Abriendo las puertas del Valhalla
Las producciones de elevado presupuesto nos tienen acostumbrados a una potente espectacularidad con cierta pretensión de épica que, aunque no siempre consigue alcanzar esa transmisión de sensaciones grandiosas y abrumadoras, suele dejar buenas vibraciones después de pasar un rato divertido en una exhibición de puro derroche audiovisual. Por su parte, tenemos a las producciones más modestas, que requieren de otras estrategias. El indie no puede permitirse construir determinadas situaciones, por lo que recurre a la innovación y a la diferenciación del resto del mercado por otros medios, como puede ser el estilo artístico, en el que los estudios intentan poner un gran empeño, para realmente dotar de una personalidad única a su obra y que la recepción del público sea lo más positiva posible. En otros casos, las mecánicas de juego son la pieza clave, tan enrevesadas y dispares que ningún triple A se habría arriesgado a desarrollarlas, por miedo al rechazo popular. Pero, ¿qué sucede cuando un estudio independiente quiere crear una fantasía épica? Aquí tenemos a Jotun.
La mitología y la epicidad suelen ir de la mano. Numerosas son las historias sobre héroes realizando proezas dignas de los dioses. Una de las más destacadas en este ámbito es la mitología nórdica, sobre la que hemos podido ver mucho a lo largo de los años, sea por producciones televisivas ambientadas en ella, o por los propios videojuegos. Ejemplo más que obvio es God of War que, en su última entrega reestructuró al completo las ideas que teníamos sobre las aventuras del fantasma de esparta, poniéndolo en una complicada situación con los dioses nórdicos. Jotun, por su parte, pretende ser completamente fiel a los mitos de esta cultura y, de hecho, esta es su principal atractivo jugable.
Controlamos a Thora, una guerrera que, al contrario de lo que dictan sus creencias, murió de una forma poco apropiada, en lugar de en el fragor de la batalla. Las puertas del Valhalla están cerradas para ella y, para abrirse su propio camino, se le brinda la oportunidad de impresionar a los dioses. Armada con un hacha de prácticamente su mismo tamaño, toca enfrentarse a los Jotun, gigantes de fuerza inconmensurable que pondrán todo su empeño en eliminarnos. Los combates contra los Jotun servirán de culmen para cada zona, y su diseño es acorde a cada ambientación. El juego queda dividido en dos partes: la mera exploración y el combate con los jefazos, los Jotun, siendo esta segunda la que realmente derrocha recursos y expresividad. Curiosamente, la jugabilidad de Jotun es simple, basándose en el típico ataque simple combinado con un ataque cargado, utilizando el esquive para evitar los ataques enemigos. No necesitamos mucho más para redimirnos frente a los dioses, aunque la ayuda de habilidades extra nunca está de más, como la posibilidad de curarnos o de protegernos con un escudo temporal. Si bien es cierto que en las fases de exploración estas no nos serán muy útiles, tenerlas como respiro en los combates contra jefes es más que bienvenido.
Y es que la exploración es quizá la parte más floja de Jotun. La sensación de epicidad es interesante. Ver cómo Thora avanza por un escenario baldío y gigantesco, con un diseño artístico digno de admiración. La animación artesanal dibujada a mano es su gran destacado pero, una vez más, donde de verdad se nota empeño y dedicación es con los jefes finales, no con los escenarios, aunque sí tienen monumentos puntuales que merecen la pena descubrir. Quizá es la única parte realmente entretenida de la exploración: poder observar cómo se disponen algunos escenarios detalladísimos, con gigantescas estructuras que nos empequeñecen y provocan una gran sensación de soledad. Aquí se encuentran escondidas muchas referencias a la mitología nórdica, acompañadas siempre de un comentario de la voz en off que guía y narra, otro de los elementos más inmersivos. El arte es un trabajo digno de elogio en Jotun.
Quizás, la principal problemática con la exploración es la sensación de que la corta duración del título, entre 3 y 5 horas, se compensa con escenarios algo amplios en exceso. Recuerda enormemente a Shadow of the Colossus, pero en este título la inmensidad sí tenía un sentido. Aquí, no hay mucho más que hacer más allá de recoger las runas necesarias para avanzar y las habilidades (algunas opcionales) que nos ayuden en la batalla. La exploración tiene su interés para los verdaderos fans de la mitología nórdica, pues recibirán estampas interesantes, pero no son tantas como se podría esperar. Las referencias más interesantes se producen en el avance mismo de la trama, como la presencia del árbol Yggdrasil o los propios nombres de los mundos, como Nidavellir (la forja de las armas mitológicas más conocidas), donde tendremos que enfrentarnos a los enanos guardianes de la forja, así como a su líder, uno de los Jotun.
Pese a sus defectos, Jotun es un gran juego con una ambientación única. La banda sonora que acompaña las épicas batallas contra nuestros gigantescos oponentes es genial y hará las mieles de los amantes de la epicidad, que encontrarán en él una obra digna de reconocimiento. Thunder Lotus, estudio al que muchos conoceréis por el futuro Spiritfarer anunciado en el último E3, creó con Jotun una obra muy bien construida que se actualizó posteriormente con su Valhalla Edition, que ampliaba el título con una Boss Rush. Thunder Lotus es también conocido por Sundered, un pequeño juego de acción y aventuras que, tras una actualización permite cooperativo, una apuesta interesante. En líneas generales, son obras bastante divertidas, entretenidas y con un aspecto visual excelente.