft, que el pasado 26 de enero confirmó que el servicio ya cuenta con 18 millones de suscriptores, el lanzamiento más exitoso de la compañía. Claro está que la pandemia y su consecuente confinamiento han ayudado a moldear esta descomunal cifra que no para de ascender según pasan los días. ¿El motivo? Un inmenso catálogo que se va actualizando cada mes, más de 100 juegos disponibles y un precio que da risa.
En este punto, muchos estaréis pensando que soy un fanboy de Microsoft, pero nada más lejos de la realidad. Hasta hace menos de lo que me gustaría admitir repudiaba las consolas de la compañía, mucho menos conocía la existencia de Game Pass. Había oído hablar del servicio, pero nunca me llamó la atención. “¿Game Pass?” – pensaba – “Supongo que será otra estrategia para sacarles dinero a los de Xbox”. Sin embargo, llegó el confinamiento. Fue por esas fechas en las que descubrí que la beta del servicio había llegado a PC y que ofrecían un mes gratis. El aburrimiento y mi síndrome de Diógenes digital decidió darle una oportunidad. Desde entonces he seguido pagando todos los meses, aprovechándome de bastantes ofertas, como por ejemplo la de tres meses por un euro. Un auténtico escándalo.
Ori and the Will of the Wisps, Celeste, Hollow Knight, Halo: The Master Chief Collection, Sea of Thieves… Son algunos de los bombazos que he jugado desde su catálogo y podría seguir la lista, pero no tengo espacio suficiente para enumerarla entera. Todo esto añadido a la reciente compra de Bethesda por Microsoft y a la colaboración con EA para traer EA Play al servicio, hacen a Xbox Game Pass, una de las opciones más suculentas para disfrutar de los videojuegos hoy en día, tengas una Xbox, un PC o incluso un smartphone. Así es, también puedes jugar en la nube con tu smartphone (el anteriormente llamado Project xCloud) el cual es compatible con un buen puñado de juegos del catálogo. Si bien los servicios de streaming no están cuajando muy bien entre la comunidad, he de decir que he probado el juego en la nube con una conexión decente desde mi smartphone y, francamente, funciona mejor de lo que esperaba (no me pasaría ni de coña un juego como Celeste, pero un RPG por turnos como Dragon Quest XI es perfectamente disfrutable).
¿Estoy siendo muy exagerado? Puede. ¿Aún queda mucho para que este sistema se extienda a todos los jugadores? Es probable. ¿Me encanta el Game Pass? En efecto. Pero una cosa esta clara: Microsoft ha cambiado la forma de comercializar los videojuegos y muchas compañías van a seguir su estela. Quién sabe, es posible que de aquí a diez años añoremos el formato físico.