Más allá del fútbol y del basket
Los juegos de deportes siempre han tenido unas sagas referentes. El reinado del fútbol y del basket se ha trasladado a los videojuegos de la mano de NBA 2K y FIFA. Frente a este paradigma surgen otras modalidades menos populares como el tenis o el golf. Este último con varios títulos como PGA Tour, pero sobre todo la saga Everybody’s Golf. Una marca que en 2017 cumplió con su última entrega 20 años dentro de la familia PlayStation, siendo así una de sus franquicias más longevas. Desarrollado por Clap Hanz, la versión de PlayStation 4 se ha convertido en uno mis exclusivos favoritos de la consola. Mira que el golf me parece un deporte de ricachones, pero es que Everybody’s Golf es un juego divertidísimo y exigente por igual. Una obra que atrapa tanto a los amantes del green como los que no solo son.
Equilibrio entre sencillez y profundidad
Las mecánicas del título son sencillas. Hemos de meter la bola en el hoyo usando varios palos. Mirando nuestra barra de potencia ajustamos la fuerza presionando el botón X. A continuación, pulsamos otra vez X cuando el cursor de la barra vuelva a su inicio para así conseguir un golpe perfecto. Entender el planteamiento es fácil, lo difícil viene cuando quieres ir más allá. Cuando no te vale un par (meter la bola en el número de golpes recomendado) y lo que te satisface son puntuaciones mejores como los birdies o los eagles. Ahí Everybody’s Golf demuestra su profundidad. Cuando es vital controlar la orografía, las condiciones climáticas o las técnicas para dotar de efectos laterales o de retroceso a los golpes. La teoría es fácil, pero en la práctica el juego no perdona. Visitar la hierba alta o los bunkers acaba siendo habitual y con ello las malas puntuaciones.
Este mix entre lo simple y lo profundo también se traslada al contenido del título. El modo de un jugador plantea un recorrido a lo largo de 7 rangos en 5 campos muy diferentes. Desde los desniveles de Alpina Forest hasta los pasillos estrechos de Imperial Garden. Su estructura consiste en ir ganando torneos para al final enfrentarse a unos jefes finales en unos partidos uno contra uno. La dificultad va in crescendo aunque nunca llega a ser muy alta en los enfrentamientos con los rivales, salvo en el último rango. Sencillez. De hecho, la profundidad en este apartado se deriva más de las normas regentes en cada torneo. Unas reglas que dan más variedad y que nos obligan a no caer en la hierba alta o en jugar con hoyos más pequeños, por citar algunos ejemplos.
A estas características hay que sumarle la personalización de nuestro personaje. Conforme ganamos partidas aumentamos nuestra experiencia y con ello nuestras habilidades. En total hay 4: fuerza, control, backspin y golpe espiral. También podemos conseguir palos especializados en cada habilidad y personalizados según nuestros gustos. Mejorar es esencial porque nos permite llevar a cabo golpes antes impensables. Con mayor fuerza podemos completar un par 4 en apenas dos golpes y con el backspin es posible dejar clavada la bola en la hierba para que no ruede más de lo deseado. El apartado de progresión está perfectamente implementado, cosa que hace que nunca te canses de jugar. Además, este sirve para personalizar la vestimenta de nuestro personaje en un conjunto de posibilidades muy ambicioso. Desde un señor formalísimo, con su polo y su boina, hasta un piloto de carreras.
Hay mucho que hacer en Golf Island
Las actividades y modos de Everybody’s Golf están integrados en Golf Island, un espacio abierto por el que movernos. No funciona tanto como un lugar en el que divertirse desempeñando tareas, sino como un espacio de cohesión. Desde aquí podemos elegir el multijugador local y el online. Ambos son lo suficientemente diversos como para divertirnos durante horas. El primero nos propone o un partido en el que cada hoyo ganado es un punto y necesitamos 3 de ventaja para vencer a nuestro rival, o la clásica ronda tradicional. Mientras, la variante online es aún más profunda. Cada día hay clasificaciones diarias donde conseguir premios, torneos internacionales mensuales, salas privadas personalizadas a nuestro gusto e incluso la disputa territorial, un modo exclusivo. Formando dos equipos debemos ganar la ronda a la vez que movemos nuestro personaje entre cada hoyo en el menor tiempo posible.
Es en este punto donde más se aprovecha el “mundo abierto” desde un prisma jugable. La naturalidad de la disputa territorial propone combates más emocionantes en unos recorridos en los que podemos utilizar hasta un carrito. Este uso reincide a la hora de jugar unas rondas libres por tu cuenta, al tener la posibilidad de desplazarse por el campo elegido. Aquí se repiten acciones como las de Golf Island y se añaden otras como la búsqueda de gemas, unos objetos necesarios para personalizar nuestros palos. En general, todos los lugares están cohesionados y esto se traslada a la unión entre personas. La sensación de formar parte de una comunidad está bien conseguida. Lo generado a través de los torneos diarios e internacionales, así como las charlas que podemos mantener con los jugadores por los campos van en esa línea. Todo ello siempre desde el buen rollo.
Música y paisajes para relajarse
Esa es otra de las claves de Everybody’s Golf, el colegueo. Es cierto que se te exige concentración en las partidas, pero al final lo que cuenta es pasar un rato agradable. A ello contribuye todo el juego en sí, véase la comunidad, los menús o los rivales del modo un jugador con sus diálogos. La música es otro elemento a tener en cuenta, ya que nos acompaña en todo momento. Y lo hace con melodías instrumentales para relajarnos y no hacernos perder los nervios. Comprobad vosotros mismos este poder de Clap Hanz.
Visualmente el juego también se propone el mismo objetivo. Sus personajes inspirados en el manga siempre traen consigo un aspecto afable. Es imposible no estar tranquilo al deambular por unos paisajes que gozan de una paleta de colores muy viva con especial atención al verde de las pistas y la vegetación. Por su parte, el despliegue gráfico está a buen nivel, sobre todo por su iluminación o los detalles como las zonas de agua. Lástima de unos dientes de sierra y algunas texturas pobres que dañan el resultado en su conjunto. Donde sí que no hay problemas es en su apartado técnico. El framerate se mantiene estable en 30 fps, algo muy importante ya que un simple bajón podría fastidiar nuestros golpes.
¡Pásalo bien!
Eso dice la caddie Yuka, es decir, la persona que nos acompaña y nos da consejos en nuestras jugadas. Es eso lo que se propone Everybody’s Golf, entretener. Y lo consigue al 100%. Jugar al golf es fácil y a la vez desafiante. Las mecánicas son lo bastante profundas para generar retos y nunca cansarnos. El contenido es extenso para no aburrirnos. Modo de un jugador, online, local, todo ello recogido en un mundo que sirve de lugar de reunión. La obra sabe de su propósito de ser ameno y lo mantiene en todos sus apartados. Pocas pegas se le pueden poner a un juego que consigue engancharte a un deporte que nunca te había interesado. Una vez coges el Dualshock entiendes el porqué de la supervivencia de esta saga. Ahora toca esperar más golf en PlayStation 5. De mientras, a conquistar más banderas en la interminable Golf Island.