"Te voy a romper el pescuezo con mis propias manos"
Driver es una saga de videojuegos principalmente de conducción y acción, a veces en misiones lineales establecidas una tras otra, y, en otras, es de mundo abierto. Lo cierto es que la franquicia ha visto muchos cambios a través de los años y no por razones más que, simplemente, nunca pareció hallar su lugar dentro del mercado videojueguil. Quizás para muchos de ustedes sea completamente desconocida, o sólo conozcan Driver San Francisco, que, sin ser la última entrega, fue la última en hacer algo de ruido.
Si es una saga tan irregular y que ha volado bajo el radar por casi toda su existencia, entonces quizás os preguntaréis por qué dedicarse el tiempo a hablar de ella. Bueno, tengo dos sólidas razones. Una, que hoy me tocaba publicar una nota y segundo, que, tal y como dije en mi homenaje a la saga de Grand Theft Auto, Driver fue mi inducción a los juegos de mundo abierto y me marcó su alta dificultad y su estética única para la época. Es por eso que ahora nos adentraremos en ésta y trataremos de analizar qué salió mal con la saga y el por qué, es momento de despedirme de ella.
You are the wheelman
El primer título de la saga, cuyo subtítulo es el que ven justo arriba de estas palabras, salió el 25 de junio de 1999 en Europa para la PlayStation y, para Game Boy Color en abril del año 2000. Este título tuvo una buena recepción tanto del público cómo de la crítica, obteniendo, en su versión para la consola de Sony, un 84 sobre 100 en el sitio Metacritic. Esta entrega situaba a John Tanner, oficial de policía de Nueva York, como agente encubierto para descubrir las intenciones de un sindicato criminalizado liderado por Castaldi. Desde esta entrega, y quizás más que en ninguna otra, se puede notar el nivel de exigencia que la saga de Infogrames y posteriormente de Atari traería consigo, siendo un juego conocido por tener un tutorial demencial, donde se debe realizar una serie de trucos avanzados con un auto en un estacionamiento público con un más que estricto límite de tiempo. Para seros sinceros, yo soy uno de los muchos que no logró pasar el tutorial. Sí, una mierda de periodista, ¿no? Pero más allá de la dificultad, la razón por la cual no invertí el suficiente tiempo para superar la barrera de entrada a este título fue que yo me introduje a esta saga con su segunda entrega, la cual no sólo es por lejos mi favorita, sino que es la razón principal del por qué estoy escribiendo estas palabras.
Driver 2: Back on the Streets o The Wheelman is Back para el continente americano, fue lanzado 3 años después de la primera entrega, en 2002, tanto para PlayStation como para Game Boy Advance. Este título nos traía de vuelta a John Tanner, en una misión encubierta para descubrir la relación entre Lenny, un contador de poca monta y su relación con el crimen organizado, tras un atentado contra este en un bar de Chicago. Esta entrega, al igual que la anterior, también se ambienta en cuatro ciudades diferentes, con la excepción que dos de éstas no son de Estados Unidos, sino que son La Habana, de Cuba y Rio de Janeiro de Brasil. Además, y como gran novedad, este título incluía la opción al jugador de bajarse del auto y poder tomar virtualmente cualquier otro vehículo del juego, en respuesta al recientemente lanzado Grand Theft Auto III.
Aquí déjenme detenerme por un momento, que os quiero explicar un poco el por qué esta saga significa tanto para mí. Cuando era un pre púber o como queráis llamarlo, las únicas consolas que conocía eran Super Nintendo y Sega Génesis. Entonces, un día, mi mejor amigo fue a mi casa con su PlayStation y, entre los títulos que poseía, estaba nada más ni nada menos que Driver 2: The Wheelman is Back. El juego comenzaba con una introducción FMV que me voló absolutamente la cabeza y me dejó enchufadísimo en la trama. Si a esto le sumamos su estética de película policial de los setenta con recapitulaciones tipo serie de televisión cuando reanudabas una partida y el descubrir el mundo abierto por primera vez, estaba ante toda una revolución para mí. Jugábamos horas y horas a este título de dos CDs, haciendo el tonto en el modo libre, subiéndonos a vehículos, chocando a otros y escapando por el mayor tiempo posible de la policía. Y a repetir. Finalmente, cuando obtuve la consola de Sony, no dudé en que el primer título que jugaría sería a éste. Las misiones eran una locura tanto por sus objetivos -como perseguir a un tren a través de la ciudad en un automóvil- como por su dificultad. No fue ahí, sino muchos años después y tras mucho sudor derramado y úlceras estomacales que logré pasarme el juego, en mi misma mítica PlayStation. En el intertanto, obtuve la hermana menor de ésta y jugué a Driver 3, el cual nos traía nuevamente a Tanner, persiguiendo a Charles Jericho, un criminal con el cual nos habíamos aliado en el segundo juego para detener al ya mencionado Lenny, quien, siendo un sicario que trabajaba para una mafia, traiciona a sus jefes y se convierte en el líder del crimen organizado. Este título, si bien lo disfruté bastante, siendo uno de los primeros que jugué de aquella generación de consolas, sería el primer paso hacia el declive de la saga, desde donde no lograría recuperarse.
Pérdida de identidad y de posición en el mercado
Driver 3, o Driv3r, fue el primer título de la saga en recibir críticas mixtas, siendo alabado por algunos y despotricado por otros. Es cierto que, siendo publicado el mismo año que Grand Theft Auto: San Andreas, y tratando claramente de ser como su competidor, la verdad es que se quedaba bastante atrás tanto en lo técnico como en las posibilidades del gameplay en sí. Rumores de un desarrollo problemático y de haber sido lanzado “incompleto” comenzaron a surgir y con razón, por la sensación de juego extraña y, a veces incluso, errática.
Tras este paso por el mal camino, Atari trataría de darle un soplo de aire fresco a la saga con Driver: Parallel Lines, siendo el primer título de la saga que no se ambientaría en varias ciudades, ubicándose exclusivamente en Nueva York, solo que en dos periodos de tiempo.
Además, por primera vez, el protagonista ya no sería John Tanner, sino que Terry Kidumms, un conductor de escape para criminales que es traicionado y enviado a la cárcel, donde transcurre el paso del tiempo que mencione anteriormente. Este título, mucho más que el anterior, se centraría en los disparos y menos en la conducción, tratando de ser más un clon de GTA que una franquicia única, y esto se notaría aún más en Driver 76, el cual fue lanzado para PSP y cuenta como prequela de Parallel Lines. Este título fue altamente criticado por su indudable parecido a la saga de Rockstar Games y pasaría sin pena ni gloria, al igual que las dos entregas anteriores.
En este periodo de tiempo fue cuando desempolvé mi vieja PlayStation y, decidido a terminarme uno de mis juegos favoritos de ésta, comencé una vez más Driver 2. Tras meses -y no exagero- de sufrimiento y esfuerzo logré superar este título. Y he de reconocer que la dificultad no era del todo intencional, sino que el bajo framerate, el diseño de muchos niveles y escenarios intencionadamente o no añadían su cuota de dificultad artificial al título. Aun así, por nostalgia y por mi enamoramiento de la estética de serie policial, fue que logré pasar el juego. Un tiempo después, vendría otro título de la saga que completaría, siendo el tercero, contando a Driv3r y que además traería de vuelta al detective John Tanner; Driver San Francisco.
Un leve repunte antes del final
Driver San Francisco, esta vez publicado por Ubisoft, recibió buenas críticas de parte del medio especializado y varios premios como Mejor juego de conducción. En éste, encarnamos a Tanner que, tras un enfrentamiento contra Jericho, queda en estado de coma y, como experiencia paranormal -con un girillo al final que deja las cosas abiertas a la interpretación de quien lo juegue- es capaz de abandonar su cuerpo y poseer a cualquier conductor de la ciudad. Incluyendo esta entrega la opción de cambiar de auto a través de un simple y efectivo menú que deja ver la ciudad desde los aires. Además, por primera vez desde la primera entrega, este título se centra en un 100% en la conducción y la refina a un nivel nunca antes visto en la saga. A pesar de la buena recepción, las ventas no han de haber complacido a los inversores puesto que los siguientes títulos de la saga serían Driver: Renegade 3D, lanzado para Nintendo 3DS con una mala recepción de la crítica y, a posteriori, un juego free to play para smartphones en 2014, Driver: Speedboat Paradise, el cual, como su nombre indica, se centra en lanchas a motor.
Craso error
En las mismísimas palabras de Jericho, uno de mis villanos favoritos de los videojuegos, he de admitir, con la saga Driver se cometió el craso error de siempre mirar hacia el lado, no crearse un nicho de jugadores sino tratar de quitarle el trono de juego de conducción y acción de mundo abierto a GTA, tarea titánica tanto en esa época como en la actualidad, de apuntar demasiado alto cuando las cosas iban bien y de apuntar demasiado bajo cuando iban mal; de no creer en lo que tenían entre manos. Driver pudo haber sido una gran saga, tres de sus títulos así lo demostraron en su respectiva época, pero problemas adminstrativos y financieros hundieron lo que ésta pudo ser para convertirse en un mero clon, en una alternativa a en vez de poseer su propia esencia. La cual, al menos para mí, era uno de sus puntos más fuertes. Tal y como dije con Silent Hill, no quiero un remake o un reboot de la saga, puesto que, casi seguro, volverían a perder el norte de qué hizo a algunos de sus títulos grandes en primer lugar, tampoco confiaría en una secuela de las aventuras de Tanner, no después del chascarro del coma. Sólo quiero recordar, conmemorar a lo que Driver fue una vez para mí y, con cariño y lástima, decirle adiós.