La sangre como única vía de supervivencia en el marco del post-apocalipsis
Code Vein es un juego de acción RPG souls-like con estética anime que se lanzó para PlayStation 4, Xbox One y PC el pasado 27 de septiembre. En él encarnamos a una suerte de vampiro que, tras un detallado tutorial, despierta sin sus recuerdos junto a chica que se encuentra en la misma situación y que nos guía hacia una fuente de sangre, el elixir que mantiene vivos a los de su especie. Al acercarse, nuestro protagonista tendrá una serie de flashbacks y nuestra compañera derramará una gota de nuestra sangre en la fuente en forma de árbol, tras lo cual esta emanará una especie de frutos de sangre. Una vez hecho esto, ambos descansarán a los pies de la fuente hasta ser rodeados por un par de soldados que los llevarán a su base; comienza la aventura.
A nivel de mecánicas de combate es fácil ver el porqué Code Vein ha sido tan comparado con los juegos de From Software, y no es sslo porque se haya publicitado como un souls-like, si no también por todas esas características que comparte con la obra de Miyazaki, entre las que podremos encontrar el uso de armas de todo tipo (desde viscerales espadas, hachas, mandobles y martillos hasta armas de fuego, con tanto ataque rápido como fuerte). Cada ataque, al igual que la acción relativa al esprint o a la esquiva, gastará nuestra barra de energía. También podremos bloquear y hacer parries, siendo estos últimos capaces no solo de eximirnos de cualquier daño recibido, sino también de ocasionar un gran impacto en el enemigo, con la esporádica animación ostentosa con la que el título nos deleitará de cuando en cuando, de una manera un tanto consistente. Contaremos, además, con la opción de realizar un ataque trasero a los enemigos, lo cual, nuevamente, puede que active una animación especial que resultará en un daño masivo para el rival y que, lamentablemente, precisa de un pulido adicional, llegando a ser una forma de abusar de la inteligencia artificial del juego y vencer a ciertos enemigos con demasiada facilidad, mientras que a otros simplemente el uso del backstabbing será tan irregular que dejará de ser una opción.
Claramente esto no es suficiente como para decir que Code Vein es parecido a Dark Souls o a sus congéneres, pero si a lo comentado sumamos una atmósfera opresiva, una curva de dificultad más pronunciada que el promedio, una historia algo críptica, el hecho de poder contar con diferentes builds de personajes que se especialicen en diferentes habilidades, los bosses ostentosos y de gran poder y el uso de muérdagos como puntos de control – donde volveremos cada vez que muramos y donde, además podremos subir de nivel o teletransportarnos a la base o a cualquier otro muérdago que hayamos activado previamente – serán los que nos harán ver que la comparación no solo tiene su razón de ser sino que además a ratos resulta inevitable, tanto para bien como para mal. A pesar de que los juegos de From Software no son los más pulidos de la industria contemporáneos, sí saben hacer muy bien lo que se les da bien, ganándose así a un público fiel pero exigente a la vez que ha resultado difícil de contentar con entregas exteriores al estudio de desarrollo japonés.
Pese a lo odioso de los citados paralelismos, hay algo que se ha de reivindicar, y es que Code Vein está muy lejos de ser un vil copia y pega. Nada más lejos de la realidad, el título cuenta con una identidad propia y, sobre todo, un estilo muy diferente a la saga a la que se hace referencia. Y con ello no hablo solo del hecho de que posea una estética – y una trama – bastante menos occidentalizada, sino también de su estilo de rebozar tanto en el diseño de los personajes, los enemigos, los bosses y, por sobre todo, en los ataques especiales que ya he mencionado anteriormente, y que peculiarmente irán variando según que ropa usemos. Cada ropa tiene sus propias características únicas y pertenece a un grupo diferente de builds. Así, podremos encontrar ropa orientada para cada tipo de personaje y con diferentes tipos de ataques especiales, unos que seremos capaces de utilizar cuando tengamos nuestra barra de Concentración al lleno. Entre estos ataques especiales también está considerado el parry y un ataque cargado, especial para rematar enemigos que estén o noqueados o inmóviles. Un ejemplo de esto son los estados en los que entran algunos bosses al cambiar de fase, lo cual implica que cambiarán su set de ataques por, usualmente, un patrón más agresivo y por ende más letal.
Cabe destacar que la citada concentración es una pequeña barra que se llenará cuando esquivemos ataques en el último segundo y que, una vez llena, permitirá lanzar un ataque especial que variará según la ropa que utilicemos. Entre estos ataques se encuentra una cola de escorpión que elevará al enemigo por los aires y un par de canes que aparecerán desde la espalda del personaje y morderán y despedazarán a su presa. Todo siempre en un tono family friendly, como podéis ver.
Los jefes, por otro lado, son el segundo aspecto estético que más me llamó la atención y, por suerte, sus mecánicas de combate están a la altura de su presentación. Siendo divertidas a la vez que desafiantes. Aunque si de dificultades algo irregulares, siendo, por ejemplo, el segundo boss del juego significativamente más fuerte que el primero y el tercero y sólo un poco más complicado que el cuarto boss. Por lo que la curva de dificultad presenta algunos picos bastante pronunciados. Asimismo, el diseño de los niveles es un poco decepcionante. Cada nivel por sí sólo se siente bastante monótono y repetitivo, por lo cual sería muy fácil perderse y resultaría frustrante, razón por la cual Code Vein incluye un minimapa que no solo mostrará el área circundante según vayamos desbloqueándola abriendo un tipo especial de muérdagos, sino que además mostrará nuestros pasos para esclarecer por dónde hemos pasado y por dónde no. También servirá para que nuestro compañero/a nos indique objetivos cercanos o para encontrar a NPCs amigables con los que podremos tomar misiones secundarias – que consisten básicamente en eliminar a X enemigo – o a intercambiar objetos.
En la base, encontraremos una diversidad de opciones que van desde elementos cruciales para el desarrollo de nuestro personaje y su fortalecimiento hasta elementos anecdóticos algo cuestionables. En el primer grupo están la tabla de misiones que nos indicará a dónde debemos ir a continuación, la vendedora de armas y nuestra compañera del principio del juego que nos ayudará a recuperar vestigios -que son básicamente recuerdos de vampiros que perecieron- que nos permitirán desbloquear nuevas habilidades para nuestras builds. Dentro de lo opcional pero que no deja de ser importante está el sujeto que nos llevará a unas especies de mazmorras subterráneas a las que podremos acceder tras encontrar sus respectivos mapas por el mundo, donde podremos enfrentarnos a enemigos pasados con movimientos o poderes adicionales al estilo Bloodborne con sus mazmorras de cáliz. También, podremos elegir a quién llevar de compañero durante el desarrollo del juego o si querremos jugar solos, lo cual impactará de forma determinante en la dificultad del título. Y, por último, dentro de lo más anecdótico está el espejo donde podremos retocar el aspecto físico del personaje -el cual es menú bastante amplio con múltiples opciones-, una zona de aguas termales que sirve para… nada en realidad y unas camas donde podremos recostar al personaje y que no tienen mayor motivo que para servir para ciertas cinemáticas que sucederán en el transcurso de la historia.
Un árido e imperfecto universo capaz de saciar a los más hambrientos
Si bien Code Vein cumple muy bien en ciertos aspectos como el diseño artístico, los bosses, el sistema de combate – al menos en su mayor parte – y la diversidad de opciones para enfrentarse a los enemigos, también es culpable de conformarse demasiado en ciertos aspectos sólo porque apunta a asemejarse a los títulos de From Software, que si bien son los mejores en lo que pretenden lograr, también pueden resultar muy poco pulidos en el área más técnica de cada uno de sus títulos, con la excepción de Sekiro. Por esto es que detalles como el irregular uso de los backstabs, la sensación de que los personajes flotan por el escenario o el diseño plano de sus niveles resultan tan agravantes, porque si tratas de compararte con juegos del peso de los Souls, todos buscarán alguna forma de encontrar alguna pega en su diseño y tirar desde ahí. Aún quitando eso, Code Vein es un título más que cumplidor, resultando entretenido a nivel de mecánicas y de visuales. Si bien la trama es algo que pueda pegar con unos y no con otros – siendo yo más del grupo de los segundos – y con uno que otro traspié a nivel de rendimiento, esto no quita que el título sea divertido y que tenga mucho que ofrecer más que ser “un Dark Souls, pero anime“.
Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por Bandai Namco.