La entrega más extraña de la saga
No hay duda de que Final Fantasy es una de esas franquicias de culto por méritos propios. La cantidad de títulos buenos que tiene en sus más de 30 años de historia es digno de admirar, y tiene etapas bastante bien diferenciadas en las que vemos su evolución. Podríamos decir que, simplificando, la primera etapa va desde el primero al VI; la segunda del VII al X (con el final de Square tal y como la conocíamos), y la tercera etapa comprende todas las experimentaciones que se hizo posteriormente. Porque sí, es en esta última en la que más se ha experimentado y cambiado de paradigmas (MMO, batallas en tiempo real, vuelta a los turnos, linealidad, mundos abiertos, etc). En la primera etapa incluso podríamos diferenciar entre los títulos de NES y los de SNES, pero creo que es bastante lícito aunarlos por diversos motivos como la jugabilidad.
Las discusiones más habituales de los fans son básicamente por la primera y la segunda etapa. Los clásicos versus la llegada del 3D, los diseños de Amano versus los de Nomura, un estilo más “de cuento” versus otro más realista. La bola de nieve sigue creciendo cuando nos preguntamos cuál puede ser el mejor, y siempre salen a relucir los mismos. La franquicia es suficientemente variada para contemplar varias posibilidades según lo que valoremos, pero me llama poderosamente la atención las grandes ausencias dentro de la primera etapa. Parece que en ésta sólo sobresalen la cuarta y sexta entrega. ¿Qué ocurre con el resto? Es más, ¿qué ocurre con el V?
Final Fantasy V es uno de los títulos más raros. Durante bastantes años se me escapó porque no terminaba de encajarlo. No había ROMs con traducciones buenas, el sistema de juego era muy complejo, su dificultad era bastante notable y su ambiente extraño. Detrás de todo ese colorido se escondía una historia triste y oscura que paradójicamente se tomaban con cierta ligereza. La banda sonora acentuaba eso aún más, con sus imponentes canciones melancólicas y épicas al mismo tiempo, que convivían con otras demasiado alegres como para pertenecer al mismo título. Parecía que no habían querido hacerlo demasiado serio, que querían recular el sendero tomado por el IV. Pero eso no lo hacía mediocre, sino diferente. Al jugarlo de verdad hay un halo de optimismo en todo, de aceptación, con dos maneras de verlo: ¿quieres quedarte con la parte más “infantil” o ir más allá?
Tras la oscuridad y el vacío
En el mundo de esta entrega, una serie de extraños meteoritos están cayendo y el planeta parece que empieza a morirse lentamente después de que los cristales elementales empiezan a destruirse, usados para contener el mal encerrado en algún lugar. Ese mal, llamado Xdeath, quiere acabar con todo el universo abriendo vacíos para reducir todo a la nada más absoluta. En medio de esta interesante propuesta caben desde dramas familiares hasta chistes de todo tipo. Como ya he dicho, en qué consigamos fijarnos depende más de nosotros. ¿Es el humor y el colorido un recurso para huir de la tristeza? ¿Acaso fue hecho deliberadamente para tener una doble lectura según la edad y mentalidad de quien lo juega? No lo sé al 100%.
El sistema de juego es increíblemente profundo. De base nuestros personajes son unos auténticos inútiles, así que deberemos asignarles diferentes jobs según los vayamos consiguiendo. Cada job, representado a través de trajes (a cada cual más extravagante), permite acumular puntos de experiencia con los que se aprenderá permanentemente alguna habilidad. Así podremos ir haciendo cambios según las preferencias y requerimientos, mezclando habilidades y stats. O sea, el sistema de Final Fantasy III pero rizando el rizo. El éxito o el desastre depende de nuestra pericia manejando tal sistema, ya que según avanzamos en el juego se vuelve cada vez más complicado mejorar a los personajes. Tener más o menos claro el sendero que queremos llevar es clave para que la aventura sea llevadera. Y creedme que no va a ser fácil, porque la cosa se vuelve muy dura hacia su final.
Otra cosa a la que prestar atención es la banda sonora, como ya he dicho más arriba. El leitmotiv de toda la obra es la base temática de Lenna, una de las protagonistas femeninas, y es de los más bellos de la saga. Con él se crean temas tan dulces como The Day Will Come, pero es que demás podemos escuchar bases y estilos que Nobuo Uematsu usaría más adelante en FF VI y FF VII. De hecho hay canciones que podrían encajar perfectamente con la afamada séptima entrega, como por ejemplo Beyond the Deep Blue Sea, Sealed Book o The Decisive Battle.
Final Fantasy V es extraño en prácticamente todos sus aspectos, y eso le da su toque personal y su carisma. Sobresale tanto que nada constantemente entre dos aguas. Creo que si la segunda entrega fue un experimento de jugabilidad, esta quinta fue un experimento narrativo. El IV era demasiado directo, así que probablemente querían hacer del V algo más rico y lleno de matices, jugando con dobles lecturas que lo hiciera un cuento con enseñanzas serias, una cierta fábula. Y esto no es descabellado, ya que pulirían la fórmula para usarla en el VI y sobre todo el IX. Es por ello que recomiendo jugarlo, pero intentad que sea la versión de SNES o bien el remaster de Game Boy Advance debidamente parcheado con la música original, o perderéis la esencia original que merece conservarse.