¿Justifica esto la falta de contenido?
Hace no mucho hablamos en nuestro HyperHype Podcast de la situación en la que se encontraba Xbox como marca y ecosistema en el mercado actual, con una Xbox One (y su modelo vitaminado X) que no han tenido el éxito que se les presuponía, por varios factores. Por este factor, y unido a diferentes movimientos que esta llevando a cabo Microsoft respecto a su consola, creo que han dado definitivamente por perdida cualquier batalla con Sony a corto plazo y se han propuesto impulsar Xbox como un proyecto a largo plazo.
El ecosistema perfecto necesita contenido, y no solo reciente
Desde el anuncio de Xbox One, allá por 2013, desde Redmond dejaron clara su intención de crear un ecosistema centralizado, muy al estilo de Apple con sus productos, con Xbox One como aparato multimedia, Windows 10 en ordenadores y tabletas, y Windows Phone en smartphones (pese a su muerte prematura). El cambio de arquitectura de Xbox 360 a Xbox One iba enfocado a potenciar este aspecto a largo plazo, pero otras acciones han sido mucho más notorias que esta cuestión técnica, como el constante aumento de títulos retrocompatibles con la última generación de consolas, o el más reciente (y que ha pasado hasta cierto punto desapercibido) Xbox Play Anywhere, que permite disfrutar de un título tanto en PC como en Xbox One con solo una copia adquirida.
Si volvemos al tema de la arquitectura, es sencillo ver la dirección a la que apunta Microsoft. Xbox One (y su modelo X) son, en esencia, ordenadores, con sus particularidades a nivel de hardware (memoria dividida en el modelo estándar, y GDDR5 unificada en el caso de X), pero ordenadores al fin y al cabo. Este tipo de estructura no debería ser cambiada bajo ningún concepto en el hipotético caso de que llegara una sucesora de Xbox One X, ya que ahora mismo, con unos pequeños cambios a nivel técnico, dispone de todo el catálogo de PC para Windows 10, Xbox One, y parcialmente, de Xbox 360 y la Xbox original sin necesidad de gastar demasiados recursos. Dicha biblioteca de juegos, de salida para un nuevo modelo, garantiza como poco que los usuarios tendrán algo a lo que jugar.
Pero no todo va de juegos antiguos y nuevos, sino también de su distribución. El “Always Online” fue una de las causas del fracaso que supuso la presentación de la consola en 2013, y pese a que incorporaba ventajas, las contras que suponía no hacían que mereciera la pena. Ahora mismo, con un mercado digital mucho más potente en consolas si que puede ser un buen momento para seguir imitando un modelo que en PC ha, literalmente, arrasado con todo, Steam, con un buen servicio a precios por título irrisorios en ocasiones. Xbox Game Pass pretende, si bien no imitar esto, plantear un modelo de distribución únicamente digital que no restringe el ecosistema, sino que se añade como opción para aquellos que así lo deseen.
Es cierto que Microsoft ha cometido muchos errores con Xbox One. Además de la conexión permanente a internet, el incluir Kinect de serie en la distribución de la consola, para luego quedar relegado a un segundo plano, es otro ejemplo. No es la primera vez tampoco. Con Xbox Live Gold en PC tuvieron que recular rápidamente, pero es cierto que en consola, pese a que yo no defiendo el pago por el simple hecho de poder jugar online, es cierto que la parte de infraestructura es muy superior a la competencia.
¿Para qué va Xbox One a competir contra Windows?
Hablando de competencia, ese es un punto clave del ecosistema que quiere Microsoft. Desde hace un tiempo, en sus conferencias se oye “juego exclusivo en consola”, dando a entender que dicho producto también se lanzará en PC. Es lógico que quieran dirigir sus propuestas en ese sentido, dado que cualquier persona que pretenda jugar en PC va a tener que hacerlo sí o sí a con Windows (Linux no ofrece un buen soporte para juegos en este momento, y SteamOS no parece dar demasiadas señales de vida). Es comprensible por esto que atraigan a esas Third Parties a lanzar juegos para ellos, dándoles dos mercados grandes, incluso tratándose de indies (como Cuphead, sin ir más lejos).
Evidententemente, a largo plazo, Microsoft tiene muchas papeletas para acabar dominando, aunque no sea explícitamente, la industria del videojuego. Si bien desbancar a Steam como tienda digital por excelencia con Microsoft Store se antoja complicado, Windows si que parece inamovible como sistema operativo. La convergencia, el objetivo final, es muy sencillo entre sus plataformas, con contenido compartido entre todas ellas. A nivel de videojuegos, es cierto, tiene aún que ponerse las pilas si a corto plazo quieren seguir siendo relevantes, pero es incuestionable que el futuro de la marca Xbox está vivo.