El fantasma de Blizzard
Junto con Allen Adham y Mike Morhaime, Frank Pearce fundó Blizzard, en 1991. Tras 28 años trabajando en la compañía, Pearce a decidido retirarse dejando un mensaje en el sitio oficial de Blizzard, donde describe lo importante que ha sido Blizzard y su comunidad (tanto de desarrolladores como de jugadores) para él. Más adelante, J.Allen Brack, escribe unas palabras en modo de reconocimiento al trabajo de Pearce. Sin embargo, las reacciones al acontecimiento no son para nada lo que uno podría imaginarse. Efectivamente, existe una tristeza porque otro de los fundadores de abandone la compañia, puesto que Morhaime, que además era el Presidente, delegó su puesto a J.Allen Brack a principios de este mismo año; lo cual crea sospechas sobre el posible motivo del retiro de Pearce. Pero las reacciones de la comunidad denotan cierta apatía, no solamente lamentan que Pearce se retire: sino que sus palabras tan optimistas, simplemente ya no resuenen con lo que Blizzard es, para muchos, hoy en día.
“Blizzard es un lugar especial y una comunidad especial y cualquiera con quien interactúes es importante para el viaje de Blizzard en su progreso.”
Blizzard por mucho tiempo ha mantenido su orgullo en ser una compañía que no había tenido que recurrir a ninguna práctica dudosa o dañina a la creatividad de sus desarrolladores “Creemos que los mejores juegos por hacer son aquellos en los que los desarrolladores creen”, dijeron, según este extensivo artículo de Kotaku. La misteriosa cancelación de la segunda extensión de Diablo III, y la aparición del controversial Diablo: Immortal, juego móvil que, según ciertos exempleados que sabian de la entrega, fue hecho específicamente porque la saga era muy popular en China, y porque “puedes publicar algo que sería considerado una versión Alpha aquí occidente y pasaría como una versión oficial allá”, dijeron trabajadores anónimos de Blizzard, que después afirmaron que Blizzard posteriormente tuvo que pulir el juego para una entrega global. Todas estas decisiones, que han lastimado fuertemente a la compañía, parecen ir en contra de su filosofía que pone ante todo la visión de sus desarrolladores, asi como “conectar a las personas a través de los video juegos”, como dice el post de despedida de Pearce. Por todo esto, la renuncia de este último, muy cercana a la de Morhaime, sin duda es para mucha gente, tanto desarrolladores como jugadores, símbolo de la creciente dominación de Activision sobre Blizzard; ya que esta última pertenece a Activision desde 2008.
Parece ser que Blizzard, este último año, ha cambiado sus formas de proceder, a veces de forma drástica y a veces con cierta sutileza. Las recientes inclusiones de juegos de Activision en la tienda virtual de Blizzard no son el único signo de la emergente influencia que empieza a tener. Después de todo, en febrero de este año Blizzard decidió liberar a 775 trabajadores, recortando gastos, pero aun así contratando más personal creativo, mostrando una iniciativa de intentar producir la mayor cantidad de juegos y disminuir los gastos en áreas auxiliares. Puede que esto no sea una práctica poco común, pero para los desarrolladores de Blizzard esto ha sido un gran shock, notablemente cuando la ahora exdirectora financiera, Amrita Ahuja reunió al personal para decirles que la prioridad máxima gastar lo menos posible. Para los trabajadores de Blizzard el departamento de finanzas no tenia nunca la palabra en decisiones de este tipo.
A pesar de todo esto, no podemos simplemente decir que Blizzard “ya no es lo que era” simplemente a causa de Activision; antes de que esta tuviera mas presencia en las decisiones de la compañía, esta ya había tomado decisiones bastante pobres no solo económicamente, pero también lastimando la integridad de sus trabajadores, aun cuando la influencia de Activision era escasa. Notablemente el hecho de cancelar la segunda extensión de Diablo III, en la cual el equipo tras la primera (que resulto ser un gran éxito que salvó el fracaso que había sido el juego original) tenía puesta mucha ilusión. Así mismo, con el regreso de Allen Adham, uno de los fundadores de la compañía, se creó una sección llamada “incubadora” aparte de las secciones habituales de Blizzard. En esta sección se desarrollarían juegos más baratos y fáciles de producir, notablemente juegos para móvil.
Es difícil saber si esto es por una necesidad de satisfacer las demandas de Activision, o si los desarrolladores tan solo querían trabajar en juegos que no consumieran 10 años de su vida, aunque en los dos casos denota convenciones para nada saludables de Blizzard. Todo esto para dar a entender que, si bien es cierto que Activision se ha inculcado muchísimo más en los planes de Blizzard, no es como si esta no hubiese dado ciertos pasos en falso por su propio lado, aunque quizá esto tan solo sea el resultado de la presión de una compañia sobre la otra.
Al leer la despedida de Pearce, al leer palabras tan grandes como “conectar a las personas a través del juego” y la importancia de la comunidad Blizzard, uno no puede evitar pensar en las grandes controversias de Overwatch, como el acoso de la primera jugadora de la liga Overwatch, que resultó ser un smurf, por un jugador anónimo, y que terminó por reavivar la ya bastante cultura misógina del videojuego; o en Heroes of the storm, que el pasado año terminó con todo el lado competitivo del juego, aun cuando había una pequeña cantidad de jugadores dedicada al juego. A pesar de todo, estoy seguro de que los juegos de Blizzard significan, y seguirán significando mucho para muchos jugadores, pero no puedo evitar preguntarme hasta que punto esto es algo bueno, cuando parece ser que esos “valores” originales que Pearce revindica en su carta, parecen ahora solo un fantasma de una época que deja paso a una gran incertidumbre.