Malos tratos a los empleados y censura; pan de cada día
Es un secreto a voces que las empresas, del rubro y tamaño que sean, siempre buscarán maximizar sus ganancias. Esto es algo que se da aun más cuando hay una mesa de inversionistas detrás que, naturalmente, esperan que sus inversiones, valga la redundancia, den cada vez más frutos. Lamentablemente, esta codicia, porque ya no vamos a detenernos a llamarlo de otra forma, no solo lleva a que grandes empresas busquen reducir pérdidas desvinculando empleados, pagándoles lo mínimo posible, contratando empresas que subcontraten empleados y expandirse a todos los territorios, sin importar qué ideales haya de por medio.
Hasta ahora podría estar hablando de casi cualquier empresa de videojuegos triple A existente, pues todas y cada una de ellas caen en esta previa descripción. Mas en este caso me refiero específicamente a Activision, compañía que ha caído en doble polémica estos últimos días tras revelarse el pobre trato que han tenido con empleados subcontratados y la más que notable censura en el tráiler de anuncio de Call of Duty Black Ops Cold War, el cual tuvo que remover escenas que involucraban a China tras las amenazas de ser prohibido en dicho país, lo cual ya sabemos que no es algo que las grandes empresas se puedan permitir a estas alturas del juego.
Lo primero, en mi opinión, es lo más deleznable. Ya que más allá de las acciones que van en directa relación con lo mencionado anteriormente sobre las ganancias, el trato que los trabajadores de empresas externas sufrieron es injustificable a nivel personal y humano. Desde no ser invitados a fiestas de la empresa, no salir en los créditos, ganar menos que sus compañeros hasta trabajar en sillas menos cómodas y de menor valor. Activision no pretendió ocultar en ningún momento que consideraba simple y llanamente a estos empleados como personas inferiores al resto. Poco importa que hubiesen promesas de pasar a tener un contrato de trabajo completo en la empresa si desde el comienzo el trato siempre es con la mirada por sobre el hombro o un escupo a los zapatos.
Por otro lado, el discurso del juego apolítico ya no solo cansa sino que además resulta ridículo. Especialmente si tu juego trata sobre la guerra fría; es que más político que eso no se puede ser. Ah no, es que no tiene ni mujeres ni homosexuales, entonces está bien, ¿no es así? Claro porque hablar sobre la crisis de los misiles en Cuba o la carrera armamentística soviética y estadounidense es solo una historia blanda y sin incisivos; hecha puramente para entretener.
Bueno, claro está que Activision no quiere establecer ningún comentario político en sus juegos que les vaya a traer problemas, de ahí la eliminación inmediata de la imagen del hombre parado frente a los tanques en medio de las manifestaciones en Beijing en la plaza de Tiananmen. Las posturas políticas que sí se permiten, en cambio, son las que ya son normales al ojo público. La de los buenos de los americanos luchando contra los malos y degenerados comunistas soviéticos que quieren ver al mundo arder. Para quien no lo sepa, esto no solo es política, sino también es propaganda política. Y si no se dan cuenta es por lo que ya decía; estamos demasiado acostumbrados a ver esto en el cine, el videojuego e incluso hasta en la música. Si hasta en la clásica Rocky IV el protagonista vencía al mayor espécimen ruso, el cual había sido “fabricado” con químicos y un entrenamiento especial con unos shorts que no tenían nada más ni nada menos que la bandera de Estados Unidos de America impresa en ellos.
Cobardía frente al pez grande, crueldad hacia el pequeño
Así como lo ocurrido con Activision seguirá ocurriendo con Bethesda, Ubisoft y cualquier otra compañía que, bajo el sistema capitalista neoliberal, busque siempre maximizar sus ganancias, sin importar el medio. Noticias como la de Ubisoft despidiendo centenares de empleados después de registrar ganancias históricas y con uno de los CEOs mejor pagados de no solo la industria sino del mundo son sucesos que seguirán ocurriendo una y otra vez. El maltrato hacia los empleados, los despidos injustificados, la explotación laboral – que ya es hora de dejar de llamarla crunch – son solo síntomas de un sistema que está podrido desde su interior. Así que no esperen nada nuevo bajo el sol en el mercado de los juegos triple A. Solo espero que luego cuando nos quejemos de las microtransacciones y el alza del precio de los juegos nos entiendan un poco.