Donde esté un móvil, ¿que se quite la sobremesa?
El sector del videojuego es muy joven si lo comparamos con otras industrias culturales como la del cine. Pero esa juventud no ha sido un obstáculo para que en pocos años hayamos visto cambios de paradigma. Uno de los más importantes tuvo lugar en 2001, cuando SEGA confirmó que abandonaba el negocio del hardware tras años de lucha con sus competidores y, porque no decirlo, consigo misma. En lo que se refiere al software también se han visto cambios. Han surgido multitud de estudios independientes que han dotado de variedad a nuestra afición, mientras que Naughty Dog ha pasado de desarrollar plataformas a hacer juegos de corte cinematográfico. No obstante, ha habido otras variaciones que no nos han sentado tan bien desde nuestra perspectiva de jugadores. Uno de los casos más conocidos es la transformación de Konami.
En el pasado identificábamos a la desarrolladora japonesa con sus grandes producciones. Entre la cartera de sagas destacaban Castlevania, Silent Hill o, sobre todo, Metal Gear Solid. Y es que la calidad de las obras de Hideo Kojima impactaron en la comunidad. Además, eran unas aventuras innovadoras que supusieron la puerta de entrada de ese estilo cinematográfico tan consolidado en la actualidad. Esta apuesta por el AAA parecía ganadora para Konami y ha seguido llevándose a cabo por parte de varios competidores de la empresa, véase Square Enix. La entidad responsable de Final Fantasy ha continuado ofreciendo magníficos RPG sin dejar de expandirse hacia otros géneros como el de aventuras/acción con Tomb Raider. Prueba de que a Square le ha ido bien son sus recientes resultados financieros del primer trimestre del año, en los cuales ha cosechado elevados ingresos gracias a Final Fantasy VII Remake. Por su parte, Konami también ha registrado unas cifras positivas, empero no ha sido con base a títulos de gran presupuesto, sino gracias a los pensados para el mercado móvil.
El mercado móvil es el principal responsable del éxito económico de la firma desde hace años.
Pro Evolution Soccer y Yu-Gi-Oh! Dual Links han sido capitales para que la compañía haya incrementado en un 36% sus ingresos en el trimestre. Estos registros no son un hecho aislado, sino que reflejan una tendencia evidente en los últimos años donde ambos juegos han sido los productos estrella que han posibilitado el aumento de ingresos. Así pues, atrás queda la importancia de los lanzamientos en consolas de dos sagas que ahora fijan su atención en los smartphones. Sin embargo, si bien para vislumbrar con claridad el cambio de negocio de Konami hay que fijarse en lo que está sacando para móviles, también hay que tener en cuenta qué ha dejado de lanzar en consolas que, lamentablemente, es casi todo. Durante la última década no ha habido apenas grandes proyectos salvo algunas entregas de Castlevania y Metal Gear Solid V. De hecho, se puede decir que desde The Phantom Pain (seis años atrás) no ha vuelto a editar ninguna obra de tal magnitud.
En ese sentido, la adopción de esta dirección no me gusta en absoluto. El sector de los móviles no entra en mis preferencias porque aún no encuentro experiencias con niveles de ambición similares a los vistos en ordenadores y consolas. Me entristece ver en lo que se ha convertido Konami, pero al mismo tiempo entiendo sus motivos. Es lógico migrar a otras parcelas del mercado donde los beneficios potenciales son más altos. No hay que olvidar que los videojuegos son una industria cultural. Sin duda nos proporcionan obras culturales, pero también son un negocio. Y todos sabemos que si esta última pata no funciona, todo lo demás se cae. Que se lo digan a SEGA, que pasó de ser una compañía vital que marcó la época de los 90 a dejar esa posición de liderazgo en el 2000; no por placer, sino por dinero.
No parece que las intenciones de Konami vayan a cambiar sabiendo de sus actuales éxitos, mas ya se ha demostrado la naturaleza voluble de los videojuegos. No es descartable que, animada por su buena salud económica, la empresa invierta de nuevo en los sistemas tradicionales. El inicio de una nueva generación es una coyuntura oportuna para cambiar los tornas. En los próximos meses, ni las consolas ni las desarrolladoras van a estar asentadas, por lo que la capacidad para sorprender es sustancial. Publicar un nuevo Silent Hill sería un golpe de efecto y, teniendo en cuenta los constantes rumores, parece que Konami estaría enfocando bien el lanzamiento. Nos llegaría un reboot creado por varios autores de los originales; sería una conversión entre lo nuevo y lo tradicional con tal de llegar a un público amplio. Si el título consiguiera finalmente ser un éxito, podrían renacer otras sagas referentes de la firma y con ello instaurar una nueva época. De momento, tendremos que aguantar el reinado de los móviles.