Nacimiento de un icono
Cuando Miyamoto creó en primer lugar a Mario, al que entonces se conocía como “Jumpman”, seguramente no esperaba que a día de hoy éste sería una de las caras más importantes de no solo Nintendo, sino que de la industria de los videojuegos. Tras su primera aparición, Miyamoto decidió que quería a “Jumpman” como el protagonista de su siguiente juego para el arcade de Nintendo, así que decidió rebautizarlo con el nombre más famoso de la historia de los videojuegos: Mario. Y así es como nació en 1982 Mario Bros, el juego que vería nacer a Luigi y que presentaría un elemento que sin saberlo terminaría siendo símbolo de la historia del fontanero, las tuberías.
No sería hasta 1985 cuando Super Mario sentaría las bases de la famosa saga de plataformas en dos dimensiones en la Nintendo Entertainment System con Super Mario Bros. Aquí se nos presentaron por primera vez algunos personajes míticos de la saga que a día de hoy son iconos de la empresa nipona: como el rey de los koopas Bowser o la princesa Peach. Además de establecerse la mecánica de avanzar por ocho diferentes mundos compuestos -a su vez- por diversos niveles en su interior, la cual se sigue manteniendo vigente a día de hoy tras tantos títulos de la saga. Pero en 1996, y tras varios juegos del fontanero en los que se había acrecentado exponencialmente su popularidad, llegaba un salto sin precedentes en la saga. Nintendo apostaba por las plataformas en tres dimensiones en su Nintendo 64 con un nuevo título de la saga estrella de la desarrolladora que sería conocido como Super Mario 64. Al fin el fontanero más famoso del mundo de los videojuegos se embarcaba en una aventura en la que no solo el salto era el foco de la diversión, si no que ahora también lo era el movimiento por un espacio amplio y con profundidad.
Shigeru Miyamoto seguramente nunca pensó que Jumpman, el protagonista de su juego de arcade Donkey Kong – el cual se inspiraba en las historietas de Popeye – terminaría siendo quién es, pero sin saberlo creó a una leyenda de los videojuegos que acompañaría a muchos jugadores durante toda su vida, entre los cuales me incluyo. Pero antes de indagar en lo que ha significado esta saga para muchos jugadores, querría analizar qué es lo que ha llevado a los títulos de Super Mario a llegar a dónde han llegado a día de hoy, tras 35 años desde Super Mario Bros para Nintendo Entertaiment System.
Reivindicando la diversión a través del salto y el movimiento
Mario es sinónimo de movimiento, y en este caso el movimiento es sinónimo de diversión. La saga Super Mario en todos sus títulos y sus sub-sagas -excluyendo spin-off tan relevantes como Mario Kart, de los que hablaré más adelante- se ha apoyado en el salto y el movimiento como motores de diversión. Últimamente hemos podido ver en varios casos que uno de los aspectos que parece haber empezado a ser más importante de cara al análisis y la crítica de un videojuego es su narrativa – el ejemplo más reciente los vemos en el polémico The Last of Us Parte II -, y es que los jugadores cada vez más y más demandan juegos dónde el principal atractivo sea la narrativa y el gameplay, en contraparte, parece estar sublevándose a una posición más secundaria, como si fuera el distintivo que separa un videojuego de una producción cinematográfica pero no el atractivo principal de éste.
En la saga Super Mario la narrativa no importa y actúa como una excusa simple que obliga a nuestro carismático protagonista a emprender un viaje dónde el gameplay es lo que más importa. Han pasado 35 años ya desde que se lanzó al mercado el Super Mario Bros original y la fórmula estructural de la narrativa no ha cambiado en absoluto. En ocasiones se adorna con escenarios boscosos llenos de los característicos champiñones y en otras los escenarios son lugares sacados del mismísimo espacio exterior, pero la historia siempre se repite: Bowser captura a la Princesa Peach para así apoderarse del Reino Champiñón, lo que obliga a Mario a emprender un viaje por todo tipo de lugares con el objetivo de rescatarla. Cuando se reveló en enero de 2017 Super Mario Odyssey aplaudí el nombre elegido porque le sentaba como anillo al dedo porque era justamente eso lo que Mario llevaba tantos años haciendo, una odisea. Una odisea en la que la historia es una simple escusa.
Jugar a los títulos de la saga Super Mario es – en definitiva – divertido, pero simplemente porque ese es su objetivo. Super Mario Bros quería que el jugador se divirtiese saltando para alcanzar plataformas y aplastar enemigos bajo sus pies. Super Mario 3 buscaba la diversión en imitar el movimiento de una rana al otorgar ese Power-Up a Mario. Super Mario Sunshine quería que el jugador se divirtiese buscando todos los movimientos que el A.C.U.A.C. podía ofrecerle. Y en el más reciente de sus títulos –Super Mario Odyssey– lo que Nintendo buscaba es que el jugador simplemente se divirtiera con lo precisos que eran los movimientos de Mario y la posibilidad de mecánicas que ofrecía lanzar a Cappy hacia los enemigos.
Super Mario, la saga inmortal
Nintendo sabe que Super Mario es una saga inmortal, porque no solo quiere reclamar el sentido de diversión en el género de plataformas, sino que quiere expandirlo en toda su medida posible. El fontanero italiano más famoso del mundo de los videojuegos se ha visto envuelto en carreras sobre karts y motos, partidas de tablero con dados, aventuras con un estilo de papel, partidos de tenis -entre otros deportes-, y hasta en combates de lucha contra otros personajes de otras franquicias de la compañía nipona, aunque éste último no lleve su nombre en el título.
Muchas veces cuando un personaje o una saga es sacada de su contexto suele despertar una combinación de sentimientos encontrados en sus fanáticos, ya que la mayoría de veces esos personajes se encuentran muy influenciados por su contexto narrativo o las normas y convenciones de ese mundo al que pertenecen, pero en el caso de Mario y todos los personajes que componen sus juegos tenemos un caso de lo más curioso, no desentonan.
El mundo de Super Mario es un mundo que podríamos encasillar en la fantasía, en una fantasía en la que ideas tan alocadas como que un champiñón permita hacerse gigante a un personaje tienen cabida, y eso repercute en que las reglas lógicas que tiene el mundo sean muy escasas. Todo está en pos de la diversión y se pone al servicio de ésta no sólo en términos de narrativa sino que también en términos de mecánicas y del mundo ficticio que representa el Reino Champiñón.
Por eso nunca parece ser extraño para el jugador que Mario y compañía puedan estar derrotando al villano por antonomasia de la saga que ha decidido apoderarse de todo el universo en Super Mario Galaxy para Wii y que posteriormente estén conduciendo karts desafiando a las leyes de la gravedad en las entrañas de un dragón en un título como es Mario Kart 8 para WiiU. No desentona ni es extraño porque estamos ante una saga que siempre ha mostrado un mundo dónde las reglas no existen y dónde por muy alocada que sea a simple vista la idea de sacar a sus personajes de su contexto habitual, siempre termina funcionando y manteniendo fresca una saga que aparenta estar orgullosa de mantenerse cómoda en cualquier género.
Innovación conviviendo con mecánicas clásicas
Es realmente fascinante observar cómo tras 35 años de videojuegos de la saga en todas las videoconsolas de Nintendo, ésta sigue innovando sin prescindir de sus mecánicas más básicas del género de plataformas. Y es que si por algo se caracterizan los juegos de la saga principal de Super Mario es por su capacidad de innovar en sus mecánicas y traer sistemas de juego únicos en cada entrega, a favor de disfrutar siempre de algo nuevo sin perder ese motor de diversión que es el salto y el movimiento.
Así pues esto no solo se consigue a través de multitud de nuevos Power-Up que se van añadiendo a medida que van saliendo nuevas entregas, sino que también se consigue añadiendo personajes como el destello maestro –que apareció en Super Mario Galaxy y su secuela, Super Mario Galaxy 2– que nos permite tanto acabar con enemigos como romper cristales y activar los anillos estelares, todo esto sin quitar protagonismo a los míticos saltos que siguen manteniendo su función tanto de movimiento como de ataque. Aún así, creo que no exagero al decir que la mecánica más interesante y refrescante que ha sido añadida a la saga es justamente Cappy, el sombrero que acompaña a Mario en Super Mario Odyssey para Nintendo Switch y que además de ayudarlo a sortear obstáculos y servir como plataforma de salto, también le permitía transformarse en enemigos y objetos del entorno, substituyendo así a los clásicos Power-Up.
Parece que Nintendo está más interesada que nunca en cambiar algunas de las convenciones más arraigadas en sus juegos e innovar cada vez más con apuestas tan refrescantes como Cappy. Por eso el futuro de la saga Super Mario pinta cada vez mejor.
Un futuro prometedor para el fontanero en dos dimensiones
Si hemos hablado de cómo Nintendo está intentando innovar con la saga principal de Super Mario y sobretodo en sus juegos en tres dimensiones, creo que también es importante hablar de uno de los títulos más grandes de la saga de estos últimos años, que se mantiene en un hilo entre los juegos de la saga principal en dos dimensiones y los spin-off: es hora de hablar de Super Mario Maker y su respetiva secuela.
La sub-saga Super Mario Maker puede que sea la apuesta más arriesgada que ha tomado Nintendo en muchos años en lo que a su franquicia estrella se refiere, ya que –en definitiva- Super Mario Maker es un arma de doble filo. Para los que estén un poco perdidos, Super Mario Maker se presentó como un juego que tenía como objetivo ofrecer al jugador la posibilidad sus propios niveles de plataformas en cuatro estilos diferentes –el de Super Mario Bros original, el de Super Mario Bros 3, el de Super Mario World, el de Super Mario Bros U, y en su secuela el de Super Mario 3D World– y compartirlos con otros jugadores a través de internet. Esta es una idea realmente increíble y que para muchos era impensable: estamos ante un juego de Super Mario infinito y casi ilimitado –y esto se potencia notablemente en su secuela- que a su vez podría estar sentenciando a muerte los videojuegos de Super Mario en dos dimensiones clásicos.
¿Por qué digo que esto puede hacer peligrar a los juegos de Super Mario Bros convencionales? Pues básicamente porqué muchos jugadores optarán por comprar Super Mario Maker de forma prioritaria antes que comprar -por ejemplo- New Super Mario Bros U Deluxe, ya que seguramente pensará que vale mucho más la pena comprar un juego literalmente infinito antes que uno que terminará en cuanto complete los ocho mundos que le ofrece. Y ese creo que es el futuro de los juegos de Super Mario en dos plataformas: dudo que estemos ante la muerte de los juegos en dos plataformas clásicos, pero sí que en el futuro paulatinamente puede que estos vayan desapareciendo para dar lugar a versiones cada vez mejores y con nuevas implementaciones de la sub-saga Super Mario Maker.
Mi experiencia con la saga Super Mario
Y habiendo hablado de casi todos los aspectos que creo que debían ser tratados en un tributo a una saga tan importante para la historia de los videojuegos, no podía dejar pasar la oportunidad de hablar del impacto que ésta ha tenido en mi vida al igual que la de muchos otros jugadores. Yo crecí con Nintendo, pero sobre todo crecí con la saga Super Mario. No exagero si digo que posiblemente recorrí el Reino Champiñón de New Super Mario Bros unas veinte veces y el Universo Champiñón de Super Mario Galaxy otras siete veces, por no hablar de la de horas que pasé jugando tanto en familia como en solitario a Mario Kart Wii.
Todo empezó cuando en 2006 el hermano de mi padre me regaló una Nintendo DS, no sé si fue por cumplir mis 5 años de edad o por esas Navidades, la cuestión es que aunque jugué algunas veces no era un apasionado de ésta. Hasta que me regalaron a principios del 2007 el que sería uno de los juegos que marcaron mi infancia: New Super Mario Bros para DS. Recuerdo pasarme horas una y otra vez completando los niveles y emocionándome con cada Power-Up nuevo que descubría. No miento si digo que jugaba tanto que incluso muchos amigos -que por aquél entonces también disfrutaban del juego- me pidieron más de una vez que les ayudara a pasar algún nivel.
Pero sería en 2008 cuando casi por pura casualidad mi madre decidiría regalarle por su cumpleaños a mi padre la que sería la consola de mi infancia, la Nintendo Wii, versión que incluía el que para mí es el mejor Mario Kart que he jugado hasta la fecha. Recuerdo ese verano con mucho cariño, pasándome varios ratos sentado frente a la pantalla recorriendo los circuitos con Mario al volante y visitando foros en busca de información sobre cómo desbloquear ciertos vehículos. Y entonces, tras jugar incontables horas a diversos títulos de la consola -entre los que se encontraba New Super Mario Bros Wii, también uno de los juegos de la saga que con más cariño recuerdo- apareció el que podría considerar sin duda alguno el videojuego que marcó mi infancia: Super Mario Galaxy.
Super Mario Galaxy era único.
Nunca había vivido algo igual en un videojuego, no podía creer que ese fontanero que recorría mundos en dos dimensiones y participaba en carreras, ahora también vivía aventuras por el espacio recolectando estrellas, y todo en tres dimensiones. No viví la época de la Nintendo Entertainment System ni la de Nintendo 64, pero creo que hay un claro paralelismo entre lo que yo viví con New Super Mario Bros y Super Mario Galaxy, y lo que vivieron los jugadores más veteranos con Super Mario Bros y Super Mario 64. No exagero al decir que completé el juego siete veces, incapaz de cansarme de recolectar una y otra vez trozos de estrella mientras recorría escenarios de todo tipo con algunos de los enemigos más originales que nunca había visto. Recuerdo que los viernes en especial eran eternos, me pasaba la mañana deseando llegar a casa para disfrutar de la aventura intergaláctica de Mario durante todo el fin de semana, esperando descubrir algo que aún seguía oculto en ese videojuego que había conseguido conquistarme como ningún otro.
Cuando llegó Super Mario Galaxy 2 lo disfruté como pocos juegos he disfrutado en mi vida, pero no superó eso que me había dado la primera entrega. También jugué títulos como The Legend of Zelda: Twilight Princess, juego del que guardo un recuerdo muy único que también pocos han podido igualar, pero nada era igual a la aventura espacial del fontanero de Nintendo. No obstante, hace escasos años un videojuego despertó una sensación muy parecida en mi, ese Enero de 2017 se presentaba por sorpresa Super Mario Odyssey, con un sabor nostálgico que hizo que recordara lo importante que es esta saga para mí, como para muchos otros jugadores. Por eso, solo puedo agradecer que Nintendo siga creando joyas tan refrescantes e innovadoras de esta saga. Porque entre tanta demanda de buenos guiones en los videojuegos, a veces solo necesitamos divertirnos. Y si algo no le falta a la saga Super Mario es diversión.