Aunque tampoco importan mucho a la hora de la verdad
The Legend of Zelda: Breath of the Wild es un juegarral. Tiene algunos fallitos, como el sistema de armas (y que se rompan constantemente) o algunos templos, cuya dificultad es más que cuestionable. Sin embargo, ha servido para marcar a la perfección cual es el siguiente paso dentro del género de los juegos de mundo abierto, o al menos, una alternativa más que plausible. Sin embargo, como todo lo bueno en esta vida, esos conceptos van a utilizarse y se jugará con ellos para intentar refinarlos todavía más, algo positivo. Para avanzar en un género y ofrecer algo mejorado o distinto tienes que explorar esas bases y construir a su alrededor. Dark Souls o Metroid son los juegos que se nos vienen a la cabeza cuando sale este tema, y es que quizá Metroid no haya sido tan explotado, pero de ambos se han extraído sus mecánicas y aplicadas en otros juegos. No me estoy refiriendo a inspirarse, como puede ser el caso de Hollow Knight, que coge elementos de ambos juegos para crear una obra maestra pero que es única, sino de los que directamente copian y pegan literalmente elementos que no determinan el éxito directo del juego.
Los imitadores existen, es inevitable. Genshin Impact e Immortals Fenyx Rising han llegado hace nada, en ese mismo orden, uno con un gran presupuesto detrás y el otro dependiente de un modelo de negocio que no me gusta demasiado. Ambos tienen un estilo cel shading, poderes parecidos, un amplio mundo y no tratan de ocultar que Breath Of The Wild es su principal influencia. Han empezado a rondar videos en internet comparando animaciones, habilidades, cómo reaccionan algunos elementos del mundo y es cierto que te hacen arquear una ceja, y presentan un debate bastante importante: ¿hasta qué punto es plagio y hasta qué punto es inspiración? Es una línea complicada de delimitar, porque claramente lo que hace de Breath of the Wild especial no es que tengas un imán gigante, pero tampoco significa que no puedas usar un imán gigante en otros juegos. Cuando salió Uncharted las comparativas con Tomb Rider eran inevitables, en parte porque no se había hecho nada similar entre medias, y han pasado años para darnos cuenta de que al final ha tenido que ser Lara la que siguiera los pasos de Nathan para continuar su historia.
Breath of the Wild no inventó los mundos abiertos, ni siquiera lo hizo Assassin’s Creed. Antes a los puntos elevados que servían para obtener información del mundo los llamábamos “torres de Ubisoft” porque apenas nadie las usaba excepto ellos. Eso es inspirarse, ver un concepto manido o crudo y pensar “¿Y si le añadimos/quitamos/cambiamos esto?” No es malo tomar estas referencias, todo acaba siendo el refinamiento de una idea previa miremos lo que miremos, ¿pero por qué molesta aquí? Hay a quien esto no le molesta, como es mi caso: si algo es bueno, puedes probar a copiarlo de forma flagrante cambiando algunas cosas si consigues que lo tuyo sea distinto y sepas diferenciarlo. Pacific Rim me puede recordar a Neon Genesis Evangelion, pero no son para nada lo mismo, cuentan historias completamente distintas con una intención totalmente alejada una de la otra.
Sin embargo, si vas a copiar algo, al menos intenta ser sutil. Genshin Impact ha probado a meter elementos más RPG a la fórmula, y es que a la gente le gusta Breath of the Wild y seguimos esperando a la segunda parte como si no hubiese un mañana. De lo poco que he visto y jugado de Immortals Fenyx Rising no puedo negar que no paraba de pensar en el juego de Nintendo, así que tampoco puedo comentar mucho al respecto. Por supuesto, no estoy defendiendo que se haga un producto mediocre solo para aprovechar el tirón de un género o saga, y es verdad que duele un poco si se queda en lo básico, pero si al final te lo acabas pasando bien ha merecido la pena. No va a ser la última vez que veamos juegos así.