El título de Techland deja al aire su nueva fecha de salida

Este comienzo de año se ha convertido en un tropiezo sobre tropiezo, ya que muchos de los juegos con los que se esperaba comenzar este 2020 se han visto obligados a retrasar sus fechas de lanzamiento por diversos motivos. Esta vez el afectado no es otro que Dying Light 2, el juego de supervivencia y parkour en primera persona de Techland, que supone una continuación de su ya famosa y elogiada primera entrega. Los motivos, según el estudio, se basan en el ya típico “completar nuestra visión”, destacando que durante los próximos meses, como jugadores, iremos recibiendo noticias sobre el desarrollo, incluyendo una posible nueva fecha.

Cada uno de estos retrasos puede venir por una u otra razón diferentes entre si, pero lo que sí está claro es la mala gestión en lo que a tiempos se refiere del propio desarrollo. No solo hablamos de que, claramente, el desarrollo del juego no será perfecto ni mucho menos, y más de una vez los errores provocarán retrasos en entregas o avances más lentos de lo que deberían, aunque lo que de verdad es preocupante es donde acaban todas estas problemáticas, y es en el mismo sitio: en el infame crunch.

Ya hablaron de manera sublime mis compañeros Carlos y Pedro Pablo en estos dos artículos sobre la serie de retrasos que acabó con el de Cyberpunk 2077 y cómo se vive el crunch desde dentro respectivamente, los cuales sin duda alguna os recomiendo que leáis para comprender la magnitud que este tipo de casos tienen en la industria y en las propias personas que la sustentan.

El temido crunch no entiende ni de géneros ni de gráficos, y menos aún de estudios grandes o estudios pequeños, lo podemos encontrar en cualquier lado, incluso en los juegos donde menos lo esperamos, pero lo importante es saber cual es su auténtico nombre, que no es otro que explotación laboral. No es un término que podamos separar de su propio origen y es que no debemos, ya que muchas veces cuando hablamos de crunch solemos hacerlo muy por encima sin pararnos a pensar en lo que de verdad significa, y en que no es un caso apartado de la situación laboral de prácticamente cualquier puesto de trabajo. Hablamos de personas que pasan más tiempo en el trabajo que con sus familias, que deben de rechazar los planes que ya tenían organizados porque “tienen que quedarse unas horas para llegar a la fecha de entrega”, obviamente – en la amplia mayoría de los casos – sin remuneración alguna, ya que “es su trabajo”. Debemos de evitarlo, tenemos que darle el sentido original para aportarle el peso que se merece, pues hay mucha gente y sufrimiento detrás de ello, detrás de unos productos que intentan eliminar toda culpabilidad de sus registros. A pesar de la juventud que goza la industria del videojuego, esta ha decidido caer al círculo vicioso en el que se encuentra el resto de sus hermanas, uno donde prima el producto antes que el productor y donde muchas veces los clientes no saben lo que compran debido al blanqueamiento que se hace desde arriba.

¿Soluciones?

Quien sabe si logre haber soluciones ante este gran problema, pero sin duda alguna los brazos cruzados no son una de ellas. Informarte de dónde viene el producto puede servir, pero muchos de estos casos no se llegan a saber hasta que algún empleado, que ya ha alcanzado su límite, decide denunciar la situación en la que se encontraron durante el desarrollo.

La sindicalización parece ser la única capaz de hacer algo. Game Workers Unite, conocidos como GWU, se ha ido ganando un nombre entre los desarrolladores de videojuegos, ya sea por el apoyo que han mostrado a la hora de dar difusión a todos estos casos como por el apoyo logístico o económico que otorgan a aquellos que más sufren estas problemáticas. Incluso con el poco tiempo que llevan activos (aparecieron por primera vez sobre 2018 en Twitter), su expansión ha sido desmedida y no ha parado de crecer, abriendo filiales por todo el mundo, incluso aquí en España.

Como clientes debemos de apoyar de la mejor manera a los desarrolladores y su trabajo, pero como personas que conocemos cómo funciona esto tenemos que informarnos para denunciar algo que jamás debemos de normalizar.