Una experiencia única, aunque de nicho
Baobabs Mausoleum Ep. 2: 1313 Barnabas Dead End Drive es, como bien dice el título, el segundo episodio de una serie de tres capítulos desarrollados por Celery Emblem y distribuídos por Zerouno Games. El juego es una aventura narrativa en 2D de vista cenital que sigue a la berenjena detective Watracio Walpurgis tras despertar en un hotel de dudosa reputación – y aún más dudosa higiene – tras los hechos ocurridos en el primer episodio. Ya entraremos en detalle acerca de la narrativa del título, la cual es definida por su autor, Jacob Jazz, como una mezcla que une los géneros de Monkey Island o The Legend of Zelda: Link’s Awakening DX con Twin Peaks y Bob Esponja.
Si leen mi descripción de autor en la página os podréis percatar, más allá de mi nacionalidad, de que soy un fan de aquellos indies que buscan romper géneros y, de alguna forma u otra, expandir los límites del medio, explorando las capacidades de este. Si bien no por eso no dejo de disfrutar experiencias más tradicionales, sí es cierto que aprecio cuando una obra hace algo más allá de lo establecido tácitamente por el mainstream del medio para mostrar algo nuevo o fresco, que tanto parece hacer falta en un tiempo en que las grandes producciones tienen una sensación de similitud que traspasa géneros y compañías por igual.
Aún así, y a pesar de que noté y aprecio lo que trata de hacer Baobabs Mausoleum tanto con su diseño peculiar y con su narrativa orientada al humor de internet de los últimos años, no puedo pasar por alto, ni como jugador ni como crítico, el hecho de que el juego tiene muchas asperezas que debiese limar. No es por ser agrio; tampoco busco exigirle a un juego indie – de los verdaderos, vamos – estándares al nivel de otros independientes de mayor presupuesto ni mucho menos de un triple A, pero sí que veo necesario resaltar dichos fallos con tal de que juegos únicos como este sean accesibles a más personas y, también, para advertir a posibles curiosos del título que, en efecto, el título tiene detalles que quizás les alejen de él.
Siendo más específico, y para no continuar con esta introducción mística que puede que os asuste más de lo debido, debo mencionar que el tipo de asperezas que noté en el título son, en su mayoría, pequeñeces que no impiden el disfrute del juego, pero que sí, en una vista general, afectan a la experiencia de una manera u otra. Estas pequeñeces, que ya ustedes verán cuán pequeñas son, van desde que el juego se cuelgue hasta un máximo de un par de segundos al cambiar de una pantalla a otra – en vez de, por ejemplo. mostrar una pantalla de carga – hasta diálogos que no están en español, pasando por una experiencia del juego que no acaba de sentirse completamente pulida. Como bien ya mencioné, nada de esto rompe el juego ni acaba por expulsar a nadie que esté realmente interesado en el juego, ya sea por su estética o su narrativa, puntos que he de decir encontré, si bien no de mi gusto, sí los más fuertes del título.
En la variedad está el gusto
El problema viene cuando la historia o, mejor dicho, como se nos presenta este mundo y a sus personajes, que luego la historia de fondo es más bien normalita, no es del gusto del jugador. Como me ha ocurrido a mí, que no me he sentido atraído ni mucho menos enganchado a lo que nos muestra Baobabs Mausoleum por mucho que lo intente desde sus primeros minutos, dejando en claro sus intenciones. Pero, como esto ha sido una experiencia totalmente personal y como, también sé que un colega al que respeto mucho tiene una vista diametralmente diferente a la mía, es que no quiero quitaros la ilusión a este título si es que os interesa a priori. En cuyo caso, os recomiendo darle la oportunidad, confiado en que seréis capaz de disfrutarlo, haya sido capaz yo de hacerlo o no.
Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Zerouno Games