El camino del samurái

Tras el controversial y magnífico The Last of Us: Parte II, Sony cierra la generación presente de consolas con otro exclusivo que rezuma ambición. Ghost of Tsushima llega a PS4 bajo la firma de Sucker Punch, creadores de Sly Cooper e Infamous, para presentar una guerra encarnizada desenvuelta sobre un entorno tan precioso como profundo, en el que el código de los samuráis, los métodos de guerra y la importancia de las tradiciones se ponen a prueba constantemente. Casi un mes después de su lanzamiento, por fin ha llegado la hora de hablar en profundidad sobre esta superproducción que promete trasladar la fantasía samurái del Japón medieval a las consolas.

Probablemente quepa comenzar el artículo hablando, precisamente, de la que se desvela desde el primer minuto como su principal herramienta comunicativa. A pesar de que los exclusivos de PlayStation 4 se han caracterizado por una calidad narrativa agradecidamente refinada (para muestra, ya no solo The Last of Us: Part II o God of War), el título de Sucker Punch se postulaba como una experiencia inmersiva centrada en la explotación de un vasto mundo y de un combate visceral, dejando la trama en un segundo plano y habiendo aprendido presumiblemente de las críticas recibidas en la aventura protagonizada por Delsin Rowe.

Lo que uno se encuentra cuando se aventura en la isla de Tsushima es, sin embargo, algo muy diferente; tan humilde como cautivador. El camino de Jin Sakai, centrado especialmente en el tratamiento de los valores samuráis expuestos a lo largo de todo el juego – y deconstruidos en más de una ocasión -, se ponen a disposición de una historia tan mimada como bien desarrollada. Desde luego, no estamos hablando de Red Dead Redemption 2 y de su acercamiento a la humanidad del protagonista, pero el guion de este proyecto cumple con creces su tarea, sorprende en sus puntos álgidos, y queda lejos de limitarse a sacar músculo de su mundo abierto, tal y como habíamos visto en muchos casos a lo largo de esta generación. La entrega parece preocuparse porque su historia sea tan importante para el jugador como el escenario en el que se desarrolla, y así lo demuestran también sus personajes, que se terminan asentando muy cerca del corazón del jugador tras varias horas de aventuras por la isla nipona. Aun manteniéndose dentro de unos estándares bien establecidos por aquellos tantos magnum opus que han venido antes que él, Sucker Punch parece haber encontrado en Tsushima una fórmula funcional, que resulta en unos cuantos momentos de brillantez argumental que acaban configurando, pese a su aparente previsibilidad, una odisea difícil de olvidar.

 

El rey de la partida de shōgi que supone el conglomerado narrativo del título no es otro que Jin Sakai, personaje con quien compartiremos una lucha tan política como personal. Aunque en la superficie pudiese parecer un héroe sin nada especial, es pronto cuando nos damos cuenta del interés que puede suscitar en los jugadores este protagonista que, lejos de actuar como un avatar vacío para quien oprima los botones del DualShock 4, se desarrolla de maneras sorprendentes que acaban forzando la empatía del jugador. Sucker Punch no mentía cuando decía que Ghost of Tsushima indaga en los valores de los samuráis, y concretamente en cómo Sakai se ve envuelto en un conflicto personal entre defender aquellas tradiciones tan arraigadas en los guerreros japoneses o romper por completo con ellas en pos de asegurar la supervivencia de su pueblo. Bajo estas premisas, el título concibe un personaje que, si bien no rebosa carisma, posee el suficiente desarrollo como para destacar y para dejarse controlar con gusto durante un par de decenas de horas.

Sin embargo, obviar los defectos de este videojuego sería absurdo. Y es que, mientras que Ghost of Tsushima acaba ocupando un lugar destacado como otra de las interesantes historias que ha ofrecido Sony en los últimos años, es innegable que esta narrativa puede verse lastrada en contadas ocasiones por la propia naturaleza del juego. Mientras que el argumento principal se mantiene prácticamente intacto, la cantidad de misiones secundarias repetitivas espolvoreadas a lo largo del mapa puede hacer que el jugador se desenganche rápidamente del mismo. Porque, heredero de su legado como sandbox, Ghost of Tsushima no sabe encontrar un balance entre sus misiones secundarias, y acaba convirtiéndolas en un festival de monotonía falto de la pasión y del buen hacer que emanan el resto de componentes del juego.

De vez en cuando encontraremos algún remanso de paz agradecido, y las otras tareas opcionales – como descubrir santuarios, desafiar campamentos de mongoles o encontrar rincones perdidos en la isla – compensan con creces la repetitividad de estas secundarias, pero eso no eclipsa su realidad: configuran, probablemente, el punto más flojo de todo el título. Este factor prácticamente obliga al redactor de estas líneas a dejar una recomendación personal, y es que a la hora de disfrutar de la aventura acaba teniendo mucho más sentido centrarse en la historia principal y dejar de lado las secundarias hasta que rueden los créditos.

La belleza de Tsushima

Uno de los puntos fuertes más comentados desde el lanzamiento de Ghost of Tsushima ha sido su apartado técnico. Impecable como pocos, y postrado al servicio de una experiencia absolutamente inmersiva y difícil de abandonar, Sucker Punch ha puesto toda la carne en el asador ofreciendo uno de los títulos más hermosos que hemos podido presenciar. Cada camino, cada templo, cada bosque supone un despliegue visual del que es difícil no salir boquiabierto, pues el impresionante mimo con el que los escenarios son tratados en este título es uno que no demasiadas veces luce con tanta fuerza. Para conseguirlo, Sucker Punch ha empleado una estrategia tan inteligente como ejemplificante, anteponiendo la calidad a la cantidad. Tsushima no da forma a un mapa de dimensiones colosales cuyos horizontes son difícilmente alcanzables; estamos ante un mundo abierto de tamaño muy comedido, pero que decide sacar el máximo provecho de todos sus rincones convirtiéndose en, probablemente, el mundo abierto más espectacular de PS4 – y hablamos de una consola que ampara Horizon Zero Dawn bajo su brazo -.

Ghost of Tsushima no es ningún portento gráfico y, aún así, logra imponerse como uno de los juegos más asombrosos del catálogo de PS4 en términos visuales

El estudio estadounidense ha trabajado de forma maravillosa con lo que tenían y, mediante una dirección artística magistral, han logrado vestir de gala a un motor gráfico tan potente como estandarizado a día de hoy (Unreal Engine), demostrando que el cuidado que pongas en cada detalle de tu juego importa más que la fuerza gráfica del mismo. Esta belleza visual puede apreciarse sobre todo en nuestros placenteros paseos a caballo por la isla, pero no se pierde en los tramos más frenéticos del juego. Ghost of Tsushima hace uso de una dirección magistral también en sus combates, donde demuestra sin reparo la enorme influencia que el cine de samuráis – más en específico, el del maestro Akira Kurosawa – ha tenido a la hora de crear el título. Sin entrar en detalles sobre mecánicas, sí puedo asegurar que los duelos de espadas acontecidos en la isla son todo un espectáculo tan hermoso como elegante. La dirección artística del título es un constante ensayo sobre la importancia del cariño en un videojuego, y ojalá que sirva de ejemplo para otras compañías al realizar títulos de gran envergadura. No siempre más es mejor.

¿Mejor en 'versión original'?

No solo de influencias se vive. Sucker Punch ha decidido incluir un modo especial que homenajea claramente al ya mencionado Kurosawa, que convierte al videojuego en una experiencia extremadamente cinematográfica en la que, con una paleta de tonos convertidos al blanco y negro, un sonido ciertamente más sucio y especial énfasis en los momentos de combate, podremos sentirnos por completo como parte de los enriquecedores mundos del cineasta japonés. Personalmente, creo que este modo – que aun así presenta en la inmutable dirección de sus cinemáticas margen de mejora – se disfruta más durante una segunda ronda de la historia, o en los segmentos abiertos del videojuego, ya que añade un importante valor rejugable.

Tal despliegue visual, por supuesto, debe de verse acompañado por un sonido a la altura, y los chicos de Sucker Punch parecen haber tomado buena nota de ello. Una aventura de estas características creo que se debe de vivir con la mayor inmersión posible, por lo que en lo personal recomiendo disfrutar de Ghost of Tsushima con voces en japonés. Sobre todo cuando la voz de Jin Sakai la pone el mismo actor de doblaje que la del espadachín más famoso del mundo del anime, Zoro Ronoroa (One Piece), lo que incrementa exponencialmente la sensación de sentirse todo un samurái. Algo que, sin embargo, no ha estado a la altura han sido los subtítulos de este cast, donde en momentos puntuales la traducción nos ha querido dejar con frases sin sentido, si bien posteriormente se arregló vía actualización.

Por otro lado, los sonidos dulces de ambiente son toda una delicia para el espectador; el canto de un pájaro que revolotea a tu lado, el sonido del viento que te da pistas de qué dirección tomar o el sonido de nuestra katana contra la armadura de un mongol han sido cuidados minuciosamente, y el resultado logra lo que se propone: trasladarnos enteramente, sobre todo si elegimos la opción de salida de sonido por cascos, a esa isla donde el fragor de la guerra resulta palpable, y donde momentos de combate y de paz están milimétricamente equilibrados, resultando igual de necesarios y disfrutables.

Siente mi katana

En un mundo abierto de estas características la finura audiovisual no puede serlo todo, más aun cuando tu personaje es un gran guerrero de época como son los samuráis, por lo que el sistema de combate debe de, como mínimo, estar a la altura tanto de la ambientación como del mensaje a contar. Para la ocasión, se ha optado por un sistema de combate accesible, que no genera mucha dificultad en su aprendizaje al no requerir de combos difíciles ni combinaciones de botones kilométricas, pero que pese a ello no encuentra grandes problemas a la hora de resultar divertido y estratégico. El combate cuerpo a cuerpo se basa simplemente en dirigir ataques débiles o fuertes al rival para romper la guardia, siendo un factor determinante para nuestra victoria las poses que adoptemos para cada momento, ya que, como en Nioh (Team Ninja, 2017), cada enemigo será débil a una de las tres poses que nos ofrecen, logrando así derribar al rival con mayor facilidad.

Otro punto a favor para el título de Sucker Punch se basa en la importancia de la defensa, que toma en gran medida de otros referentes como Sekiro: Shadows Die Twice (From Software, 2019), y que aúna en una balanza muy bien equilibrada, donde la defensa también acaba coronándose como un factor muy importante a la hora de decantar el combate de un lado o hacia el otro: si logramos hacer una parada perfecta al ataque mongol, dejaremos a este en clara desventaja, donde podrá ser víctima de un potente ataque con nuestra katana. Esto es algo igualmente aplicable a los combates finales contra los jefes, que cogen un protagonismo especial en comparación con el resto de combates en el juego. La cámara será consciente de ello, trasladándonos a una perspectiva mucho más cercana al mundo del cine que al del videojuego, algo que hace de esta clase de batallas momentos épicos y únicos. 

No debemos olvidar que, al fin y al cabo, somos el fantasma de Tsushima, por lo que hacer un buen uso del sigilo antes de combatir nos dará ese hándicap a favor a la hora de infiltrarnos en las diferentes bases enemigas. Bien es cierto que esta forma de combatir es mucho menos divertida e incluso a veces aburrida dada su relativamente escasa profundidad, por lo que recomiendo usar el sigilo al entrar en alguna base para acabar con los arqueros y pronto desafiar a un combate al primer enemigo que se cruce en nuestro camino, pasando así rápidamente a la acción. 

Una manera más que digna de ponerle el broche a la generación

Galardón-Plata-HyperHypeA escasos meses de que esta generación cierre la puerta, Sony ha sabido aprovechar el momento lanzando una gran aventura al mercado donde los números hablan por sí solos, logrando ofrecernos así, una vez más en cuanto a exclusivos se refiere, una aventura digna para cerrar el catálogo de un sistema como PlayStation 4. Ghost of Tsushima es, sin lugar a dudas, una delicia para el jugador, y sobre todo para los amantes de la cultura nipona. Y es que su ambientación,aprobada con creces y su mundo abierto que tantos rincones alberga han logrado posicionarse, a término personal, como algunos de los elementos más memorables de esta generación.

Si buscáis poneros en la piel de un samurái y, de paso, luchar por vuestro pueblo de la manera más fiel a la cultura, pocos lugares más adecuados encontraréis para hacerlo que la isla de Tsushima.


Este análisis ha sido realizado con dos copias para PS4 adquiridas por los miembros de la redacción. Artículo ilustrado en exclusiva por Lara Portillo a.k.a. Alia Kido (Twitter: @Alia_Kido, Instagram: @Alia_Kido. Puedes leer y apoyar sus cómics en WebToon.)