El Valhalla nos espera
Fue durante mi residencia en los países nórdicos cuando me interesé por la cultura Vikinga y cómo fueron capaces de quedarse en una tierra tan fría y desapacible, en algunas ocasiones. Leía los libros que encontraba en inglés, buscaba por internet y vi la serie Vikingos para calmar mi sed por conocimiento. Todos estos recursos me ayudaron a entender mejor la importancia del pueblo nórdico dentro y fuera de los mares helados pero no consiguieron resolver mi duda de por qué eligieron esa zona para asentarse; surcaban los mares y sembraban el caos en cuanto tocaban tierra cultivada por otros pero ninguno de esos sitios les parecía suficientemente bueno.
Esto es lo que pasó antes de la llegada de Ragnar Lothbrok al trono en el cual se sentaba poco por sus ansias de viajar más allá de lo que nunca antes habían conocido. Sus andaduras – o naveguras si queremos usar un palabro – asolaron las islas británicas, llegaron a Francia, pasaron por España… el miedo se apoderaba de la gente en cuanto las velas de sus barcos se impulsaban con la brisa costera. No quiero daros la lata con una clase de historia pero este preliminar me parecía oportuno para comentaros que Thrones of Britannia nos posiciona en unas islas que vivieron la muerte de Ragnar en las tierras de Northumbria y la posterior represalia de sus hijos además del fin de Alfredo el Grande.
Con este escenario, Creative Assembly tenía todas las bazas para presentarnos un juego histórico en condiciones tras los dos juegos centrados en el universo Warhammer que, para algunos fieles a la saga como yo, no tenían gran atractivo. Y, feliz de decir esto, han logrado plasmar un marco interesantísimo en el que cada jugador, tenga el estilo de juego que tenga, se pueda sentir cómodo – si no algo más – con alguna facción. Si este es más conservativo, defensivo, centrado en mantener unos buenos recursos, economía y estabilidad podrá centrarse en los estandartes británicos mientras que si prefiere la agresividad, la sangre (por dios como he echado de menos el mod de la sangre), la brutalidad y los gritos de guerra, tiene a los vikingos preparados para seguir su mando.
Hasta la fecha he jugado la campaña de Wessex, con Alfredo como portador de la corona – querría haber probado también la de Mercia pero en cuanto me llegó el juego me avisaron de que en la versión 1.0.0 utilizada para analizar había algún que otro problema en ella así que he decidido no probarla para no comentar fallos que los desarrolladores ya conocen y están siendo arreglados – en un modo normal y difícil y, muy a mi pesar, puedo decir que esta es la campaña “tutorial”, me explico: Es la única en el juego que está catalogada como Fácil pero pensé que al ser el gran terreno inglés con las aspiraciones más altas de todo el juego me encontraría con los escudos nórdicos para pararme los pies a mi y a mis vasallos o a flotas invasoras pero… no. La victoria corta es terrorificamente corta y sin dificultad alguna, como digo, nivel tutorial. Pero es que las largas también lo son, me he sentido un poco defraudado con ella, siendo sincero.
Pero gracias a ella me he dado cuenta de que este juego me estaba pidiendo salsa, tequila, corazón; quería que enfundara mi melena rubia en un casco con un cuerno a cada lado, tenía que probar a los Vikingos y eso he hecho. Northumbria y Dublín han sido las otras dos campañas que han estado presentes en mi pantalla durante unas cuantas horas. La primera, protagonizada por el rey Guthfrid, me ha costado sudor y sangre y aún así he fracasado como vikingo pero eso está bien, muy bien. Los invasores no tuvieron fácil asentarse en las fértiles tierras británicas y eso es lo que quería encontrarme en este juego. Me imagino la lucha por el poder como han plasmado en el juego, muchos queriendo poseerlo y solo uno con la potestad de hacerlo, resultando así en levantamientos de los que antes llamabas hermanos. Dificultad que se disfruta. Vive rápido, muere joven y lucha eternamente en el Valhalla.
La que más he disfrutado de las tres ha sido Dublín. Comenzando con la isla de Man y un trocito de costa, me he hecho paso a regañadientes del enemigo hasta cortar la que ahora conocemos como Irlanda en dos. Y es que es la partida que estoy jugando en estos mismos instantes y cada vez que pongo un punto en una frase siento la necesidad de ejecutar el juego y darle a continuar la campaña hasta haber saciado mi mono y poder volver a escribir, no se yo si entre pitos y flautas podré calmar la necesidad de darle al reloj de arena y acabaré este análisis algún día. Esto raramente me ha pasado y dice mucho de Thrones of Brittania.
En las campañas nos encontramos con algún que otro cambio o añadido. Por ejemplo, la forma de investigación ha sido modificada y ahora no será tan sencilla. En este Total War se aprecia que nuestra facción tenga conocimientos previos de lo que se trata investigar. Por poner un supuesto, para investigar unas unidades mejoradas de hombres con hacha deberemos haber entrenado unas cuantas de sus predecesoras. Otro gran factor de estas es la lealtad y madre mía, qué mal lo he pasado con ella. Habrá algunos generales o gobernadores que cuestionarán la jerarquía del poder y su lealtad será más baja de lo esperado, para contentarlos podremos sobornarles, casarles con alguien de la familia, matarles… Una vez matado el perro se acabó la rabia, dicen, pero si no lo hacemos tendremos más de un levantamiento en nuestras tierras que nos harán perder el tiempo y, posiblemente, algo de dinero. Pero el sistema de lealtad me ha parecido feo y confuso; se nos presenta un árbol genealógico con todos los gobernadores o generales a la derecha esperando a ser añadidos a una de las ramas o a recibir un trato mejor que el de otro, en fin, un lío que espero simplifiquen o aclaren.
En resumidas cuentas, las campañas tienen un poquito de todo para adecuarse al modo de juego de aquel que porta el ratón en mano y para darle una rejugabilidad exquisita con la que probar la historia desde cada angulo de las islas, enfrentándonos a dificultades peculiares y a vecinos de esos que te despiertan a las 8 de la mañana un domingo porque les apetecía colgar un cuadro de su tía encarga o un elefante en un triciclo porque con esa broca que estas usando… perdón, que me despisto.
Pasemos ahora a hablar del fragor de la batalla. Thrones of Britannia trae algún que otro cambio en batalla si lo comparamos con sus hermanos mayores pero no os los voy a enumerar todos, voy a comentar los mas destacables y cómo me he sentido librando las batallas por mi mismo. Ahora las unidades de arqueros son menos numerosas pero con la primera ráfaga ya podremos ver cómo alguno de los enemigos se desploma sobre su escudo, siempre y cuando no estén en un muro de escudos – otra novedad -, técnica utilizada mayormente por los vikingos aunque los ingleses aprendieran a usarla y, así, lograran hacer frente a las cargas de los salvajes. Esta técnica nos ayudará a parar algún que otro proyectil y, además, provocará que las cargas de caballería enemigas no funcionen porque los caballos temerán tal cantidad de círculos que, uno sobre otro y otro sobre uno, formarán un muro, efectivamente.
Yo soy un jugador que disfruta muchísimo más de la búsqueda por la altura, el buen posicionamiento de unos arqueros que hagan silbar los oídos de mis enemigos y unos caballos que quiebren la cabeza de la inteligencia artificial mientras buscan un hueco por el que cargar por la espalda. Estos cambios benefician a este tipo de jugadores haciendo los proyectiles más letales y a los caballos más complicados de manejar ya que de frente, está claro, no van a funcionar. Os preguntaréis: Entonces, ¿ahora las pelotas de soldados de corta distancia serán mayores? La respuesta es no. Como en todos los Total War y supongo que en la realidad también ocurriría, se generan pelotas quieras o no. Si es cierto que podemos generar espacio entre nuestros soldados que podría aliviar esto un poco pero quieras o no, se crearán pelotas. Pero mirad el lado positivo, mejor para las cargas de caballería.
Los asedios también han cambiado a mejor. Hay algunos asentamientos doblemente – o incluso triplemente – fortificados en los que deberemos ir avanzando etapa por etapa hasta acaba con todos los defensores o llegar al centro de la ciudad. Jugando contra la IA me he encontrado con la misma estrategia una y otra vez: gran defensa en el nivel inferior pero en cuanto tomaba una puerta y la despejaba un poco, podía mandar a mis caballos hacia la parte superior en la que solía esperar la unidad que acompañaba al general y, claro, sin el resto del ejército al lado poco podían hacer. Tengo ganas de jugar contra personas y ver cómo cambia la cosa. Una de las contras de probar un juego antes de su salida oficial es que, normalmente, es bastante complicado encontrar a alguien con quién jugar. Este ha sido el caso, por lo visto el resto de analistas, youtubers, etc. no estaban haciendo cola para jugar conmigo, qué raro.
Además, cómo no, el mar también cobra una gran importancia en Thrones. Aquí no tenemos a Floki para hacerlos pero no es problema, en cuanto nos echemos al mar flotarán perfectamente. Esto siempre y cuando seamos Vikingos y nuestro ejército esté acostumbrado a los balanceos del mar o nuestra facción no tenga penalizadores de este estilo, porque según mi experiencia os ingleses pasaban un mal rato estando sobre las olas, esos barcos deberían parecer como los de Sea of Thieves cuando te echas un par de jarras de más. Pero si tengo que encontrarle algún pero a las batallas costeras o desembarcos es que las catapultas lo tienen demasiado fácil para destruir un barco. Es realista, lo entiendo, pero no debería ser tan absurdamente sencillo destruir un barco que alberga 120 soldados que acabarán durmiendo con los peces. También es cierto que conseguir catapultas en la campaña es bastante complicado, debido a la nueva forma de investigar, y será raro encontrarnos con catapultas a no ser que estemos muy avanzados en la trama y, entonces, tal vez sea necesario esas armas de asedio para hacer frente a las hordas.
Gráficamente el juego no defrauda. Attila Total War tuvo algún que otro problema con el rendimiento debido al sistema de luces y sombras que ha sido mejorado en Thrones of Britannia y, la verdad, el juego va como un tiro hasta en ordenadores medios y sin perder demasiada calidad gráfica. Pero he de decir que sí me he encontrado con algún fallo gráfico, con alguno estaba avisado: Las armas podían clippearse cuando los soldados estuvieran esperando a la trifulca o que la vegetación del suelo solo se veía a cierta distancia y regular, pero me he encontrado con alguno más. Por ejemplo en un evento de ola de frío el mapa se cubría de nieve pero, al salir y entrar al juego, este blanco manto había desaparecido completamente. Pero ninguno de estos fallos ha empeorado la experiencia de juego, simplemente podrían mejorarla si se arreglaran. He de destacar un detalle en el apartado gráfico, ahora los reyes envejecerán y podremos ver el peso de los años en cuanto luchen en batalla. Lamentablemente no he podido dejar envejecer a ninguno de mis líderes de facción lo suficiente como para apreciar un gran cambio pero es algo que espero ansioso.
En el apartado sonoro tengo ideas contrarias. Los gritos de guerra y ambientación en batalla son muy buenos y genialmente logrados pero la música fuera de la batalla deja mucho que desear. Sobre todo me refiero a las pantallas de carga que son acompañadas de un molesto chirrido, porque no hay otra palabra que mejor lo describa, de un instrumento de cuerda frotada acompañado de percusión. En batallas que necesitaban más tiempo de lo normal en ser cargadas me he tenido que quitar los cascos porque era insoportable. En este apartado también me he encontrado con algún bug como por ejemplo que en alguna situación parte del audio no se escuchaba y tan solo se arreglaba reiniciando el juego. En cuanto al español en el juego, lo encontramos en todos los aspectos de una forma u otra. No todos los audios se encuentran en castellano pero sí tenemos subtítulos en todos para que nadie se pierda nada de información.
Skål
Por fin ha vuelto el Total War histórico que tantos amamos, y con qué nivel. No solo la época histórica es atractiva sino que han logrado plasmar las adversas situaciones en las que se encontraban los diversos pueblos que luchaban por el control de las islas británicas, aunque he de decir que los vikingos se sienten más “reales” y que las dificultades bajas o normales son un paseo como el que da pedro por su casa. Mejoras en batalla que permiten un juego más estratégico y realista en el que, al fin y al cabo, nos divertiremos más que con los de otras entregas. Gráficos que no defraudan y buen rendimiento para todos. Un juego digno del Valhalla y que va a ser el culpable de que eche un porrón de horas delante del ordenador.
Este análisis se ha realizado con una clave cedida por SEGA-Cosmocover antes de la fecha de salida oficial del juego