Worst Romance
Aunque en determinados momentos – usualmente protagonizados por la angustia, la mentira y por la confusión – no lo parezca, soy muy fan de la obra de CD Projekt RED. Es un estudio que me flipa; que siente una verdadera pasión por el detalle, y que, al menos de puertas afuera, cuida muchísimo tanto a sus productos como a sus empleados, profesionalizando todavía más un medio al que todavía le queda mucho camino por delante en ese sentido, y aportando su granito de arena al emergente reconocimiento social y mediático de la industria. Por ello, y especialmente en el campo de YouTube y social media, todo suelen ser risas y alegrías cuando toca hablar de los polacos, porque a nadie se le ocurriría, en su sano juicio, criticar a la empresa que nos ha dado – desde mi punto de vista, y desde el de muchos otros – el mejor juego de toda la generación. A casi nadie.
CD Projekt RED lleva años trabajando en secreto. A nadie le cabe la menor duda de que tienen algo muy gordo entre manos, y es que Cyberpunk 2077, probable víctima del fenómeno Half-Life [ser incapaz de alcanzar las expectativas, por ingente que sea la calidad del producto final], podría hacer historia arrebatándole a su propia madre el cinturón de campeón que ya consiguió en 2015, conllevando esto, por supuesto, el empoderamiento definitivo del nombre eslavo como potencia triple A. No es moco de pavo, desde luego, y por eso se deben de tener en cuenta muchisimos factores, debiendo de recaer uno de los principales focos de atención sobre el marketing. Lo entiendo. Y lo entiendo porque el marketing es, al fin y al cabo, lo que probablemente te vaya a hacer posicionar esos 30 millones de copias en las tiendas de todo el mundo, o, al menos, lo que te va a facilitar hacerlo. Pero, ¿es, por ello, algo completamente lícito? ¿Acaso es el de la publicidad un territorio sin ley en el que todo vale?
Durante estos últimos días, las oficinas de CD Projekt RED han estado algo más transitadas de lo normal. Lady Gaga, figura pública internacionalmente conocida por sus excéntricos trabajos en artes como la música o la actuación, ha sido avistada, junto a parte de su equipo, por la sede central del estudio. No es algo de rigurosa actualidad (puede que llevemos oliéndonos cositas así desde hace más de una semana), pero sí es una información que ha sido contrastada durante las últimas horas por medios de gran calado como VG247, que prácticamente podemos dar por cierta. Y, bueno, bien es cierto que, a priori, esto tampoco significa nada, pero resulta más que factible que la cantante y actriz estuviese familiarizándose con algunos de los proyectos que allí se gestan para posteriormente realizar un spot sobre los mismos o incluso formar parte activa de ellos, lo que se antoja como principal posibilidad. Sin buscar un titular demasiado llamativo, podríamos decir que, a buen seguro, Lady Gaga participará – de alguna forma – en Cyberpunk 2077, y personalmente me atrevería a añadir que tomará la forma de algún NPC con algo de peso en términos narrativos.
De por sí, y de darse por ciertas estas confirmaciones, esto no sería algo criticable. Lady Gaga siempre ha sido extravagante (por favor, hagamos un pequeño remember de su cosplay antivegano), y su aparición en un título de estas características podría, de hecho, sumar enteros al conjunto, siempre y cuando se realizase con tino y respeto. No obstante, ¿se está contando con la cantante en una propuesta así porque su filosofía se asemeja lo suficiente a lo que se busca transmitir, o, por el contrario, se está incluyendo como figura social, con tal de potenciar el boca a boca y aparecer en la portada de diarios ajenos a la industria?
No es cuestión de malpensar. En el pasado ya hemos visto cómo compañías de renombre tomaban decisiones de diseño similares, como ese fatídico momento en el que se quiso convertir a ElRubius en actor de doblaje de Sunset Overdrive, o como cuando el propio Imanol Arias quiso formar parte del casting de voces de Battlefield 4 – carne de meme -. Eran dos personas completamente inexpertas en el campo de la locución e interpretación, con las que se contactó claramente para darle un impulso mediático a las propuestas, y no para hacer de ellas unas aventuras de mayor calidad. En The Witcher 3: Wild Hunt, no obstante, se optó por prescindir de actores famosos para apostar por pequeños talentos, que dieron lo mejor de sí para hacer del título esa obra maestra que hoy tenemos el placer de tener entre manos. No me gustaría ver la esencia independiente de aquel estudio corrompida por una innecesaria