CEO que piensa que los juegos no deberían de ser políticos, CEO que no entiende el medio
Noviembre de 2019. Bobby Kotick, CEO de una de las empresas más importantes del mundo de los videojuegos – como es la nacida a través de la unión de dos titanes de la industria, Activision y Blizzard – ha reavivado de nuevo un debate que empezó a desmoronar lo que se venía creyendo la fachada perfecta: la existencia de la política en los videojuegos. Según sus últimas declaraciones, las cuales se recogen de una entrevista que tuvo en la CNBC – y que puedes leer entrando en este link -, los desarrolladores y demás implicados en esta clase de obras no son “los controladores de los ayuntamientos del mundo; solo operadores de las comunidades que permiten que te diviertas a través de la lente de los videojuegos”. Esta controversia no es de hoy ni es novedad (o no debería de serlo), pero tampoco es la primera vez que salpica a la empresa de Bobby. Viendo cómo han intentado solventar estos casos, tampoco será la última.
Dos de los casos más recientes lo encontramos apenas unos meses atrás, remontándonos al 9 de Agosto de este mismo año. En una entrevista que tuvieron los desarrolladores del Call of Duty: Modern Warfare, el cual por aquel entonces no había salido todavía, decían que su juego no iba a ser político. La resolución completa venía a responder si el juego era político o no, contestando que el juego como tal no era político ya que no se enfocaban en hablar de un gobierno específico relativamente actual. En la misma réplica admitían que temas como el colonialismo, la ocupación, la lucha por la libertad y demás temas relacionados sí iban a tener representación en su obra.
Estas incongruencias pueden surgir a la hora de no tener claro qué quieres mostrar o qué no, pero a la hora de la verdad es bastante fácil responder si un juego es o no es político, y es aquí donde pasamos al segundo caso, la expulsión del jugador profesional de Hearthstone Chung Ng Wai, conocido por “blitzchung” apenas un mes después de esta entrevista.
Todo ocurre en el contexto de las movilizaciones, tanto pacíficas como violentas en Honk Kong. Durante el Hearthstone Grandmasters, el jugador en cuestión que se encontraba en una entrevista mostró su apoyo a los manifestantes coreando uno de sus lemas y llevando ropa normalmente usada en una manifestación de ese corte, todo esto a través del medio de Blizzard. La compañía estadounidense retiró inmediatamente el vídeo donde se recogía y procedió a castigar tanto al entrevistado como a los entrevistadores, siendo la sanción de blitzchung la expulsión del torneo que estaba disputando, la suspensión en otros torneos oficiales durante un año y la imposibilidad de cobrar el dinero que había recaudado durante la temporada; mientras tanto los entrevistadores, los cuales en el momento crítico agacharon sus cabezas para que nos se les viera la cara en ese momento, no volverán a ser llamados por Blizzard y serán apartados completamente. Con el paso de los días y el gran apoyo que surgió para apoyar a los reprimidos, Activision Blizzard redujo las condenas principalmente para intentar apagar focos dentro de la comunidad, la cual se mostró bastante descontenta por la actuación.
Esta represión por parte de la empresa que niega la necesidad de incluir política en sus videojuegos es una muestra más de que de por sí, tanto la industria como el propio producto, es imposible separarlo de la esencia de sus creadores. Como bien escribía nuestro compañero Carlos Sánchez en uno de mis escritos favoritos, creación y creador son indivisibles, y nosotros, como animal político que somos (por mucho que algunos se nieguen a ello), encontramos en ello, junto al resto de motivaciones, una razón de peso para movernos en el día a día. La realidad es esa, y cada vez un mayor número de desarrolladores se sienten más libres de hablar sobre estos temas o incluso directamente centrar la política como el eje de sus creaciones, siendo Colestia, creador de A Bewitching Revolution, los que con sus obras rompedoras intentan acabar con el miedo a tratar uno de los palos más escondidos y señalados de la industria.
No debemos de cerrarnos a pensar en que los juegos no tendrán las cualidades de quienes lo hacen. Cuanto más se empeñen en no admitirlo, más tajantes tenemos que ser.