El gran retorno de los buscacámaras
Cinco años han pasado desde que disfrutáramos del festival de humor soez y absurdo de Borderlands por última vez con Borderlands: The Pre-Sequel. Y nada menos que siete años desde que pudimos explorar el último capítulo numerado de la saga, cronológicamente hablando. Los fans de la exitosa saga de Gearbox llevábamos años esperando conocer a los nuevos buscacámaras y enfrentarnos a los enemigos más cabronazos de Pandora, de liarnos a tiros mientras alguien nos gritaba que quería convertirnos en una bicicleta de carne. Por fin llegó la hora del caos, y desde Pandora toca expandir el negocio a toda la galaxia. Con este análisis te vamos a contar si Borderlands 3 ha cumplido con las expectativas que ha generado.
La Pandora más sectaria
De la tiranía corporativa de Hyperion y Jack El Guapo damos el salto al sectarismo más fanático y rocambolesco que hace de eje central en la trama de esta nueva entrega. De vuelta en Pandora, encarnando a los nuevos sucesores de los buscacámaras, nos encontramos con un marco argumental que parece combinar los mundos de Mad Max y Far Cry 5, todo aderezado con el tinte de humor barriobajero y absurdo que caracteriza a Borderlands. Las tribus de bandidos tan típicas de Pandora se han unido bajo una sola bandera, abrazando la locura de un culto sectario y fanático (si es que se podía estar más loco que de lo que nos habían mostrado en anteriores entregas). Bajo el liderazgo de los crueles y pintorescos hermanos Calypso los bandidos han formado una suerte de mega-tribu conocida como Los Hijos de la Cámara, adorando a estos artefactos alienígenas por encima de todas las cosas. Aprovechando la vena más psicótica y fanática de los bandidos, los gemélos Calypso se han autoproclamado dioses, y mientras utilizan a los bandidos como marionetas para llegar hasta la Cámara les aseguran la salvación.
Las Cámaras alienígenas siempre han sido el elemento central en el desarrollo argumental de esta saga, conforman un componente místico y “más serio” dentro de la locura hilarante de Borderlands, y son el objetivo final de nuestras aventuras. Ahora bien, en Borderlands 3, siguiendo lo que se nos revela al final de la segunda entrega, tendremos que atender no a una, sino a muchas Cámaras dispuestas por toda la galaxia. Así pues, nos enfrentaremos a una carrera contrarreloj y en desventaja, todo por hacernos con las Cámaras antes de que los gemelos Calypso pongan sus manos sobre ellas y desaten el caos en las tierras fronterizas. O antes de que se adueñen del caos que ya reina en el universo de Borderlands, mejor dicho. A todo esto se suma la típica guerra corporativa que ya hemos visto en anteriores entregas, permitiéndonos conocer un poco más del lore de esta saga, que se esconde bajo esa capa de humor absurdo y soez. En esta ocasión podremos conocer los entresijos de las compañías Maliwan y Atlas, como lo hicimos en Borderlands 2 con Hyperion. En este aspecto encontramos un signo de repetición respecto a la entrega anterior, el líder de Maliwan es una especie de reciclaje de lo que ya vimos con Jack El Guapo, aunque con menos personalidad. Y lo mismo se podría aplicar a la mayor de los hermanos Calypso, la Reina Divina Tyreen. Ambos personajes siguen la estela de Jack El Guapo; un despotismo cruel y tiránico teñido de humor infantil, al menos a grandes rasgos, por lo que se echa de menos un toque algo más fresco a la hora de crear al villano de esta historia.
El universo, en continua expansión
Boderlands 3 es una expansión de prácticamente todos los conceptos que nos ha mostrado la saga hasta ahora, de distinta extensión y acierto en según qué campos. En consonancia con este nuevo horizonte que explorar, nuestra base pasará de Sanctuary, la icónica ciudad de Borderlands 2, a una nave con la que explorar los distintos planetas en los que se desarrollará la acción, y bautizada con el mismo nombre. Dentro de esta nave se concentrarán los personajes más emblemáticos de la saga, como Moxxxi, Tannis o Ellie, entre otros. Se nos abre así un abanico mucho más amplio y variopinto en cuanto a paisajes y escenarios, y que también dará cabida a un desarrollo de la trama más diferenciado. Es tremendamente gratificante el momento en el que se nos abre esta posibilidad y nos hacemos a la idea de la cantidad de lugares que tenemos a nuestra disposición para descubrir. Esto ha sido, en gran medida, un acierto por parte de Gearbox ya que nos plantea entornos que se habían mostrado muy poco o nada en capítulos previos. Desde ciudades al estilo Bladerunner (aunque arrasadas por el característico caos y desenfreno de Boderlands) hasta idílicos templos y aldeas situados en las cumbres de bellas montañas, como si tratara de Tíbet intergaláctico.
Todo esto está reforzado por un tremendo salto en calidad gráfica del título, que muestra personajes y entornos mucho más definidos y detallados.
Por otro lado – aunque no sin antes mencionar la mejoría muy considerable que se ha producido en cuanto a la expresividad y detalle de los rostros de los personajes -, cabe destacar que en esta entrega se hace una profundización en el trasfondo de elementos clásicos de la saga, como el mundo y vida de las místicas sirenas. Es gratificante recorrer los desérticos y rocosos páramos de pandora al tiempo que podemos viajar a metrópolis de neón y hormigón, o explorar paisajes vedados o cuerpos celestes. Todo este universo se verá enturbiado, en mayor o menor medida, por el caos de la guerra y la violencia de los bandidos, para no perder el espíritu de la saga. Como incentivo para explorar los mapas a fondo se han añadido unos objetivos secundarios, llamados desafíos de la tripulación, y diferenciados de las misiones secundarias al uso. Son encargos otorgados por los personajes de Sanctuary, y que nos pedirán recoger algunos objetos, destruir enemigos concretos o sabotear instalaciones enemigas.
Sin embargo, como reza el dicho, más no es sinónimo de mejor necesariamente. La expansión alcanza a casi todos los aspectos del juego, como ya he mencionado, y la campaña principal se alarga hasta rondar las 30 horas de duración. Como consecuencia de esa búsqueda de estirar las horas de juego, tanto en la trama principal como en la adición de objetivos secundarios, se crean vacíos y paseos innecesarios sin apenas interés para el jugador. Viajes y misiones que completaremos (si es que lo hacemos) en modo autómata, y que desentonan con la sensación general que transmite el título. Borderlands siempre ha sabido crear historias atractivas para el jugador sin caer en la epicidad desmedida, siempre con ese genial toque de humor absurdo y desenfadado, y con Borderlands 3 lo sigue haciendo. Sin embargo, habrá momentos en los que perderemos esa conexión de complicidad con el juego y sintamos que el reloj va más lento.
Pero la expansión de este título va más allá de las horas de juego, la variedad de paisajes o la cantidad de misiones. Los objetos y vehículos también serán más cuantiosos y personalizables. Empezando por los medios de transporte, como es habitual en la saga, cada capítulo conlleva la aparición de un nuevo vehículo. En el Borderlands original teníamos el todoterreno ligero, con la segunda entrega se añadió el camión, más grande y robusto, y con Borderlands 3 se añadido el ciclón. Se trata de una suerte de monociclo motorizado y armado, más ágil y rápido que el resto de vehículos, y capaz de llegar a zonas inaccesibles para el resto. Pero hay más en cuanto a vehículos, en esta entrega podremos personalizarlos más allá de la estética o elegir entre dos armas. Podremos cambiar piezas concretas, como blindajes, guardabarros o ruedas, entre otros, y para acceder a dichas mejoras tendremos que obtenerlas en misiones o desafíos, y de esta manera añadirlas al garaje de Ellie.
En cuanto a las ramas de habilidades o talentos también podremos apreciar cambios significativos en el funcionamiento y desarrollo de los mismos. La base se mantiene igual, tres ramas de habilidades para cada personaje, sin embargo, a partir de ahí todo cambia, y de manera distinta para cada personaje. En primer lugar, algunos personajes, como Fl4k o Zane pueden desbloquear distintas habilidades definitivas y no solo una, como ocurría antes. Por otro lado, a las habituales mejoras pasivas como el aumento de daño o resistencias, entre muchas otras, se han unido unos talentos especiales destinados a mejorar la habilidad definitiva de cada clase. De esta forma, Moze puede añadir un lanzacohetes a su robot, o Fl4k puede hacer evolucionar a sus mascotas. También han cambiado los rangos cabronazos, que ahora estarán bloqueados hasta que hayamos completado la campaña principal del juego. Para los novatos, se trata de mejoras pasivas y permanentes que desbloqueamos cumpliendo ciertos desafíos, y que aumentan las características de nuestro personaje, desde la demora de recarga de escudo hasta la probabilidad de golpe crítico.
Asimismo, si bien de la extensión del mapa y las horas de juego derivan ciertos problemas de monotonía, el aumento de la acción le sienta de maravilla a Borderlands 3. Los tiroteos son mucho más fluidos y frenéticos, decantándose por una acción más directa y ágil, al estilo DOOM. Esto ha sido conseguido a través de una mejora en la movilidad y la kinestésica de los personajes, así como con un refinamiento de las animaciones de movimiento. Se han añadido movimientos nuevos, como la posibilidad de deslizarse tras esprintar o sujetarnos a los salientes tras realizar un salto, y la sensación de impacto al disparar nuestras armas está mucho mejor lograda, combinando un sonido más realista e impactante y un mejor reflejo del daño que causan nuestros proyectiles. Como si todos nuestros ataques fueran más contundentes; vemos más sangre, las balas son más rápidas, etcétera. Por otro lado, los enemigos también colaboran en esta mejora, ya que son más rápidos y dinámicos, y crean la sensación de un enfrentamiento más realista. Buscarán más coberturas en las que resguardarse que en las entregas anteriores, y tratarán de rodearnos en todo momento. Aun así no faltarán los gorilas de turno que atraviesarán el campo de batalla para darnos caña cuerpo a cuerpo.
Sin embargo, no son todo flores y cumplidos. Si bien el combate de Borderlands 3 es un despliegue de fluidez y espectáculo, su interfaz y sistema de menús no es tan acertado, especialmente cuando jugamos en pantalla dividida. Es bien sabido que este es un título que se presta al juego cooperativo, ya sea online o local, y los jugadores damos gracias por cada juego que conserva la opción del multijugador local. El problema viene cuando recurrimos a este modo de juego y observamos problemas que no estaban en las entregas anteriores. En primer lugar no tenemos la opción de recurrir a la pantalla vertical, solo podemos dividirla horizontalmente, y en segundo lugar, y más importante, se observan problemas de rendimiento. Si abrimos el menú mientras jugamos en pantalla dividida sufriremos tirones y caídas de fps, el menú tardará en responder para cambiar de una pestaña a otra, y el jugador que sigue en acción notará tirones e incluso congelaciones de pantalla. A pesar de todas las virtudes del juego, que no son pocas, no es un fallo que podamos pasar por alto, ya que merma la experiencia de juego de manera considerable.
Más acción, más locura
En definitiva, Boderlands 3 es un más que digno heredero del legado que han dejado sus antecesores, que mantiene viva la esencia de la saga y su carácter tan gamberro y original. Sigue siendo el looter-shooter que definió a un género y que se aleja del resto de propuestas, incluso de las que intentan imitarla. Más Borderlands, con mejoras y novedades, pero con el sello de siempre; acción desenfrenada, humor absurdo y mucha diversión. Tiene muy pocos problemas que lastren su gran resultado final y es una maravilla del medio que roza la perfección. La vuelta a Pandora que todos esperábamos.
Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por 2K Games.