Las historias de zombis no son siempre lo mismo
En 1968, con La Noche de los Muertos Vivientes, George A. Romero puso a girar una rueda que acabó por convertir al zombi en un icono incombustible de cultura pop. Así inició una larga filmografía dedicada a los muertos vivientes, que concluyó en 2009 con Survival of the Dead, y que dejó una estela de influencia que seguirían muchísimos títulos de otros autores. Hubo incursiones previas del cine en el terreno de los muertos vivientes, como La Legión de los Muertos sin Alma (1932) o Revenge of the Zombies (1943), sin embargo, en estas obras el zombi obedecía a otros patrones como los rituales vudú y animistas, o al mandato de un villano que los utilizaba como ejército con el que conseguir un fin. Fue el cine de Romero el que nos trajo al “zombi moderno”, al nacido de una infección que convertía a la gente en bestias caníbales, más o menos inteligentes según el caso.
En el caso de los videojuegos los zombis también han sido tremendamente prolíficos y han arrastrado sus pútridas extremidades por géneros muy diversos. Los jugadores han podido lidiar con la amenaza de los muertos vivientes de maneras tan diferentes entre sí que se haría difícil creer que todas giren en torno a los zombis. Desde experiencias introspectivas, oscuras y agobiantes hasta simpáticas guerras entre flores y muertos vivientes en un jardín trasero.
En 1986, una joven Ubisoft lanzó Zombi, un videojuego inspirado en el cine de Romero, y que vio su versión remake en 2012. Llegaba así el primer título en el que el jugador tenía que enfrentarse al peligro de los muertos vivientes. Era una aventura de acción y decisión, que se basaba en la gestión de recursos y toma de decisiones, y que claramente bebía de las aventuras gráficas que años antes habían aparecido en el mercado. Podría considerarse una versión muy rudimentaria de los títulos inspirados en The Walking Dead de Telltale Games. Poco después, en 1992 llegó Alone in the Dark, el considerado como pionero del género survival horror y que daba un gran salto a nivel de interactividad. En esta ocasión pasaríamos de la gestión de pantallas a controlar plenamente a un personaje mientras explorábamos un amplio escenario, recogíamos y administrábamos recursos, resolvíamos acertijos y nos enfrentábamos a enemigos en tiempo real.
Aunque Alone in the Dark diera el pistoletazo de salida al género, el rey indiscutible del survival horror llegaría en 1996. Capcom lanzó Resident Evil, el que sería el mayor referente para los zombis en el mundo del videojuego y que engendraría una larga descendencia, con mayor o menor acierto en según que entrega. El concepto que nos trajo Alone in the Dark fue llevado más allá con la obra de Shinji Mikami que apostaba por un mayor tratamiento de la acción y el combate, y que además contaba con la tecnología suficiente para crear escenarios más realistas y oscuros, aumentando así la sensación de terror en el jugador. Resident Evil continuaría gozando de buena salud durante varias entregas, destacando Resident Evil 2, Resident Evil 3 o Resident Evil Code: Veronica, que ampliaron y exploraron ciertas novedades, siempre dentro de lo que propuso la primera entrega. A partir de Resident Evil 4 la fórmula cambió radicalmente, tanto que prácticamente abandonaron el concepto de los zombis para sustituirlos por otras amenazas. Dentro de las ideas que plantean estos títulos, aunque con ciertas variaciones, podemos encontrar otras obras con patrones similares, como Extermination (2001) o Cold Fear (2005). El punto en común entre todas estas obras es el tratamiento del zombi en un entorno cerrado e intimista, opresivo para el jugador. Además, los recursos que se le facilitan para combatir la amenaza son más limitados de lo que encontramos en los juegos de acción habituales, provocando que el jugador sienta un terror angustioso y una amenaza de muerte constante.
Sin embargo, el zombi ha coqueteado con otros estilos, entre ellos los mundos abiertos y los modos multijugador, en los que la amenaza intimista se convertía en una amenaza masiva. Como pasa en el cine con películas como 28 Días Después (2002), títulos como Left 4 Dead (2008), los modos zombis de Call of Duty, World War Z (2019) o Days Gone (2019) enfrentan al jugador o jugadores a grupos masivos de zombis. En este modelo la amenaza deja de causar ese efecto constrictor sobre el jugador, la tensión que se consigue es totalmente distinta. Lo esencial en estos títulos es mantener los cinco sentidos focalizados en controlar los grupos de enemigos y el entorno en el que nos movemos. Ya sea en modo multijugador o como jugador individual, la acción es mucho más frenética y solemos disponer de muchos más recursos que en los survival de entornos cerrados, y en consecuencia la acción se dispara.
Al igual que pasó en el cine con Zombieland (2009) muchos videojuegos han querido dar al zombi un tono humorístico.
Una muestra de ello es Dead Rising (2006), el cual causó algunos problemas legales a Capcom, dado su parecido argumental con El Amanecer de los Muertos, la película de Romero. En este título un grupo de supervivientes, incluido el fotoperiodista al que controlamos, se refugian en un centro comercial contra la plaga de zombis. A pesar de contar con un trasfondo serio y dramático, Dead Rising está cargado de humor. Algunos diálogos, o algunas mecánicas jugables como la posibilidad de utilizar juguetes o vestir a nuestro protagonista con ropa de niño convierten la matanza de zombis en un espectáculo de pura diversión. El popular Plantas vs. Zombis (2009) conquistó al público con una simpática e inocente representación de los zombis, en un título de acción estratégica que presenta una guerra entre plantas de jardín y muertos vivientes. Este título se ha extendido por multitud de plataformas en numerosas entregas, dejando clara la versatilidad del recurso zombi.
Para finalizar podemos citar un ejemplo más reciente, Strange Brigade (2018) presenta de nuevo a los zombis de origen paranormal y los rituales vudú, en una aventura de acción al más puro estilo de Indiana Jones, también aderezada con humor y un tratamiento paródico de los muertos vivientes. Con estas muestras queda clara la capacidad de adaptación de los zombis y el amplio abanico de obras que han protagonizado en el mundo del videojuego.