¿A quién le importa el game feel cuando hay kilómetros cuadrados para dar y tomar?
He de admitir que desde el debut de The Witcher 2: Assassin of Kings – y especialmente de The Witcher 3: Wild Hunt – sigo al estudio polaco desde muy cerca, pero Dios me libre de defender a Cyberpunk 2077 de la hecatombe mediática en la que él mismo se ha inmiscuido estos últimos días, fruto de su bochornoso lanzamiento. El penoso estado en el que el supuesto nuevo magnum opus de CD Projekt RED ha llegado a nuestras tiendas ha provocado que gran parte de la comunidad tome las calles en busca de su merecido derecho a devolución, y ha incentivado nuevas lecturas del insostenible pero rentable modelo del triple A actual, desviando la atención de lo que realmente importa: que la espera ya ha acabado, que Cyberpunk 2077 ya está aquí, y que, aún acompañado de ingentes bugs y de tamañas imperfecciones, está lejos de ser esa aberración jugable que muchos proclaman en redes sociales. Lo de aberración técnica no lo discuto.
No obstante, hay quienes se empeñan en hacer de Cyberpunk 2077 un dolor de muelas mayor del que ya es, y entre devoluciones canceladas y parches previstos para febrero, prefieren realizar paralelismos que no van a ningún lado en lugar de pelear por su dinero, disfrutar del relativamente escaso divertimento que pueda ofrecerles Night City o simplemente dejar al juego reposar. Casi como si al denunciar las carencias del título frente a otros exponentes se fuese a aligerar el desarrollo de las actualizaciones venideras, o como si, en general, tales vídeos y artículos fuesen a inculcar algún tipo de valor en su público que no sea el de inferioridad, por haber gastado su tiempo y dinero en un producto que simplemente no lo merecía. Las comparaciones son odiosas; más aún cuando estas toman de referente a obras cuya concepción y creación estuvo plagada de decisiones completamente inmorales. O a Dark Souls, pero no es el caso.
Ya tuvieron que aparecer, y a espuertas. Basta con entrar unos segundos a YouTube y echar un vistazo al feed para comprobar cómo la plataforma se encuentra, ahora, rebosante no solo de críticas poco fundamentadas al título, sino también de juicios de valor tan innecesarios como nocivos. “GTA V es mejor que Cyberpunk 2077″, sin ningún tipo de debate, duda o media tinta, o eso leía, al menos, en el título de un vídeo comparativo cuyo único objetivo era el de ilustrar las bondades del – al parecer – vetustísimo juego de Rockstar frente al titán polaco (exclúyase el viceversa), y cuya herramienta para hacerlo no era otra que la del alarido exagerado. Entré en él, y a los pocos segundos percibí cómo alguien me gritaba al oído “mira, ¿acaso no ves cómo los bomberos acuden a los incendios que provocas en GTA? ¿Acaso no ves cómo los cristales de Cyberpunk no se rompen de forma suficientemente realista?“. Casi como si la calidad de un juego se midiese únicamente por lo vivo, físico u orgánico de su mundo, sin importar otros factores que, aunque parametrizables en su mayoría, son imposibles de comparar en un vídeo; casi como si tuviese el más mínimo sentido el tomar como ejemplo a seguir un trabajo de ingeniería mastodóntico cuyo desarrollo probablemente conllevase unas dosis de crunch aún más extremas que en el juego de CD Projekt RED. Al fin y al cabo, parece que, en comparación, en este último caso “no fue suficiente“, ¿no?