Pequeña retrospectiva a través de varios juegos de Star Wars
Llevo unas navidades muy enganchado a La Guerra de las Galaxias en cuanto a videojuegos se refiere; después de días con una de mis sagas favoritas, Yakuza, he encontrado refugio en una galaxia muy, muy lejana, y es que gracias a – o por culpa de, según se mire-, las ofertas y cupones de la tienda Epic he conseguido hacerme con Jedi Fallen Order y Star Wars: Squadrons a buen precio. No voy a hacer ahora un análisis de estos títulos, pero sí es cierto que jugarlos me ha hecho recordar adaptaciones pasadas de la obra de George Lucas, y en general me ha hecho reflexionar sobre lo rápido que ha evolucionado la industria del videojuego, y una saga como esta que ha visto tantísimas adaptaciones es un buen medidor de ello, al menos en lo referente a lo técnico, y es por ello por lo que quiero dejaros un sucinto repaso a alguno de los títulos que yo más recuerdo.
En tiempos en que se nos presenta un AT-ST en pantalla con todo lujo de detalles es fácil olvidarse de que tan sólo unos cuantos años atrás había que tirar de imaginación para sumergirse de lleno en algunas experiencias a los mandos, y es que una representación que ahora es hiper realista antes sufría un fuerte proceso de abstracción debido a las limitaciones técnicas que la convertían en una simple forma geométrica, cuyos disparos eran a su vez representados mediante otras formas geométricas. Un caso de uso de la imaginación que me parece muy paradigmático – además del siempre citado que es Pong (Atari, 1972) – y del que me gustaría hablar algún día es el de Arkanoid (Taito, 1986), y es que la evolución de Breakout (Atari, 1976) que hizo Taito tiene una historia, en la que la “pala” que manejamos no es tal, sino que se trata de una nave espacial de nombre Vaus, que viaja para escapar de un espacio en el que ha sido encerrada por el malvado D’oh. Hacerse una composición de la historia con lo simple que es lo que vemos en pantalla es algo que me parece fascinante.
Volviendo a la galaxia de Lucas, jugar a Star Wars: Squadrons y pilotar un Ala-X me trajo recuerdos del acercamiento que hizo Atari con su arcade en primera persona, un juego que vio la luz en los años ochenta y que se conoció simplemente como Star Wars (Atari, 1983) y en el que nuestro objetivo era revivir la destrucción de la estrella de la muerte mientras intentábamos conseguir la máxima puntuación. Gráficos vectoriales y una jugabilidad sobre raíles para un título muy divertido que pude jugar una y otra vez en mi 386 ya, claro, sin los lujos del mueble arcade, pero que funcionaba muy bien con el ratón. Enfrentar capturas de esta recreativa de Atari y de Squadrons es enfrentar el paso del tiempo, y es que el espacio ha cambiado mucho en treinta y siete años. En este tiempo hemos ganado fidelidad estética a la película, libertad de movimientos, y una historia que se nos irá contando a través de interludios, que contrastan con las llamativas por entonces, pero algo enlatadas voces digitalizadas de 1983.
Y es que ser un Jedi no era lo mismo antes que ahora si hablamos de videojuegos, y otro ejemplo lo tenemos en la representación de la película original que se hizo en Star Wars (JVC, 1991), que apareció para NES, Game Boy, Master System y Game Gear; un plataformas bastante ramplón a decir verdad, pero que no hacía del todo un mal trabajo llevando a los hogares su versión en ocho bits de la aventura de Luke Skywalker. Aporta algo de variedad con misiones que se salen un poco del guión del film pero de todos modos no pasa del aprobado raspado, y sobre todo una dificultad a todas luces excesiva estropea la experiencia. De igual modo que en la comparativa que hacía antes entre los juegos centrados en el pilotaje de naves podemos ver el enorme avance tecnológico que se ha dado entre este juego de ocho bits y por ejemplo Jedi Fallen Orden, que también busca unos combates difíciles, pero sin duda de forma mucho más justa y medida. Cuantísimos avances jugables y narrativos vemos en un juego que aún descansando sobre la base de un género más que probado, el metroidvania, y sin reinventar la rueda en ninguno de sus aspectos, cumple muy bien en todos, y sobre todo en el de trasladar a botones el universo que trata de replicar.
JVC llevaría también la saga a Super Nintendo con un título para cada una de las películas de la trilogía original, y, aunque con altibajos, me parece que adolecen del mismo problema de sus predecesores de ocho bits creados por la misma compañía , y es esa dificultad injustificadamente alta que hace que se desdibujen los muchos méritos de unos juegos que en otros apartados si que sobresalen, pero que quedan escondidos ante unos jugadores que se desesperan a los mandos. Cierto es que no son para nada títulos desastrosos, y además el renombre de la franquicia que llevan detrás les da ese plus que le hace falta a muchos para ignorar determinados defectos, y eso hace que sean aún muy recordados hoy en día, no olvidemos que estamos hablando de Star Wars y de toda la importancia y repercusión que ello conlleva.
Llegamos a los ordenadores personales con un tótem que para muchos fans todavía no ha sido superado y que quizá supuso el primer acercamiento a las naves de la franquicia con un poco más de simulación, estoy hablando de Star Wars: X-Wing (Lucas Arts, 1993) y de los juegos que se derivaron de éste. Todo un portento gráfico para la época que ponía a los jugadores en situaciones vividas en en cine y una variedad de misiones que iban desde destruir objetivos a escoltar a otros, defender bases etc. Hecho por un estudio que venía de simuladores de aviación de la segunda guerra mundial, se nota ese poso y es para muchos la primera ocasión en que sintieron estar realmente al mando de las naves, y es por ello que esta serie es tan recordada y querida.
Seguimos con naves y vuelvo ahora a recrearme en la destrucción de la estrella de la muerte, un episodio que hemos podido vivir como jugadores -y seguramente también como espectadores- en múltiples ocasiones, y concretamente me gustaría recordar una de sus representaciones más memorables, que fue la que nos trajo Sega en Star Wars Trilogy Arcade (Sega, 1998), una recreativa a la que contribuí sobremanera con monedas y monedas y que bajo el control de un joystick y sobre una enorme pantalla nos presentaba además de la mencionaba escena, otros dos hitos como eran la batalla de Hoth y la del bosque de Endor. Otro juego de disparos sobre raíles, ya con una factura técnica de mucha altura, que en aproximadamente media hora nos permitía vivir la rebelión en primera persona y que es reflejo para mí de una época muy divertida de los salones recreativos, que ya se encontraban en momentos de ocaso en nuestro país y que con Sega como uno de sus grandes exponentes se poblaban de máquinas enormes que todavía intentaban plantar cara a las consolas domésticas con ese valor añadido que aportaban unos periféricos que no teníamos en casa. Desde luego no soy de esos de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero que los salones recreativos se hayan convertido en casas de apuestas sí que es algo que me apena mucho.
Una última parada obligada para mi pasa por Factor 5 y una serie de títulos que lanzaron para Nintendo 64 y GameCube y que empieza con Star Wars: Rogue Squadron (Factor 5 , 1998), uno de los primeros juegos de la sesenta y cuatro bits que soporta el pack de expansión, y se nota en un apartado gráfico que sorprendía en la época y que ponía distancia con lo que se podía ver en las consolas de la competencia. Ya hace gala de lo que pará mi es lo mejor de esta serie y que se refinará todavía más en las entregas de GameCube, y es un sistema de control que responde a las mil maravillas, y que supone para mi la una de las mejores traslaciones del manejo de las naves a un mando, incluyendo los acercamientos más actuales. Pocas veces he repetido misiones tan alegremente como en Star Wars Rogue Squadron III: Rebel Strike (Factor 5, 2003) para obtener las máximas puntuaciones, en una obra que así mismo me parece una de las más divertidas transiciones de la trilogía original a videojuego.
Fiel reflejo de los avances técnicos
Esta es una industria que ha ido siempre muy ligada a los avances tecnológicos, y tomar como referencia una franquicia como La Guerra de las Galaxias que ha sido recreada tantas veces nos da una perspectiva de lo rápido que se han producido esos avances. Me desligaba unos párrafos atrás de ese mantra de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pues creo que hay multitud de ocasiones en que no se cumple, y esta es una de ellas, solo hay que mirar la cabina de nuestro X-Wing y comparar.