Dictaduras (o no) más allá del PC

Tropico 6 por fin ha sido lanzado en consolas después de esperar un poco tras su salida para PC, que por cierto analizó Ignacio en su momento. Ahora toca echarle el guante a estas versiones, y concretamente lo he hecho con una copia de PlayStation 4. Había que comprobar si esta nueva entrega era tan digna como lo habían sido las anteriores. Soy de esos seres raros que siempre jugó a los Tropico en estas plataformas, y aunque no es su hábitat habitual lo cierto es que se sienten muy naturales. Asi que veamos cómo es el rendimiento en consola y cómo se siente tras su predecesor, ya que Tropico 6 ha incorporado algunos cambios que merece la pena comentar un poco más detalladamente.

¿Que cuál es la gracia de un Tropico? Pues devanarse los sesos con un simulador muy completo que comprende urbanismo, economía y política. Dentro de esos apartados, la gestión de los mismos es igualmente amplia: la lógica de las construcciones y los barrios, el funcionamiento de los edificios y servicios, el tipo de políticas que adoptemos, las diferentes facciones ideológicas, la constitución y leyes de nuestra nación, cómo basaremos nuestra economía, cómo comerciaremos; y un larguísimo etcétera que nos mantendrá pegados a la pantalla durante horas tomando multitud de decisiones. Es a todas luces el simulador total, pero en este Tropico 6 me encuentro con algunos detalles bastante destacables, y como fan de la saga es díficil pasar por alto.

Una conversión de consola muy correcta

Tropico 6 no posee un salto gráfico enorme, pero sin embargo lo compensa gracias a unas mejores texturas, un mejor tratamiento de la luz y mapeados más grandes. El apartado es correcto, se ve bien y cumple perfectamente para lo que está pensado. Su fluidez general es buena y jugaremos cómodamente, teniendo alguna puntual caída de frames cuando nuestro archipiélago esté muy lleno de cosas, con poblaciones muy elevadas, edificios con efectos/movimiento y con una vista de cámara muy cercana de la ciudad. A veces tanta cantidad de detalles pueden tardar unos segundos en aparecer, e incluso notaremos cómo la PlayStation llega a poner los ventiladores a tope. No debemos olvidar la multitud de cosas que simultáneamente se están moviendo en el juego, como los habitantes de nuestra ciudad. Para mí deja patente dos cosas:

  1. Que Tropico 6 tiene una carga gráfica elevada y exprime la consola.
  2. Que a pesar de todo está bien optimizado, porque aún teniendo mayor carga, en líneas generales se mueve mejor que Tropico 5. Y tiene mérito.

El tratamiento de sonido sigue siendo muy bueno. Tropico 6 recupera las raíces una vez más incorporando sus ya míticas canciones de salsa y demás ritmos latinos otra vez con voces. Por fin tenemos de vuelta un soundtrack con letras que se vuelven sarcásticas si tenemos en cuenta el contexto del juego. De todos modos no habría estado de más tener una colección de música más extensa. Una solución a eso es poner en Spotify alguna lista con canciones similares para no perder el ambiente. Por otro lado, los sonidos que se pueden escuchar en la ciudad sí que son muy variados y a veces, paseando por las calles de nuestra urbe, podemos sentir que efectivamente está viva.

Algunas opciones de la jugabilidad han mejorado enormemente, abriendo nuevos caminos sobre cómo queremos gestionar

Metiéndonos en el tema de la jugabilidad, sigue siendo tan buena como ya nos tiene acostumbrados esta saga. Su sistema de ayuda es muy llevadero gracias a que destila el habitual humor, y además han mejorado aspectos que antes eran algo más irrelevantes o estaban desconectados, integrándolos en el todo. Un ejemplo perfecto de cómo han hilado más fino ciertos detalles lo encontramos en la corrupción: nuestro dinero en la cuenta Suiza puede ser usado para comprar todo tipo de sobornos e inversiones, consiguiendo atajos y descuentos en diversas cuestiones que por la vía legal serían más costosos.

Pero claro, cuando se hacen cambios también se arriesga a que salgan cosas no tan buenas. Por encima de todo hay un apartado que no me convence, y es que Tropico 6 opta por cambiar los menús y ofrecer una nueva experiencia. Esta vez han dejado de lado los clásicos menús en rejilla para incorporar unos en forma de anillo, y al menos en consola pueden hacerse incómodos.

Me recordó a Diablo III, que también los incorporó en su momento con un resultado igualmente dudoso. Las cuadrículas siempre han sido una solución prácticamente perfecta a pesar de su aparente tosquedad, y es en estos cambios donde uno se da cuenta de ello. Navegar en círculos con el joystick definitivamente no lo hace más cómodo.

También hay detalles que se sienten un paso atrás. Ha desaparecido la minipantalla en una esquina para avisarnos de eventos como manifestaciones, incendios o la llegada de un cargero. Era un buen detalle visual que en Tropico 6 debería tener aún más sentido con los archipiélagos, y hay pocas explicaciones que podrían justificar su ausencia. El comercio marítimo también es uno de los afectados: ahora solamente tenemos un número determinado de rutas de comercio, y construir más muelles no permite aumentarlas. Esto contribuye a que las exportaciones e importaciones se vuelvan muy limitadas con el paso del tiempo, especialmente en ciudades muy grandes. Ante tal decisión, el jugador se verá obligado sí o sí a invertir en turismo para seguir expandiendo su economía sin depender del comercio exterior. Esa faceta se me antoja muy limitante a la vez que todo lo demás se ha agrandado, y por tanto noto una descompensación. Lo lógico sería que la capacidad de comerciar aumentara según el número de muelles, como ocurría antes. Tampoco podemos ver qué carga traen o llevan los barcos, algo que sí podíamos hacer antes y era un apartado de sumo interés.

Pero que no cunda el pánico ante estos pormenores: sigue siendo un simulador bueno y denso, con incorporaciones maravillosas como edificios famosos de todo el mundo o la vuelta de los discursos del Presidente. Con la expansión de opciones tendremos que ir aprendiendo a gestionarlo todo y escoger el camino que más se adapte a nuestro modo de juego. Fiel al género que representa, puede ser un título largo en cada partida nueva. Puede darnos muchas horas de diversión en cada mapa, y si a eso le sumamos las campañas, las distintas dificultades y el modo de terreno aleatorio tendremos un título básicamente infinito con una rejugabilidad enorme.

Un grandísimo juego lleno de diversión, con montones de cosas por hacer y una conversión a la altura

Galardón-Plata-HyperHypeAún con sus fallos reconocibles en los controles y algunos detalles jugables, es un título altamente recomendable para los amantes del género, poseyendo un port a consola que tiene una buena optimización técnica. Las aspectos positivos enraizados en su ADN son tantos que sería injusto decir que el control lo enturbia todo. A pesar de su cierta torpeza en los menús es un auténtico juegazo, y más allá de decisiones de diseño que podrán gustar más o menos, el trabajo ha sido prácticamente impecable como nos tienen acostumbrados. Divertido, ácido y más sesudo que nunca, se vuelve probablemente el simulador del año, demostrando una vez más que esta saga es una navaja suiza. Por todo ello para mí se merece un sobresaliente, no sólo por su estilo tan reconocible, sino porque difícilmente veremos un simulador que ofrezca tanto de manera tan equilibrada.


Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PS4 cedido por Meridiem Games.